Entretenimiento para adultos: por qué es una salida tentadora

A menudo trascienden noticias de mujeres que ganan grandes sumas de dinero por vender contenido en la industria de entretenimiento para adultos, en plataformas que pagan en dólares. Chicas que aseguran haber logrado la ansiada independencia económica y, en el caso de algunas, hasta ser propietarias de su propio inmueble, todo gracias a la comercialización de sus fotos.

Escuchar las sumas de dinero que superan ampliamente las ganancias promedio de cualquier trabajo común, hace que algunas personas consideren volcarse a este tipo de actividades, sobre todo cuando la mayoría de los pagos se hacen en moneda extranjera, un plus que aumenta la tentación. ¿Pero qué tan fácil es ingresar al mercado? Y lo principal, ¿se corre algún tipo de riesgo?

Distintas plataformas

Para comenzar a desandar el camino, primero hay que diferenciar las diversas plataformas y sus funciones. La más popular es Only Fans, en donde se crean perfiles como en cualquier otra red social, con la diferencia de que allí está permitido el intercambio de dinero. Entonces, como en otras redes, la clave es hacerse de seguidores y es ahí donde entra en juego la creatividad de las realizadoras de contenido.

Primero cabe aclarar que se habla en femenino porque la mayoría de las que venden sus fotos por ese medio son mujeres, seguidas en un número mucho menor por hombres y por último se ubican aquellas que venden contenido en pareja. Pero lo principal que se debe tener en cuenta es que cualquier persona mayor de edad puede hacerse una cuenta en Only Fans, luego de eso debe “empezar a moverla. Tiene un funcionamiento intuitivo y similar al de Instagram, en donde vos vas a tener que conseguir seguidores en tu cuenta para poder interactuar con ellos y que conozcan tu contenido”, señaló Sofía, community manager de muchas chicas que trabajan de esto, con vínculos en la Ciudad.

Sofía -nombre ficticio para resguardar su identidad- trabaja con redes sociales en otros rubros y desde hace un tiempo hace lo mismo pero en la industria del entretenimiento para adultos, en donde se encarga por un lado de la logística y promoción y por el otro de la comunicación con el cliente: “Soy la intermediaria entre la creadora de contenido y el que paga”, explicó.

Con sus conocimientos en comunicación se encarga de organizarles campañas de promoción para que puedan llegar a nuevos potenciales clientes, verificar que realicen los pagos y sobre todo mantener la fantasía de que la que responde todos los mensajes es siempre la misma persona que aparece en las fotos. “La dinámica de la plataforma permite mantener la fantasía de que la creadora de contenido está cien por ciento pendiente del cliente y de lo que él quiere todo el tiempo”.

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La oferta le llegó por parte de una amiga que “había empezado a generar buenos ingresos vendiendo fotos y que por una cuestión de incompatibilidad de horarios con su trabajo formal me ofreció que me encargue de todo lo que ella no podía hacer”, relató. Y destacó que “necesitaba a alguien de confianza porque ella le pone el cuerpo a la situación y que alguien que no conoces vea esas fotos da un poco de vergüenza”.

Ingresos

Uno de los principales atractivos de las páginas internacionales es que los ingresos son en moneda extranjera. Allí, los packs de fotos pueden venderse entre 5 y 20 dólares, por lo que unas diez fotos pueden ofrecerse a distintos compradores y aumentar las ganancias. Pero esa no es la única opción, muchas diversifican y a través de otras redes como Instagram, Reddit o Telegram llegan a clientes a los que los venden el mismo contenido pero en pesos mediante la plataforma Cafecito.

La fantasía de que ganan grandes sumas sobrevuela el imaginario, pero la verdad es que “como todo laburo freelance es bastante relativo: hay chicas que laburan exclusivamente de esto y al no tener otro trabajo por fuera pueden dedicarle mucho tiempo al intercambio con el cliente, a la charla, a la subida de fotos y a la renovación del backup. Pero cuando recién arrancan no pueden vivir exclusivamente de eso, lo mismo que las que le dedican solo algunas horas a la semana porque quieren un flujo de dinero mucho menor que les sirva para complementar sus ingresos fijos”, explicó Sofía, quien a cambio de sus servicios de comunicación obtiene una tercera parte de las ganancias de las creadoras de contenido.

Aunque lo más común es el intercambio de dinero, hay otras que lo hacen por objetos de valor, ellas entablan una relación con “un ‘suggar’ (como se conoce al cliente que da obsequios) al que le venden los packs de fotos, pero a cambio de regalos, establecidos por ella o no”.

