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Temas |ADVIERTEN SOBRE LAS CONSECUENCIAS PSICOEMOCIONALES

La falta de comunicación de las nuevas generaciones: menos diálogo cara a cara y más pantallas

Expertos hablan de una pérdida creciente de habilidades sociales, mayor ansiedad, aislamiento emocional y una transformación cultural impulsada por la lógica de la inmediatez y la tecnología

15 de Junio de 2025 | 04:57
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En una esquina de un café platense, un grupo de adolescentes se sienta alrededor de una mesa, cada uno sumido en la pantalla brillante de su celular. Están juntos, pero no conversan. La escena, que se repite con naturalidad en plazas, escuelas y hogares, es el reflejo de una tendencia que alarma a psicólogos, psiquiatras y sociólogos por igual: las nuevas generaciones están dejando de hablar. Literalmente. Lo que comenzó como una transformación digital, terminó por alterar profundamente la manera en que nos comunicamos. Los jóvenes de hoy —sobre todo los nacidos a partir del año 2000— privilegian la comunicación escrita, rápida y silenciosa de los chats antes que las charlas presenciales o incluso una simple llamada telefónica. Prefieren la edición, la pausa y la distancia que ofrecen las pantallas frente a la exposición, la improvisación y la emocionalidad del cuerpo a cuerpo.

Según la psicóloga platense Patricia Díaz Vidondo, “la cuestión está en no en juzgarlos, sino poder entender y comprender que existen nuevas formas de comunicarse, las cuales hay que validarlas, pero aún así tratar de generar los espacios y propiciar los encuentros cara a cara, el diálogo, para poder motivarlos en ese sentido”.

El abuso en el uso de las pantallas es un síntoma de época / Pexels

Los expertos en salud mental comentan que, lejos de tratarse de una elección superficial, este fenómeno responde a un cambio cultural profundo y estructural. “El problema no es solo que hablen menos en voz alta, sino que están perdiendo las habilidades para hacerlo”, advierten. La disminución del contacto cara a cara afecta directamente la capacidad de empatía, la gestión de las emociones y el entendimiento del lenguaje no verbal. La consecuencia no se limita a una conversación incómoda en el ámbito familiar o laboral: se traduce en vínculos más frágiles, identidades más difusas y un creciente aislamiento emocional. Según los psicólogos, este nuevo paradigma comunicacional no solo transforma la forma de vincularse, sino también la percepción de uno mismo y del mundo. Hablar en público, iniciar un diálogo espontáneo o mantener una discusión sin intermediarios digitales se convierten en tareas que generan ansiedad, miedo o directamente rechazo. La fobia a las llamadas telefónicas es apenas la punta del iceberg. “Muchos jóvenes sienten pánico de hablar incluso en situaciones informales. Les cuesta sostener la mirada, esperar turnos para hablar o interpretar los gestos de los demás”, remarcan los especialistas.

Los psiquiatras advierten que detrás del silencio también hay sufrimiento. La sobreexposición a pantallas, la dependencia de redes sociales y la presión de la inmediatez provocan síntomas de ansiedad, depresión, insomnio y desconexión afectiva. “Los chicos están cada vez más conectados, pero al mismo tiempo más solos”, señalan con preocupación. En ese contexto, no sorprende que proliferen las consultas vinculadas al estrés social, la sensación de vacío o la dificultad para construir relaciones estables. Los sociólogos, por su parte, argumentan que esta mutación comunicacional está directamente relacionada con un modelo social que privilegia la velocidad, la eficiencia y la productividad. “Vivimos en una sociedad que premia la brevedad, la multitarea y la visibilidad constante. No hay espacio para el silencio reflexivo ni para el diálogo profundo”, sostienen. En este escenario, las generaciones más jóvenes no hacen más que adaptarse a una lógica impuesta desde múltiples frentes: el mercado, los medios y hasta la educación.

La cultura digital, con el uso excesivo de auriculares, fomenta el aislamiento / Pexels

Sin embargo, los especialistas coinciden en que no todo está perdido. Hay formas de revertir este rumbo. Los psicólogos insisten en la importancia de promover espacios de conversación real, sin tecnología de por medio, donde el diálogo se convierta en un fin en sí mismo y no en un medio para lograr algo. Las cenas sin celulares, las actividades recreativas compartidas y los momentos de escucha activa son algunos de los hábitos que pueden fortalecer los vínculos y recuperar la confianza en la palabra hablada. Los expertos en salud mental proponen además que las escuelas incluyan en su currícula ejercicios orientados al desarrollo de habilidades comunicativas presenciales: debates, juegos teatrales, exposiciones orales y técnicas de escucha y empatía. “Hablar también se enseña”, aseguran. El desafío, entonces, no pasa solo por restringir el uso de dispositivos, sino por ofrecer alternativas significativas que permitan reencontrarse con el otro desde la presencia, el tono, la mirada.

Cuatro nuevas características de la interacción entre adolescentes

1 PREFERENCIA POR LO DIGITAL Y ESCRITO: los adolescentes eligen mensajes por redes sociales, chats y apps antes que llamadas o conversaciones presenciales porque les brinda mayor control y menor presión emocional.

2 REDUCCIÓN DE HABILIDADES INTERPERSONALES: la sobreexposición a pantallas limita la práctica de la empatía y el lenguaje no verbal, dificultando la conexión real y el diálogo espontáneo.

3 ANSIEDAD SOCIAL Y MIEDO AL CONTACTO DIRECTO: muchos jóvenes sienten inseguridad o pánico al hablar en voz alta o en público, lo que los lleva a evitar situaciones comunicativas tradicionales.

4 CONTEXTO CULTURAL DE VELOCIDAD E INMEDIATEZ: la sociedad actual valora la rapidez y la multitarea, generando una comunicación breve y superficial que dificulta la construcción de vínculos profundos y duraderos.

Tres habilidades sociales a recuperar

1 EMPATÍA CARA A CARA
La capacidad de entender y sentir lo que otro expresa no solo con palabras, sino con gestos, tono y mirada, algo que se debilita al comunicarse mayormente por texto.

2 ESCUCHA ACTIVA
Saber prestar atención real, sin interrupciones ni distracciones, para captar el sentido completo del mensaje y responder con sensibilidad.

3 CONVERSACIÓN ESPONTÁNEA
La habilidad para iniciar y sostener diálogos fluidos en tiempo real, sin guiones ni filtros digitales, que favorece la confianza y la conexión auténtica.

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