Bullying: la importancia de la educación emocional en la escuela

¿De qué le sirve a un alumno saber la tabla del 9, o las partes de una célula, si no puede manejar su ira, o, si en un ataque de impulsividad, producto de su propia frustración, rompe en segundos una maqueta que le llevó dos semanas diseñar? ¿De qué sirve saber idiomas, si un alumno maltrata emocional o físicamente a sus compañeros? ¿De qué les sirve el conocimiento académico si no pueden comprender y regular sus propias emociones, socavando así la base misma de su inteligencia?

Tradicionalmente, el ámbito escolar “ha formado estudiantes en lo cognitivo y en lo cultural. Pero hoy debe asumir el enorme desafío de formar a personas, además, con herramientas sociales y emocionales que les permitan afrontar los desafíos de la vida. Debemos ir de la escuela del saber a la escuela del ser. Si bien el contenido es importante, por sí solo no ayudará a los chicos a tener mejores oportunidades en la vida ni a relacionarse efectivamente con ellos mismos o con los demás”, explica la especialista en educación Laura Lewin, autora de libros relacionados con esta temática.

REPENSANDO EL SISTEMA

Al integrar la educación emocional en la escuela, no solo estamos contribuyendo a la salud mental de los chicos, sino que los ayudamos a desarrollar sus habilidades socioemocionales, lo que les serán útiles aún mucho después de su paso por la escuela, es decir, en su vida adulta.

Los más chicos pueden mimetizarse en grupos a través de juegos / Colegio San Luis

“El desafío es tan grande como urgente. La educación emocional es un componente fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes. A medida que nos adentramos en un mundo cada vez más complejo y singular, la capacidad de comprender y autorregular nuestras emociones se vuelve imprescindible”, sostiene la autora.

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“La educación emocional tiene como objetivo principal proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para reconocer, comprender y autorregular sus emociones de manera adecuada. A través de esta formación, los chicos aprenden a manejar el estrés, a resolver conflictos de manera pacífica, a cultivar la empatía y a tomar decisiones informadas, entre otras habilidades esenciales, fundamentales para su bienestar personal y social”, agrega.

NO DEBE SER IGNORADA

En primer lugar, la educación emocional contribuye al desarrollo del autoconocimiento. Es decir se prepara a los estudiantes para que puedan identificar sus propias emociones y a comprender cómo estas influyen en su comportamiento. Esto es vital ya que les permite desarrollar una mayor autoestima y autoconfianza, lo que a su vez se traduce en un mejor rendimiento académico y una mayor capacidad para enfrentar los desafíos de la vida.

“La educación emocional tiene un impacto en el desempeño académico”

“Al reconocer y comprender sus emociones, los estudiantes pueden regularlas de manera efectiva. Aprenden a manejar el estrés, la ansiedad y la frustración, habilidades cruciales en un entorno académico como en la vida en general. La capacidad de autorregular las emociones les permite a las personas mantener un equilibrio emocional que promueve la concentración, la motivación y el bienestar. Es lograr que las emociones nos jueguen a favor y no en contra”, dice Lewin.

En segundo lugar, la educación emocional fomenta las relaciones interpersonales. A través del desarrollo de la empatía y la comunicación efectiva, los estudiantes desarrollan una mayor capacidad para comprender y respetar a los demás. Esto promueve la construcción de relaciones sanas, tanto en el ámbito escolar como en el social. Además, la educación emocional también ayuda a prevenir y reducir el acoso escolar, ya que promueve el respeto y la empatía hacia los demás, abordando así una preocupación importante en el sistema educativo actual.

En tercer lugar, “la educación emocional tiene un impacto positivo en el clima escolar. Como bien afirmaba Vygotsky, “los niños crecen en el ambiente Intelectual de quienes los rodean”.

“La educación emocional busca dar herramientas autorregular las emociones”

Cuando los estudiantes se sienten seguros emocionalmente, se crea un entorno más productivo y saludable. Esto no solo mejora la convivencia dentro del aula, sino que también propicia un ambiente propicio para el aprendizaje. Los estudiantes se sienten más motivados, participan activamente en clase y muestran una mayor disposición para enfrentar desafíos”.

