La escuela de los chicos que quieren ser bomberos en Ensenada

alecastillo95@hotmail.com

En Ensenada hay una escuela muy especial, porque no tiene alumnos, sino cadetes, las clases se dictan los sábados y el aula es un cuartel. Hablamos de la Escuela de Cadetes de Bomberos Voluntarios Sargento 1º Micaela Soledad Cáceres, llamada así por una integrante de ese cuerpo que falleció en 2022 (ver aparte) y que tiene en su bandera el dibujo de un puma vestido como bombero.

Se creó oficialmente en 2017. Y aunque ya en la década del ‘80 funcionaba un “semillero” parecido con la llamada “brigada mamadera”, que también tenía como propósito entrenar a los futuros integrantes del cuartel, esto es otra cosa: tienen tres niveles de formación definidos por edades, un reglamento avalado por el Consejo Nacional y la Federación Bonaerense de Asociaciones de Bomberos Voluntarios, requisitos de ingreso, uniformes, horarios y evaluaciones.

El cupo, de doce cadetes de entre 12 y 18 años, está completo hasta 2026, cuando tres de ellos pasen a integrar el cuerpo activo y se abran esas vacantes. “Se anotan muchos chicos”, reconoce la sargento Agustina Rinero (38), coordinadora de la Escuela y bombera voluntaria desde 2018.

Otro dato interesante: de los 12 cadetes, nueve son mujeres. Eso sí, casi todos provienen de familias ligadas al cuartel y a la conmovedora costumbre de que a cualquier rutina la interrumpe el sonido de la sirena.

CORAZÓN VOLUNTARIO

El primer día de la capacitación, Agustina les preguntó por qué estaban ahí y todos coincidieron en decir que lo hacían “para servir a la comunidad o ayudar a la gente. Eso es un corazón voluntario”, resalta ella, que también tuvo a su papá y a varios tíos bomberos.

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“Siempre me llamó la atención porque en casa sonaba la sirena y salían todos corriendo, pero cuando yo era más chica mi viejo no quería (que se sumara) porque prefería que estudiara. Es que él sabía el tiempo que te lleva”, cuenta Rinero, quien finalmente se anotó como aspirante, hizo el curso e ingresó. ¿Su motivación?

“Devolver un poco de todo lo que tengo: la salud, las oportunidades; es la herramienta que te permite ayudar”, explica. Como es una actividad ad honorem, trabaja como bombero en YPF.

Los cadetes se dividen en tres niveles, el primero de los cuales agrupa a los chicos de 12 y 13 años; el segundo, a los de 14 y 15; y, el tercero, a los de 16 y 17. “La mayoría son hijos, nietos o vecinos de bomberos -suma Agustina-, conocen el ámbito”.

Por ley, no pueden intervenir en incendios u otros procedimientos antes de los 18 años, “pero sí hacemos prácticas con bomberos” en los entrenamientos de los sábados o en los encuentros que se organizan con cadetes de otras escuelas de la Provincia o nacionales. “Hacen lo mismo que harían en una intervención real”, explica la coordinadora.

Los entrenamientos de los sábados son de 10 de la mañana a 12 del mediodía en el cuartel central de Ensenada, mientras que los encuentros regionales pueden durar un día o más, bajo estrictas condiciones de seguridad en traslados y estadía.

En nuestra Región, la de Ensenada es la única Escuela de Cadetes de Bomberos Voluntarios, aunque en el territorio bonaerense son 75 y 370 en todo el país, con un total de 4.257 cadetes, según datos oficiales.

“En la Federación decidieron ponerle énfasis a estas escuelas porque se dieron cuenta de que los cadetes tienen seis años preparándose, tienen mucho tiempo para pensar si quieren dedicarse a esto y están empapados en el tema”, dice Rinero, aludiendo a las personas que “creen que por ser voluntario pueden hacer lo que quieran. Tenemos muchas obligaciones. Y estos chicos las conocen y las cumplen. Si siguen es porque verdaderamente les gusta y quieren pertenecer”, ya que la continuidad en el cuerpo también es una posibilidad, “no una obligación”.

El impulsor de esta idea fue Leonardo Curciarello, comandante general y jefe del cuerpo de bomberos voluntarios de Ensenada desde hace 12 años, aunque forma parte del cuartel desde 1989. “Cuando yo entré existía la brigada mamadera”, recuerda, que duró hasta fines de la década del 90. Su objetivo fue “reflotarla, pero como escuela de cadetes, con el reglamento que le permite pertenecer a la Federación” provincial. Para ello diseñaron un proyecto con las experiencias que recogieron de las visitas a otras escuelas, adecuándolo a la realidad de su propio cuartel. La Comisión Directiva lo aprobó y entró en vigencia en 2017. La propuesta se oficializó del todo a fines del año 2022, con la definición del nombre y la bandera, que “le dieron un sentido de pertenencia”.

En primera instancia sumaron a hijos, sobrinos y nietos de bomberos, “porque tenían una base”. Hoy, casi una década después, la próxima será la “tercera camada de bomberos voluntarios” egresados de la Escuela que podrán incorporarse al cuerpo activo tras rendir un examen federativo. A éste lo conforman unas 100 personas, mientras que hay 45 reservistas que cumplieron los 25 años de servicio y pueden ser convocados ante una gran emergencia. No obstante, “uno nace y muere bombero”, acota Leonardo.

Y, al parecer, la vocación se contagia. Sus dos hijos forman parte de la familia bomberil: Thomas, de 20 años, como subcoordinador de la escuela y Giuliana, de 17, como cadete del nivel 3.

“Lo más lindo es sentir esas ganas de ayudar al prójimo, la adrenalina, las ganas de colaborar”, enumera Curciarello, quien también es director de Operaciones de la Federación bonaerense y un convencido de que esta actividad involucra a muchas otras por la diversidad de las intervenciones, con fuego, agua, altura o materiales peligrosos.

“Cuando todo el mundo corre o escapa de una emergencia, nosotros somos la primera respuesta para contenerla”, resalta.

CÓMO SE SOSTIENEN

Los bomberos voluntarios se sostienen con subsidios provinciales, nacionales, donaciones de empresas y -sobre todo en estos tiempos tan difíciles- con el aporte que los vecinos hacen a través de las cuotas societarias. De igual modo, la Escuela de Cadetes funciona gracias al aporte de padrinos que les dan, por ejemplo, los desayunos de los sábados. También con lo que recaudan con rifas, actividades comunitarias y bingos solidarios como el que tienen previsto realizar en las próximas semanas. El monto que reunieron con el del año pasado les permitió comprar carpas, bolsas de dormir, camperas de abrigo y costear los viajes hacia los encuentros federativos.

Este tipo de eventos se comunican a través de las redes sociales del cuartel.