Dos grandes formas de brillar: Mary y Charlene, a puro estilo

Hubo un tiempo en que variedad y elegancia iban de la mano y si una dama de alcurnia repetía un vestido de fiesta solo podía significar que las finanzas familiares estaban en crisis. Afortunadamente los conceptos cambian y hoy reciclar y reutilizar son dos de los conceptos que se tienen en cuenta a la hora de vestirse. La alta costura, una de las industrias textiles más contaminantes por la cantidad de materiales que lleva cada prenda, está dejando paso al “luxury-to-wear”, un catálogo de prendas versátiles y de gran calidad pero no hechas a medida. Pueden, incluso, comprarse por internet. La realeza no es la excepción a esta regla. Hemos visto a las reinas Máxima y Letizia repetir no solo sus propios atuendos sino también los de sus respectivas suegras. Aunque, justo es decirlo, las damas reales no se rigen por los mismos estándares y muchas veces buscan modelos exclusivos con el objetivo de dar un mensaje a través de lo que se ponen. Les proponemos en este encuentro hacer un balance de lo que han lucido reinas y princesas durante 2024 y conocer sus looks más destacados y cuánto han gastado en ellos.

Recordemos que el año comenzó con un gran acontecimiento: la entronización del rey Federico X de Dinamarca. El 14 de enero del año pasado sucedió el traspaso del trono de la reina Margarita a su hijo y si bien el protagonista era Federico, todos los ojos estaban puestos en lo que luciría la nueva reina consorte. Mary, al igual que Letizia, Matilde de Bélgica y Camila en Inglaterra, se decantó por vestirse de blanco. Fue un acto de mañana de modo que el vestido era sencillo. Tal vez, demasiado sencillo. De seda, con mangas largas ajustadas y una bufanda incorporada que rodeaba su cuello. La falda era acampanada como casi todas las que suele usar. Era de la firma Soeren Le Schmidt y le quedaba impecable. Mary, a pesar de haberse convertido en reina, no cambió mucho su estilo. Los que esperaban la teatralidad de su suegra, se han visto decepcionados. Ha estrenado, eso sí, muchos complementos y algunos trajes y abrigos pero también ha repetido. Y no crean que ha desechado los antiguos: sus dos hijas son quienes los han heredado. Van a pasar algunos años para que Isabella y Josefina puedan estrenar algo porque en eso, la familia real de Dinamarca es bastante austera. Eso sí, no escatima en joyas y ya ha lucido las piezas más valiosas de la colección real. Esmeraldas y rubíes son sus preferidos y cuando la ocasión lo merece no solo luce las tiaras sino la parure completa: aros, broches, collares. Incluso ha ampliado el joyero real creando su propia tiara a la que llamó Rosenstone por tener una hilera de diamantes en forma de rosa. Las piedrasdatan de 1840.

En el otro extremo, tanto geográfico como de estilo, la tenemos a la princesa Charlene de Mónaco. La esposa de Alberto es de todas las consortes de monarcas en ejercicio la que menos días ha tenido compromisos. De los 365 días que tiene el año ella solo ha trabajado 68. Sin embargo, según el análisis que hace anualmente la página UFO NO MORE, es la que más ha gastado en ropa. Ha estrenado 138 piezas y eso le ha costado al principado casi 370.000 dólares contra los 72.000 de la reina Mary. Charlene tiene un estilo minimalista, monocromático y con pocos accesorios pero no suele repetir vestidos de gala y siempre compra las mejores marcas francesas e italianas. La concesión a su estilo la hizo en marzo, en el Baile de la Rosa, cuando lució un mono dorado, con lentejuelas, del diseñador libanés Elie Saab. Y lo hizo para estar acorde con la ocasión en que se homenajeaba a la música disco de los años 70. Difícil será que la volvamos a ver con algo parecido. Su consigna sigue siendo “Poco pero bueno” aunque tampoco tan poco.No es por justificar a Charlene pero convengamos que la pobre, que ni nació en cuna de oro ni tuvo en su primera juventud ningún acercamiento a la moda, al casarse con Alberto entró a una familia cuyas mujeres hicieron del glamour su bandera. Carolina, musa de Karl Lagerfeld y la principal imagen de Chanel al igual que su hija Carlota; Estefanía que, aunque ahora a sus 60 años viste como un muchachito, fue ícono de la moda rebelde y provocadora de los 80; las nuevas generaciones de nueras, todas parece que vivieran en pasarelas improvisadas, y en el aire, siempre sobrevolando el fantasma de la mujer más bella, la inolvidable Grace. Para enfrentarse a ellas, no hay presupuesto que alcance.