En cuarto lugar, la educación emocional promueve el desarrollo de habilidades sociales y de resolución de conflictos. Los estudiantes aprenden a comunicarse de manera efectiva, a escuchar activamente y a expresar sus necesidades y opiniones de manera respetuosa. Estas habilidades son fundamentales para establecer relaciones saludables, tanto en el entorno escolar como en el futuro entorno laboral. Además, la educación emocional les brinda estrategias para resolver conflictos de manera pacífica y constructiva, fomentando así un clima de convivencia armonioso.

Trabajos de diferentes cursos con las docentes a cargo / Colegio San Luis

“La educación emocional también tiene un impacto significativo en el desempeño académico de los estudiantes. Al aprender a manejar sus emociones, y a aprender de sus errores, los estudiantes pueden concentrarse mejor en sus tareas, tienen una mayor capacidad de atención y pueden regular su nivel de estrés en el aula y especialmente en situaciones estresantes como la de un examen. Podríamos pensar, tal vez, que el desarrollo de habilidades socioemocionales podría ser el factor clave contra el fracaso escolar”, comenta la especialista.

Otro aspecto importante de la educación emocional es su contribución a la prevención de problemas de salud mental. El desarrollo de habilidades emocionales sólidas ayuda a los estudiantes a identificar y gestionar las señales de alerta temprana de problemas como la ansiedad, la depresión y el estrés crónico. Al brindarles las herramientas para manejar estas situaciones, se reduce el riesgo de problemas de salud mental a largo plazo y se promueve el bienestar general de los estudiantes.

Todo esto tiene un impacto a largo plazo en la sociedad en su conjunto. Al ayudar a los estudiantes a desarrollar estas habilidades emocionales desde una edad temprana, se fomenta la formación de ciudadanos responsables y empáticos. La educación emocional, por lo tanto, no solo tiene beneficios individuales, sino que también puede tener un impacto transformador en la sociedad en su conjunto.

La educación emocional desempeña un papel fundamental en la vida escolar de los chicos. Es esencial que los sistemas educativos reconozcan la importancia de la educación emocional y la integren de manera efectiva en las escuelas para garantizar un desarrollo integral de los estudiantes y prepararlos para enfrentar los desafíos del mundo actual y futuro.

“Dejemos de pensar en la inteligencia emocional como una moda y entendamos que sin una conciencia emocional nuestros alumnos podrán aprobar la escuela, pero no estarán preparados para enfrentar los desafíos y las demandas de la vida. La educación emocional es la base para una sociedad más empática, resiliente y equilibrada. No podemos permitirnos ignorarla”, completa la experta,

MINDFULNESS: INTELIGENCIA ESPIRITUAL

“Mindfulness es una palabra inglesa que se puede traducir como ‘atención plena’ y tiene sus raíces en procesos meditativos de oriente. Con el tiempo esta práctica fue permeando en todos los ámbitos, llegando a la educación. El objetivo es ‘calmar la mente para ver con claridad’. Algunos investigadores señalan que el trabajo en interioridad es un contrapeso del efecto deshumanizador de los tantos fenómenos que ocurren en el mundo”. La que habla es María de Luján Croce, directora general del Colegio Marista San Luis de La Plata.

“Al aprender de los errores, los estudiantes pueden concentrarse mejor en sus tareas”

“En nuestro colegio, estamos convencidos que hablar de educación emocional permite a todos los niños, niñas, jóvenes y adolescentes acceder a espacios que les ayuden a tomar conciencia de su propio cuerpo, de sus emociones y del misterio profundo de la vida que nos trasciende. Cultivamos la interioridad para que puedan construir, desde la palabra, su relato personal y descubrir su mundo interior. La generación de espacios de silencio, escucha, contemplación, presencia, consciencia y oración contribuyen a su crecimiento espiritual”, agrega.

“Trabajar ‘mindfulness’ en el aula es una invitación a transitar juntos, alumnos y docentes, un camino de interioridad que nos ayude a descubrir el lado sagrado, vulnerable, paciente y entrañable de la vida. Es un gran aporte a la formación integral de los estudiantes”, finaliza Croce.

La guía de los maestros es un apoyo sustancial para combatir el bullying / Colegio San Luis