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Mauro Valenti: el arte de pintar a Maradona con apenas una mancha y un par de gestos

El artista platense que inmortalizó al ídolo con diferentes murales en la ciudad, sigue trazando a su Dios desfigurado mientras prepara una muestra y una “biografía visual”

Mauro Valenti: el arte de pintar a Maradona con apenas una mancha y un par de gestos

“Eternamente, gracias” es el nombre de la muestra que el artista platense mostrará en ramos generales, un nuevo espacio de arte / Demian Alday

María Virginia Bruno

María Virginia Bruno
vbruno@eldia.com

29 de Mayo de 2021 | 05:17
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Lo autorreferencial siempre estuvo puesto, de una u otra forma, en la obra del artista platense Mauro Valenti (48) porque, dice en diálogo con EL DIA, “siempre pinté con alguna historia propia”. Los payasos, de hecho, fueron una etapa importante dentro de su obra, un deseo artístico que devino de ese miedo inexplicable que, de niño, le generaban esas criaturas particulares que emanan amores y rechazos en partes iguales. Para desmitificar ese sentimiento y mofarse un poco de él, los pintó durante 15 años hasta que esa etapa se agotó.

Así, una charla con su abuelo le movió el pulso interno y empezó a hacer de la inmigración una especie de desfiguración artística con la que llegó hasta España. Ahora, este presente virulento, lo halla abocado por completo a Maradona, el ídolo que compartió con su padre y al que, a pesar de haberlo pintado desde que recuerda, empezó a abordar de lleno cuando el “barrilete cósmico” aterrizó en Gimnasia, el club de sus amores. Los planetas estaban alineados y Valenti no pudo más que seguir su pulsión y poner su pasión en manos de este Dios, el suyo, un tanto fantasmal.

Porque su Maradona, quizás por coincidir con la definición más acabada que dice que fue “el más humano de todos los dioses”, es pero no es. Con apenas unos rasgos, Valenti logra darle marco al ícono pero sin detalles porque eso corre por cuenta del que lo mire.

“Son dos manchas, tres gestos, vos sabés que es Maradona, porque es Maradona, pero es el Maradona de cada uno”, explica quien está detrás de varios murales del 10 en la Ciudad, sobre la mejor forma que encontró para abordar su mito nebuloso.

“Siempre me interesó poder contar algo con apenas un gesto o una mancha sin la necesidad de hacer un contorno y llenarlo”, traza su estilo Valenti, que pareció encontrar en la desfiguración un sello característico.

Descendiente de “tanos por todos lados”, el abuelo que le despertó las ganas de pintar inmigrantes era del norte de Italia y peleó en la Segunda Guerra Mundial. Llegó al país solo (después lo siguió su mujer) y comenzó a trabajar como carpintero en Ferrocarriles Argentinos. “Él siempre me contaba que se impresionaba de la transformación y deformación que había entre sus compañeros de habitación en la búsqueda de una nueva personalidad. Eso me quedó boyando”, recuerda Valenti los conceptos vertidos en esas entrañables conversaciones con su nono que derivaron en una de las etapas más importantes de la obra que llegó a exponer en prestigiosos museos y con la que recibió premios y elogios.

Para sus inmigrantes, que se pueden ver al igual que otras propuestas en su perfil de Instagram @mauro_valenti_arte, empezó utilizando “un plano americano únicamente de la figura y todo convulsionado adentro, como lleno de colores, como si por dentro estuviera gestándose otra cosa. Y de repente empezó a aparecer un ojo, una huella, una nariz, una boca, hasta que se armó la cara. Y después se fueron sumando personajes: mi abuela, mi vieja, mi tía. Hasta que se hizo una familia de inmigrantes”, cuenta el artista el inicio del proceso que lo llevó a pintar a los bisabuelos y bisabuelas de todos.

Entre manchas y gestos se esconde el maradona de valenti

Porque, admite Valenti, el fuerte de su obra está en que “yo no cierro la información de las personas para que la memoria emotiva de cada uno la lleve para donde quiera”. Así, con este trabajo, le ha pasado que alguien se acerque para decirle que había pintado a su tía cuando en realidad era la de otro (o la de ninguno). Algo “re loco”, confiesa el platense, que no lo deja de sorprender.

Como los payasos, el trabajo de los inmigrantes llegó a su arte porque “uno va repasando su construcción, porque uno es lo que es por lo que mamó y mi familia tiene la raíz muy de ahí, lo que es el dolor del destierro, pero también la alegría de la nueva posibilidad”.