Aunque a distancia de Charlene, otra de las damas más gastadoras de la realeza es la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo quien durante 2024, siempre según ‘UFO NO MORE’, ha estrenado 193 piezas en apenas 85 apariciones y le ha costado al gran ducado unos 180.000 dólares. No es para tanto si tenemos en cuenta que es una de las casas reales más ricas de Europa. María Teresa dejará de ser esposa de un duque reinante ya que su marido abdicará pronto a favor de su hijo. De todas formas no creemos que desaparezca de la escena. María Teresa no tiene un cuerpo hegemónico y algunos problemas de salud la han tenido durante algunos años por encima de su peso saludable. Siempre se ha vestido bien pero a sus casi 70 años ha perfeccionado su estilo, ha encontrado un buen peinador y, si se ha hecho algún retoque estético, éste no ha modificado su bello rostro. Es verdad que a veces exagera en detalles como, por ejemplo, el tamaño de las estolas que pero son su marca registrada. Dos piezas ha lucido el año pasado que nos gustaría destacar y ambas fueron en encuentros con su colega, la reina Matilde de los belgas. No sé si porque Matilde se viste con tan poco glamour pero en las dos oportunidades María Teresa ha ganado. En abril, para la visita de estado, la gran duquesa estrenó un tapado hecho a medida con una antigua tela de tapicería de la India, en azul con detalles en blanco. Perfecto para la ocasión, moderno y a la vez rescatando las tradiciones.En diciembre Matilde y María Teresa volvieron a encontrarse y la gran duquesa dió lección de estilo demostrando el gran papel que juegan los accesorios. Estaba sencillísima, con pantalón y suéter negro y una capa también negra con ribetes de piel. En esta casi monocromía se destacaba un collar de Irajd Moini, un diseñador neoyorquino de origen iraní que trabaja con cristales y piedras semipreciosas. La pieza que llevaba María Teresa costaba casi 3000 dólares y como casi todos los trabajos del Moini, es único y exclusivo.

Los lectores se preguntarán qué sucede con las dos grandes damas de la realeza. Por supuesto que las reinas Máxima y Letizia tendrán su espacio. Ambas han tenido grandes aciertos de estilo y también algunas rarezas. Serán protagonistas de nuestras próximas entregas.

Virginia Blondeau

LE PUEDE INTERESAR

Técnicas para saber cómo descontaminar la botella de agua

LE PUEDE INTERESAR

La limpieza facial: crema vs. jabón

marioyvirginia@yahoo.com.ar

Hubo un tiempo en que variedad y elegancia iban de la mano y si una dama de alcurnia repetía un vestido de fiesta solo podía significar que las finanzas familiares estaban en crisis. Afortunadamente los conceptos cambian y hoy reciclar y reutilizar son dos de los conceptos que se tienen en cuenta a la hora de vestirse. La alta costura, una de las industrias textiles más contaminantes por la cantidad de materiales que lleva cada prenda, está dejando paso al “luxury-to-wear”, un catálogo de prendas versátiles y de gran calidad pero no hechas a medida. Pueden, incluso, comprarse por internet. La realeza no es la excepción a esta regla. Hemos visto a las reinas Máxima y Letizia repetir no solo sus propios atuendos sino también los de sus respectivas suegras. Aunque, justo es decirlo, las damas reales no se rigen por los mismos estándares y muchas veces buscan modelos exclusivos con el objetivo de dar un mensaje a través de lo que se ponen. Les proponemos en este encuentro hacer un balance de lo que han lucido reinas y princesas durante 2024 y conocer sus looks más destacados y cuánto han gastado en ellos.

Recordemos que el año comenzó con un gran acontecimiento: la entronización del rey Federico X de Dinamarca. El 14 de enero del año pasado sucedió el traspaso del trono de la reina Margarita a su hijo y si bien el protagonista era Federico, todos los ojos estaban puestos en lo que luciría la nueva reina consorte. Mary, al igual que Letizia, Matilde de Bélgica y Camila en Inglaterra, se decantó por vestirse de blanco. Fue un acto de mañana de modo que el vestido era sencillo. Tal vez, demasiado sencillo. De seda, con mangas largas ajustadas y una bufanda incorporada que rodeaba su cuello. La falda era acampanada como casi todas las que suele usar. Era de la firma Soeren Le Schmidt y le quedaba impecable. Mary, a pesar de haberse convertido en reina, no cambió mucho su estilo. Los que esperaban la teatralidad de su suegra, se han visto decepcionados. Ha estrenado, eso sí, muchos complementos y algunos trajes y abrigos pero también ha repetido. Y no crean que ha desechado los antiguos: sus dos hijas son quienes los han heredado. Van a pasar algunos años para que Isabella y Josefina puedan estrenar algo porque en eso, la familia real de Dinamarca es bastante austera. Eso sí, no escatima en joyas y ya ha lucido las piezas más valiosas de la colección real. Esmeraldas y rubíes son sus preferidos y cuando la ocasión lo merece no solo luce las tiaras sino la parure completa: aros, broches, collares. Incluso ha ampliado el joyero real creando su propia tiara a la que llamó Rosenstone por tener una hilera de diamantes en forma de rosa. Las piedrasdatan de 1840.

