El punto vale pero el juego debe mejorar

Desde la tabla anual, un punto de inicio. Desde el análisis futbolístico, un punto y aparte. El Lobo salvó el empate, basado en la actuación de su arquero, el rendimiento de la zaga central y un equipo solidario en la función defensiva, que está mucho más afianzada cuando los espacios son pocos y la obligación del juego la tiene el rival.

No fue puntazo tampoco, porque -más allá de la visión de Orfila- insinuó más de lo que concretó en ataque. Sus mejores acciones fueron anuladas por infracciones: un golazo de Zalazar por offside y un buen cabezazo de Manuel Panaro por una infracción previa. Al margen de la falta de profundidad, los jóvenes aportaron algo de aire fresco, tanto Jeremías Merlo que empezó de titular como Manuel Panaro, quien ingresó en la segunda parte.

Tampoco se puede excluir del análisis una jugada muy protestada por todo San Lorenzo cerca del final, cuando la pelota dió en el brazo extendido de Pedro Silva Torrejón. Mano visible, que ocupó un espacio indebido, pero que para Lamolina tuvo un invisible roce previo de la pelota en el muslo del propio lateral tripero que lo salvó del penal. El VAR ratificó la visión del árbitro en el campo de juego.

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Tampoco fue un puntito, porque este Gimnasia -con carencias en todos lados- necesita resultados inmediatos, más allá de que no ayuden a crear una línea de juego. La búsqueda de Orfila se vio solamente en algunos pasajes del inicio del complemento, cuando pudo tener la pelota pero con la vista puesta en el arquero paraguayo para llegar en la menor cantidad de toques posibles al arco del Ciclón.

En el inicio del encuentro, San Lorenzo mostró iniciativa para buscar el arco de Insfrán, aunque no tuvo claridad. El Lobo esperó detrás de la línea de la pelota, con la intención de recuperar y buscar rápidamente posiciones ofensivas con los extremos y la presencia de Norberto Briasco como cabeza de área.

Sin embargo, el que hizo una transición rápida de defensa a ataque fue el Ciclón, que buscó por la derecha a Ezequiel Cerutti, quien encontró espacios y sacó un buen derechazo que contuvo el arquero tripero abajo contra su poste izquierdo.

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El local creció con el paso de los minutos y desde la presencia del Pocho Cerutti marcó diferencias: un buen centro suyo desde la derecha encontró la cabeza de Alexis Cuello e Insfrán, sólido sin dar rebote, ahogó el grito de los hinchas cuervos.

¿Y Gimnasia? Poco y nada. Intentó conservar el orden en defensa, pero eso no evitó que los delanteros azugranas llegarán con peligro, aunque siempre apareció una pierna para rechazar. El equipo de Orfila se limitó a aguantar el cero en el arco propio, casi sin chances de generarle peligro al paraguayo Gill.

Más cómodo ante un rival que maneja la pelota, el Lobo deberá mejorar en sus juegos de local

A los 40 minutos, Zalazar hizo una jugada individual bárbara y definió cruzado contra la salida de Gill. Era un golazo, pero Zalazar volvía del fuera de juego y el asistente Pablo Gualtieri levantó la bandera. El VAR le dió la derecha a la decisión del línea, que respetó el protocolo y dejó seguir la acción hasta la definición.

San Lorenzo buscó, a los ponchazos pero siempre con el arco tripero en la mira. Ignacio Perruzzi, de media distancia, también estuvo cerca del gol. El equipo de Ayude se impuso desde la voluntad y las ganas, con el diferencial en Cerutti sobre la derecha, el mejor jugador de la primera parte.

En el segundo tiempo, Gimnasia salió al campo con dos variantes, el debut de Mateo Seoane y el ingreso de Manuel Panaro por Di Biasi y Zalazar. Además, el Lobo tuvo una postura diferente, ya que pudo adelantarse unos metros en el campo e incluso manejar un poco más la pelota.

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Lo tuvo San Lorenzo, con un jugadón de Cuello, que bailó sobre la raya de fondo con la pelota, se sacó hombres de encima y eligió mal, con un remate alto de zurda que se fue muy desviado. Más allá de la imagen de los primeros minutos, el Cuervo retomó el control del juego en un partido que -de todos modos- tuvo más ida y vuelta que en la primera mitad.

El local siempre tuvo mejores chances. Otro centro atrás desde la izquierda encontró solo en la puerta del área a Nicolás Tripicchio, quien remató por encima del travesaño. El partido se hizo aburrido y el Tripero volvió a sumar gente detrás de la línea de la pelota para conservar el punto.

Orfila refrescó la ofensiva con los ingresos de Lucas Castro y Marcelo Torres por Sosa y Briasco, aunque la postura decididamente defensiva hizo difícil que el Lobo inquietara al arquero santo más allá de algún centro.

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Mucho más cerca del triunfo, el equipo dirigido por Damián Ayude tuvo otra llegada clara con un zurdazo cruzado de Elías Báez que se fue besando el caño izquierdo del arco de Insfrán, que se estiró y no llegó. Y enseguida el formoseño alcanzó a rechazar al córner un remate del ingresado Gulli que buscaba otra vez el poste izquierdo. Y un extripero, el Bocha Reali, perdió un gol increíble cuando tras una pelota quieta quedó solo dentro del área, buscó colocar la pelota y su disparo dio en el travesaño.

Así llegó el final. Desde los merecimientos del resultado moral, San Lorenzo mereció ganar el partido. Sin jugar bien -porque este equipo necesita mejorar mucho para elevar la vara del rendimiento- Gimnasia demostró que se siente cómodo si la pelota la tiene el rival, lo que augura sufrimientos varios en el Bosque y -quizá- algún resultado sorprendente fuera de casa.

Sin jugar, esta semana será vital para el Lobo. Por los posibles regresos de Bautista Merlini y Alejandro Piedrahíta, titulares en este equipo. Y porque tal vez el final del mercado de pases traiga alguna opción valiosa para el ataque tripero. Será cuestión de esperar.

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