Las salas de videollamadas

En un principio todo parece ganancia, una misma producción de fotos puede venderse una y otra vez a distintos usuarios. Pero a la vez implica que se pierda el control sobre ellas, ya que quedan en manos del comprador que puede ser de cualquier parte del mundo y él dispone de ellas a su placer. Esa fue una de las contras que encontró Clara -nombre con el que una platense se presenta en las redes- en ese sistema y que la hicieron optar por otro tipo de plataformas, en la que el intercambio se da de otra manera. Ella trabaja en Luckycrush, un “videochat uno a uno, en el que va pasando gente que puede quedarse hablando con vos o no, como si fuese un Tinder pero en vivo y las ganancias son en función del tiempo que duren las llamadas”, explicó.

“Acá está todo muy cuidado, hay reglas: por ejemplo no podés estar explícitamente desnuda ni en ropa interior cuando se abre la llamada. Además si cuando avanza la conversación se va a hacer algo sexualmente sugestivo tienen que estar consentido por los dos y recién en ese momento vos tocás un botón que da aviso de esto, para que cuando se acabe el tiempo no te vea el siguiente cliente de esa forma”, indicó.

“El de Only es un trabajo desgastante”, describió Clara y recalcó que además “son contenidos que duran para siempre. La foto se la va a quedar esa persona, estas mucho más expuesta”. Pero más allá de eso consideró que sin importar la plataforma en la que se trabaje o el tipo de contenido que se realice “hay que dedicarle al menos seis horas, como en cualquier trabajo”.

Las ganancias también son en moneda extranjera y las usuarias pueden retirar su dinero cuando pasen el mínimo establecido de 50 dólares, monto que “en unas cuatro o cinco horas de trabajo lo podes hacer”, incluso a veces en menos tiempo. Todo depende del flujo que tenga en ese momento la página. También puede pasar que la plataforma “esté mala, dura y en cinco horas no llegues a 25 dólares, ingreso que de todos modos sigue siendo más rentable que otros trabajos”, sostuvo.

Un mundo difícil de ingresar

No todo es tan fácil como suena y al igual que en las otras plataformas dar los primeros pasos no es fácil. Si bien acá no necesitan ganar tus propios seguidores, los clientes son provistos por la página e ingresar no es una tarea fácil. “Te bochan muchas veces, yo estuve un mes para poder registrarme y eso se considera poco tiempo”, señaló. Y agregó que “no tiene nada que ver con una cuestión física sino con que suelen tener planteles fijos de personas y siempre tiene que haber la misma cantidad de usuarios que de personas trabajando”.

Los requisitos son simples, se completa un formulario y se adjuntan fotos de la persona y de sus documentos para validar la identidad; se envía todo por mail y en 24 horas desde la plataforma envían la respuesta. “Yo insistí, insistí e insistí sin parar durante un mes hasta que quedé. Pero ahora ya está, no necesito entrar todo el tiempo, como no es mi único ingreso me conecto dos días a la semana. Incluso la semana pasada no me conecte nunca”.

Lo fundamental es cumplir con las normas, “son híper estrictos con las reglas. Si vos querés ir a lo porno probablemente dures poco en la plataforma, porque si te engancha algún moderador cuando estás transmitiendo y estás en lencería cuando se abrió la conversación te suspenden la cuenta”.

Pero así como las personas que trabajan deben cumplir con esas reglas, los usuarios no tienen reglas: “Ellos pueden estar desnudos, pero yo no puedo estar desnuda porque todo es en función del consumidor”, detalló.

Los perfiles con los que se encuentran son de los más variados: “Hay algunos que quieren hablar solamente, pero hay noches en las que abrís y ves 300 penes; cuando entrás ya están desnudos tocándose y a esos si yo lo paso”, aseveró. Ese es uno de los problemas que despierta el enojo de las mujeres que trabajan en la plataforma. “Me fastidia estar horas conectada y no hacer un buen dinero, pero no solo a mí, es un hartazgo general. Tenemos grupo de trabajadoras con las que hablamos y nos bancamos a la hora que nos conectamos porque a veces tenemos sueño o estamos aburridas”.

Un pack de diez fotos puede venderse entre 5 y 20 dólares a clientes extranjeros

Este apoyo entre compañeras es fundamental también para comprender la forma en la que pueden retirar el dinero. En este caso se manejan por Binance (plataforma que opera con criptomonedas). En la página “te pagan en criptomonedas a las que después tenés que vender, para obtener la plata. Tenés que aprender a administrar tu dinero. Hay muchas plataformas en las que no es tan fácil retirar el efectivo, tenés que saber las cláusulas, cuándo te conviene cambiar y cuando no”, todas cosas que aprenden sobre la marcha y entre ellas.

El acompañamiento no es solamente técnico, también es psicológico o “sentimental”. En ese sentido el consejo de cabecera que se dan es que “si estamos medio pachuchas o nos sentimos triste es mejor no entrar porque por ahí un tipo te rechaza y te importa más de lo que debería cuando en verdad no es algo personal, es un problema del otro pero uno deja que le entre la bala”, expresó. Y concluyó: “Hay momentos en los que es agotador como cualquier callcenter, con la diferencia de que estas trabajando con tu cuerpo, tu cara y tu exposición”.