En el otro extremo, tanto geográfico como de estilo, la tenemos a la princesa Charlene de Mónaco. La esposa de Alberto es de todas las consortes de monarcas en ejercicio la que menos días ha tenido compromisos. De los 365 días que tiene el año ella solo ha trabajado 68. Sin embargo, según el análisis que hace anualmente la página UFO NO MORE, es la que más ha gastado en ropa. Ha estrenado 138 piezas y eso le ha costado al principado casi 370.000 dólares contra los 72.000 de la reina Mary. Charlene tiene un estilo minimalista, monocromático y con pocos accesorios pero no suele repetir vestidos de gala y siempre compra las mejores marcas francesas e italianas. La concesión a su estilo la hizo en marzo, en el Baile de la Rosa, cuando lució un mono dorado, con lentejuelas, del diseñador libanés Elie Saab. Y lo hizo para estar acorde con la ocasión en que se homenajeaba a la música disco de los años 70. Difícil será que la volvamos a ver con algo parecido. Su consigna sigue siendo “Poco pero bueno” aunque tampoco tan poco.No es por justificar a Charlene pero convengamos que la pobre, que ni nació en cuna de oro ni tuvo en su primera juventud ningún acercamiento a la moda, al casarse con Alberto entró a una familia cuyas mujeres hicieron del glamour su bandera. Carolina, musa de Karl Lagerfeld y la principal imagen de Chanel al igual que su hija Carlota; Estefanía que, aunque ahora a sus 60 años viste como un muchachito, fue ícono de la moda rebelde y provocadora de los 80; las nuevas generaciones de nueras, todas parece que vivieran en pasarelas improvisadas, y en el aire, siempre sobrevolando el fantasma de la mujer más bella, la inolvidable Grace. Para enfrentarse a ellas, no hay presupuesto que alcance.

Aunque a distancia de Charlene, otra de las damas más gastadoras de la realeza es la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo quien durante 2024, siempre según ‘UFO NO MORE’, ha estrenado 193 piezas en apenas 85 apariciones y le ha costado al gran ducado unos 180.000 dólares. No es para tanto si tenemos en cuenta que es una de las casas reales más ricas de Europa. María Teresa dejará de ser esposa de un duque reinante ya que su marido abdicará pronto a favor de su hijo. De todas formas no creemos que desaparezca de la escena. María Teresa no tiene un cuerpo hegemónico y algunos problemas de salud la han tenido durante algunos años por encima de su peso saludable. Siempre se ha vestido bien pero a sus casi 70 años ha perfeccionado su estilo, ha encontrado un buen peinador y, si se ha hecho algún retoque estético, éste no ha modificado su bello rostro. Es verdad que a veces exagera en detalles como, por ejemplo, el tamaño de las estolas que pero son su marca registrada. Dos piezas ha lucido el año pasado que nos gustaría destacar y ambas fueron en encuentros con su colega, la reina Matilde de los belgas. No sé si porque Matilde se viste con tan poco glamour pero en las dos oportunidades María Teresa ha ganado. En abril, para la visita de estado, la gran duquesa estrenó un tapado hecho a medida con una antigua tela de tapicería de la India, en azul con detalles en blanco. Perfecto para la ocasión, moderno y a la vez rescatando las tradiciones.En diciembre Matilde y María Teresa volvieron a encontrarse y la gran duquesa dió lección de estilo demostrando el gran papel que juegan los accesorios. Estaba sencillísima, con pantalón y suéter negro y una capa también negra con ribetes de piel. En esta casi monocromía se destacaba un collar de Irajd Moini, un diseñador neoyorquino de origen iraní que trabaja con cristales y piedras semipreciosas. La pieza que llevaba María Teresa costaba casi 3000 dólares y como casi todos los trabajos del Moini, es único y exclusivo.

Los lectores se preguntarán qué sucede con las dos grandes damas de la realeza. Por supuesto que las reinas Máxima y Letizia tendrán su espacio. Ambas han tenido grandes aciertos de estilo y también algunas rarezas. Serán protagonistas de nuestras próximas entregas.