Por eso, Valenti, que durante muchos años se desempeñó en el taller escenográfico del Teatro Argentino y que ahora trabaja en una imprenta en Tolosa, tiene como decisión artística trabajar sobre materiales reciclados, desde maderas y cartones hasta recortes de tapetes y laterales de las bobinas de papel prensa a los que poder, a través de su pintura, darles un reinicio, una segunda oportunidad.

“Primero, por la carencia y después porque te agudiza el ingenio y le da otro sentido a la obra”, dice el artista convencido de que al trabajar con reciclajes las obras se resignifican de una manera “muy lúdica”; sobre todo para él que ha tenido contacto desde chico con varios oficios artesanales.

De su abuelo del norte aprendió de carpintería, sí, pero de su abuelo del sur, que era sastre, aprendió a trabajar con “tela cosida, enmendada y moldería” en algunas piezas.

Valenti, que es egresado y profesor de la UNLP y que también da clases en el Iuna y en la Universidad de Lanús, está seguro de que “todas las sumas de las partes hacen que pueda llevar esto a cualquier terreno y a cualquier cosa”. Por eso, tras cerrar su etapa con el pasado familiar, trasladó su estilo evolucionado a Maradona, un trabajo que comenzó enfocado en su llegada a Gimnasia.

Como hincha del Lobo, haber sido testigo del arribo del 10 lo hizo sentir como “tener 5 años y estar en Disney”, y apenas corrió el rumor de esta posibilidad, sentía en lo profundo que era verdadero. “Porque Gimnasia era el Nápoles argentino”, reflexiona el artista que logró llevar su arte a la cancha con varias obras en el Bosque: en el histórico Juan Carmelo Zerillo, Valenti ha inmortalizado a figuras como la velocista Leonor Celi o el bañero Galiani, además de jugadores históricos como los mellizos Barros Schelotto y otros personajes característicos como el Tano, Osvaldito y Walter. Pero han sido sus cinco obras de Maradona, sin dudas, las que más le han inflado el pecho y el corazón.

“Las empecé a pensar para que estén dentro de un lugar que para mí es propio, entonces, es como mi Maradona”, revela Mauro y la voz se le entrecorta al recordar a su padre, quien le heredó el amor por Diego y por Gimnasia. “Hace 7 años que no lo tengo... si mi viejo hubiese visto al Diego acá, las cosas que hice yo con él y en Gimnasia... hubiese estado muy feliz”, se quiebra el artista con un relato personal que trae a la charla para intentar explicar la “responsabilidad” que sintió a la hora de pintar esas obras en el Bosque.

Al Diego lo tuvo una vez cara a cara, le llegó a dar un abrazo y le besó la zurda el mismo día que le llevó de regalo una pintura de él, desfigurado, con la Tota a todo detalle. “Me dijo ‘pibe, vos entendiste todo: el único que me puede sacar imagen a mí es mi vieja’”, repasa ese diálogo que nunca olvidará como tampoco la invitación que ese Día de la Madre le hizo para que fuera a Estancia Chica; algo que nunca se concretó por la pandemia y que ya no se concretará. La historia, triste, todavía la lloramos todos.

La figura del 10, desfigurada

Para el artista, Maradona fue un “vocero del pueblo”, una especie de “Evita en cuanto a la alegría y representación masiva de la gente”, que logró unir a través del fútbol a un pueblo nacido para ser agrietado. “Era un virtuoso y un argentino con todas las letras porque se ponía la situación al hombro y luchaba por sus compañeros, por el país y nunca jamás se olvidó de dónde vino”, sentencia.

A raíz de su trabajo con Maradona, fue convocado para hacer una muestra que se montará en Ramos Generales, un espacio de arte próximo a inaugurar. La idea es abrir la exposición (que se llamará “Eternamente, gracias”) el 8 de septiembre cuando se cumplan dos años de la histórica presentación del 10 en el Bosque. Pero, como todo por estos días, dependerá de la pandemia.

Por lo pronto, Valenti ultima los detalles de “10 x 60”, un libro que, como lo define Leandro de Martinelli en su prólogo, se presenta como una “biografía visual” de Maradona que va más allá de su paso por Gimnasia y su gesta deportiva, incluyendo otras facetas y momentos claves de su vida. Editado por Firpo Casa Editora, estará a la venta a mediados de junio.

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