

La autora Annie Ernaux / Web
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En su libro más brutal y descarnado, la francesa reconstruye su aborto clandestino en 1963, por entonces delito y tabú
La autora Annie Ernaux / Web
En octubre de 1963, Annie Ernaux tenía 23 años, estudiaba filología en Ruán y descubrió que estaba embarazada. Supo desde el primer instante que no quería continuar con ese embarazo. Lo que vino después fue una odisea marcada por el miedo, el desamparo y la soledad: en la Francia de entonces, abortar era un delito penado con prisión y multa. La ley, la moral, las instituciones y hasta su pareja se desentendieron. El cuerpo, en cambio, la enfrentaba a una urgencia innegociable: deshacerse de una vida que no deseaba.
Ese es el núcleo de “El acontecimiento”, publicado en 2000 por Tusquets y convertido en uno de los textos más intensos de Ernaux. Allí, la escritora reconstruye con detalle su experiencia de aborto clandestino. No hay elipsis, ni metáforas, ni ornamentos: Ernaux decide contar la crudeza de lo vivido tal como fue, aunque incomode, aunque repugne, aunque enfrente al lector con la desesperación de una mujer que, literalmente, arriesgaba la vida para recuperar la autonomía sobre su cuerpo.
“Había traído al mundo una vida y una muerte al mismo tiempo”, escribe Ernaux, en una frase que condensa el espanto y la paradoja.
El libro es testimonio y, al mismo tiempo, alegato contra una época que reducía a las mujeres a su capacidad reproductiva. “A un lado estaban las otras chicas, con sus vientres vacíos, y al otro me encontraba yo”, recuerda. Esa distancia no era solo biológica: era social, moral, simbólica. Ser mujer y decidir interrumpir un embarazo equivalía a ubicarse en un peldaño inferior de la escala que regulaba la vida y el honor.
La escritura de Ernaux ha sido definida como “blanca” o “plana”: evita la retórica burguesa, despoja de adornos, se aferra a los hechos. Lo hace porque su proyecto literario nunca fue embellecer la realidad, sino desenmascararla.
Así, escribe desde un origen obrero, con la necesidad de encontrar una lengua que no la distancie de “los suyos”, sino que los incluya. Por eso sus libros son, a la vez, autobiografía y sociología: relatos personales que iluminan estructuras colectivas. Ella misma rechaza la etiqueta de autoficción y prefiere pensar en “autosociobiografía”.
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En “El acontecimiento” esa tensión alcanza su punto más alto. Ernaux no solo recuerda un episodio doloroso de su juventud, sino que lo inscribe en un entramado social que condicionaba, castigaba y etiquetaba. El aborto clandestino no era solo un procedimiento físico, sino una condena simbólica. Ernaux escribe para que esa condena no siga pesando en la oscuridad.
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