“The Attaché”: crisis familiar en una París convulsionada por el terrorismo

“Eli escribe como Roberto Begnini: tiene ese talento de traer liviandad a situaciones dramáticas, y eso es lo que me conmueve. Ese optimismo, ese sentido de comedia, creo que es un poco de humor judío: mientras peor sea, más grande la broma que vas a hacer”, dice Heloïse Godet sobre Eli Ben-David, que creó y protagoniza junto a ella “The Attaché”, serie que se estrena el domingo en la pantalla de la plataforma StarzPlay.

Y la advertencia es fundamental, porque al leer la sinopsis de la serie, el espectador desprevenido podría pensar que “The Attaché” es un dramón en torno a la guerra y el terrorismo. El show cuenta la historia de Avshalom, un exitoso músico judío israelí de ascendencia marroquí, quien se muda a París por el nuevo trabajo de su esposa, Annabelle, como agregada en la embajada de Israel el París. Allí, tiene una crisis matrimonial justo ahí, en la capital del eterno romance, una crisis de inmigración en el corazón de Europa, y una crisis de masculinidad y paternidad: Avshalom pasa de vivir cerca del sol, el mar y sus amigos en Tel Aviv, a ser un anónimo inmigrante en una tierra foránea. Y cómo si todo esto no fuera suficiente, su llegada a París coincide con el más grande ataque terrorista en la historia de Francia: Avshalom sentirá que todo París lo mira con desconfianza…

“Claro que no es una comedia”, se ríe Godet, en diálogo con EL DIA, y define la serie como “un viaje a París con amargura y sonrisas”, y admite que a pesar de la liviandad “hay episodios muy políticos, muy cargados”, en particular uno donde se señala el problema endémico del racismo: “¡Pero queremos señalar lo ridículo que es!”, explica, respecto al tono de la serie.

Lo que quiere decir Godet es que las problemáticas inmigratorias atraviesan a los personajes, pero el corazón de la historia es otro: “Es una historia sobre una mudanza, y sobre una pareja que tiene que adaptarse a la mudanza: es una historia de amor pero también una historia de identidad”, afirma la actriz francesa, reconocida por su papel en “Adiós al lenguaje”, una de las últimas películas de Jean-Luc Godard.

“No queremos decir algo político, no queremos provocar nada, queremos compartir una historia de amor hermosa llena de drama y comedia, que se conmuevan. No queremos que la serie tenga un mensaje sobre las oscuridades de París…”, lanza.

Desde ya, acepta Godet, él es un inmigrante de raíces marroquíes, pero la serie señala tanto el racismo como “lo paranoico que se puede volver alguien”, en línea con “el conflicto que queríamos señalar, que es el conflicto interno sobre la adaptación a una nueva cultura”.

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“El enfrenta esa paranoia, pero la serie muestra lo ocurrido como una ocasión para mostrar solidaridad, una ocasión también para luchar contra ciertas autopercepciones”, afirma Godet. Ella, en tanto, interpreta a “una mujer fuerte”, que le señala a su marido la espiral de paranoia en que está cayendo preso como parte de su crisis, tras esa mudanza que lo sumió en una nueva vida. “Lucha contra los miedos de su marido, le pide que mantenga la calma, que deje de ver amenazas en todos lados, y le explica que aunque él enloquezca por lo que ocurre a su alrededor, ella no va a cambiar, no va a dejar de usar el velo, por ejemplo”, relata la intérprete gala.

EL APORTE AL PERSONAJE

Ese personaje femenino fue escrito con el aporte de Godet, que se anota como guionista. La actriz reescribió el rol para sentirse más identificada con Annabelle: “Yo también soy madre, y preparándome para el rol tuve que lidiar con el trabajo y con ver a mi hijo, y también estaba en un tornado con mi pareja, así que tomé muchos de mis problemas y los agregué al personaje, a Annabelle, para que estuviera embebida con mi propia sensibilidad”, explica, y dice que “espero que sea un rol feminista”.

En ese sentido, Godet opina que “ha habido muchos progresos” en la industria, y señala los festivales donde se programan cada vez más películas de mujeres y donde hay cada vez más jurados femeninos. “Esas mujeres son partes de comités de mujeres que ayudan a otras mujeres para que produzcan y dirijan, y ellas escriben partes para mujeres… Es una ola, donde antes no había nada”, analiza Godet.

Para el personaje de Annabelle, Godet tuvo que superar varios desafíos, pero el más complejo fue, afirma, aprender hebreo y tener que hablar el idioma como si fuera su lengua nativa. Nada, de todos modos, particularmente difícil para una actriz que habla fluidamente cinco idiomas: de hecho, afirma que “me apasionó. Es algo que disfruto mucho. No tengo ninguna dificultad con los lenguajes: aprendí alemán en la escuela, sé algo de español, porque tengo raíces españolas, y recientemente hice un casting en portugués. Creo que salió mal, no me eligieron… Pero si no fuera actriz, trabajaría con lenguajes. Ahora estudio yiddish, porque el alemán y el hebreo, juntos, se acercan mucho al yiddish”

La mayor dificultad, afirma, fue para Ben-David, que además de protagonizar la serie, tenía que dirigirse y dirigirla a ella mientras intentaba hablar como israelí. “Dirigir ya es un tornado”, se ríe, “así que esto fue un tornado multiplicado: manejar la dirección, la actuación, el acento...”