Lo mataron de nueve puñaladas en su casa y las sospechas apuntan al círculo íntimo

“Se está trabajando; es un caso raro”, resumió un investigador abocado al esclarecimiento del crimen de Jorge Vicente Pereira, el comerciante de 56 años que en los primeros minutos de ayer fue encontrado asesinado de varias puñaladas en su casa de La Loma.

Quien llamó al 911 fue la única persona que en el momento del hecho estaba en la misma casa, pero -según declaró- no escuchó más que “ruidos” en la habitación pegada a la suya: su ex mujer, que atravesaba con Pereira un intrincado proceso de divorcio.

No hay aberturas ni puertas violentadas. Tampoco faltantes, manchas de sangre más allá de donde quedó el cuerpo, ni otras huellas que las de los moradores: “Como si el criminal no hubiera dejado ningún tipo de rastros”, reflexionó el mismo vocero.

Con los indicios reunidos el fiscal Marcelo Romero caratuló la causa como “homicidio”, al menos por ahora.

“Ruidos”

El caso comenzó a investigarse alrededor de las 0.45 de ayer, después de que Sofía Magdalena Pantoja (52), jubilada del Servicio Penitenciario Bonaerense, llamó a la Policía refiriendo que había escuchado “ruidos” en la pieza lindera a la suya, en el primer piso de su casa de 48 entre 19 y 20.

Dijo que provenían de la habitación de su ex pareja, de quien estaba separada desde hace mucho, aunque seguían conviviendo bajo el mismo techo. La mujer arrojó las llaves del domicilio a los primeros policías que llegaron a la escena, quienes, una vez adentro, constataron que la puerta “que da a los fondos de la propiedad estaba sin llave, cerrada solamente con el picaporte”, apuntó un pesquisa.

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Los efectivos ingresaron luego en la habitación que les señaló Pantoja, topándose con un cuadro escalofriante. Pereira yacía tirado en el piso cubierto de su propia sangre, vestido únicamente con la ropa interior y con cortes profundos en distintas partes del cuerpo.

Resueltos a no tocar nada más, los policías comunicaron la novedad al fiscal Romero (en turno), la comisaría Cuarta (por la jurisdicción) y el Gabinete de Homicidios de la DDI La Plata, cuyos detectives se dirigieron al lugar de inmediato.

Llegaron luego los peritos de Policía Científica, quienes detectaron que la víctima presentaba un corte de unos 10 centímetros de largo en el lado izquierdo del cuello, otro en el lado exterior de la mano izquierda y unas siete puñaladas en el omóplato del mismo lado, detallaron fuentes oficiales consultadas por este diario.

El informe preliminar de la autopsia que se hizo ayer a la tarde confirmó esos datos, igual que la data aproximada de la muerte: entre cuatro y seis horas al momento de la inspección.

La pareja convivía desde hacía 30 años y atravesaba por un complicado proceso de divorcio

El hombre fue asesinado el miércoles a la noche. Sólo había sangre en su cuarto

En otras palabras, lo que “contó” el cuerpo de la víctima fue que la sorprendieron estando en la cama o a punto de acostarse, el miércoles por la noche.

“A simple vista no se observaron manchas de sangre en el resto de la vivienda”, agregaron las fuentes, “solamente en la habitación en donde ocurrió el hecho”.

Los peritos buscaron distintos tipos de rastros en los ambientes de la finca, como huellas dactilares, pisadas y restos hemáticos, además de cuchillos entre los que podía estar el arma homicida.

Un investigador confirmó que los indicios levantados tienen que ser sometidos a análisis, pero, aparentemente, no se relevó “nada de interés”. De cualquier modo, los cuchillos serán peritados y se disponían a realizar esta madrugada un estudio con Luminol, el compuesto químico que emite una luz azul visible en un lugar oscuro, al detectar trazas de sangre que fueron limpiadas de una escena.

Testimonios

Mientras los peritos se dedicaron a estas tareas, los detectives de la Policía se lanzaron a buscar testimonios para aclarar qué pasó.

Obviamente, la primera que entrevistaron fue a la testigo principal, Pantoja, quien estaba a pasos de donde su ex marido fue atacado a puñaladas. ¿Escuchó algo más, además de los ruidos que la impulsaron a llamar al 911? Por lo que dijo, no.

Ella y otro familiar directo aclararon que no faltaban objetos de valor ni observaron desorden, a punto tal que el juego de llaves de la víctima, su billetera y el teléfono celular quedaron donde solía dejarlos habitualmente. Si esto es importante a la hora de analizar la fuerza de los móviles posibles, el del robo se presenta como el más débil de todos. “La hipótesis más fuerte apunta al círculo de conocidos”, abundó un vocero.

Pantoja reconoció que estaba separada de Pereira desde hacía “mucho tiempo”, aunque continuaban viviendo en la misma casa, en habitaciones distintas, hasta terminar con el proceso de subdivisión de bienes.

La pareja se formó hace más de 30 años y tuvo tres hijos, de los cuales solamente una residía en la vivienda de La Loma, aunque “no de manera permanente”, según indicó un pesquisa. Por lo que pudieron reconstruir, “los problemas de convivencia empezaron hace mucho tiempo”.

Fuentes oficiales confirmaron que en el año 2006 Pantoja denunció a su ex marido en la comisaría Cuarta, por amenazas y lesiones.

Marcela, una vecina del barrio que conocía al comerciante y a la jubilada, hizo hincapié en la mala convivencia de los dos. “Ella me decía ‘no lo aguanto, me maltrata’. Yo a veces la veía nerviosa, mal. Hay que ver las dos caras de la moneda. Él siempre saludaba, era muy amable”, afirmó, antes de insistir, en un mano a mano con EL DIA: “No se llevaban nada bien”.

El fiscal ordenó escuchar los testimonios de familiares directos, amigos de la pareja y los vecinos más cercanos, quienes desfilaron durante todo el día de ayer por las oficinas de la DDI.

También se dispuso que Pantoja fuera revisada por personal de Cuerpo Médico de la Policía, para descartar la existencia de lesiones. “Hay que revisar todas las posibilidades”, consideró un pesquisa, más aún “teniendo en cuenta que ella estuvo en el lugar de los hechos” y los investigadores sospechan que la víctima pudo defenderse en un intento por resistir el ataque, pese a que la sorprendieron cuando estaba descansando o a punto de irse a la cama.

Al mismo tiempo, “peinaron” las inmediaciones en busca de cámaras de seguridad: en la cuadra de la casa no hay, pero a unos pocos metros sí, material que ya fue secuestrado. “Si hubo criminales en la vivienda, por algún lado tuvieron que escaparse”, concluyó un vocero.