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Espectáculos |Dos grandes, dos amigos

Chicanas, secretos y tragedias: la amistad de Robert Redford y Paul Newman, más allá de las películas

Chicanas, secretos y tragedias: la amistad de Robert Redford y Paul Newman, más allá de las películas
17 de Septiembre de 2025 | 09:03

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Recordemos que, Paul Newman y Robert Redford se conocieron en 1969, cuando el director George Roy Hill convocó a Newman para protagonizar Butch Cassidy and the Sundance Kid.

Allí, Paul ya era una estrella consagrada: formado en la Escuela de Arte Dramático de Yale y en el Actor’s Studio de Nueva York, había debutado en el cine en 1956 con Marcado por el odio y desde entonces se había convertido en uno de los actores más admirados de su generación.

Una filmografía que incluía títulos como Éxodo, El buscavidas, Dulce pájaro de la juventud y La leyenda del indomable. Además, ya había probado su talento como director y era reconocido por su compromiso social y político.

Para el papel de Sundance, el estudio quería a Steve McQueen, pero Newman propuso a un joven actor rubio, 11 años más chico y con una carrera menos consolidada pero una pinta innegable: Robert Redford.

Había trabajado en algunas series de televisión y el año anterior había protagonizado Descalzos en el parque, pero estaba lejos de ser una gran estrella.

El estudio dudó, pero Newman insistió y no solo eso: en un gesto de generosidad poco común en Hollywood, pidió que le cambiaran el papel que ya le habían asignado para que Redford pudiera lucirse más. 

Por otra parte, el rodaje de Butch Cassidy and the Sundance Kid fue una verdadera fiesta. Lo que podría haber sido una guerra de egos se convirtió en una alianza perfecta.

Así, se quedaban tomando cerveza y compartiendo chistes. Sus personajes, dos bandidos carismáticos que robaban bancos sin perder nunca el sentido del humor, se parecían bastante a ellos mismos: dos tipos rebeldes, libres, que elegían disfrutar de la vida. 

La película recaudó más de cien millones de dólares, ganó cuatro Oscar y se convirtió en un clásico que sigue atrapando generaciones. Entonces, la amistad nacida en ese rodaje continuó fuera del set.

Newman y Redford compraron casas de veraneo en Connecticut y sus familias se mezclaron. Los hijos de Paul llamaban “tío” a Redford y ellos fantaseaban con que alguno de ellos se enamorara para terminar como consuegros.

En 1973 volvieron a trabajar juntos en El golpe, otro éxito de taquilla que confirmó que su sociedad artística era imbatible.

Pero la complicidad iba más allá del trabajo. Cuando la hija de Redford atravesó una depresión tras la trágica muerte de su novio y cuando uno de sus hijos debió recibir un trasplante de hígado, Newman estuvo allí. Y cuando en 1978 Paul perdió a su único hijo varón, Scott, por una sobredosis accidental, fue Redford quien lo ayudó a no derrumbarse y quien lo impulsó a crear el Scott Newman Center, para prevenir el consumo de drogas.

Esa conexión estaba atravesada por un sentido del humor que dio lugar a algunas de las anécdotas más lindas de Hollywood. Y una de ellas, es la del Porsche. 

Para el cumpleaños número 50 de Newman, Redford le regaló un Porsche… en estado de “destrucción total”. Paul no paró de reír y semanas después se vengó enviándole a Redford un Porsche compactado y envuelto con moño. Como si esto no fuera suficiente, Newman encargó transformar ese auto en una escultura que colocó en su jardín, entre rosales y gardenias.

Nunca admitieron públicamente que habían sido ellos quienes iniciaron esa guerra de bromas, pero cada vez que se encontraban y la conversación derivaba hacia el tema, alcanzaba con una sonrisa cómplice para entenderlo todo.

Otra, la vez que Redford le envió a su amigo una caja con 150 rollos de papel higiénico que Newman devolvió impresos con la cara de Redford.

Paul era famoso por contar "malos chistes" pero reírse como si fueran buenísimos. Su amigo no podía menos que acompañarlo en la risa porque “el hecho de verlo disfrutando tanto hace que te olvides del chiste y solamente te rías porque quedaste atrapado en el disfrute”.

Cuando Redford fundó en 1981 el Festival de Sundance, lo bautizó en homenaje a aquel personaje que le cambió la vida. Y cuando, ya en los 2000, pensó en filmar A Walk in the Woods, su idea era que Paul lo acompañara.

Pero Newman ya estaba enfermo de cáncer y tuvo que decir que no. En septiembre de 2008, Paul Newman murió en su casa, tomado de la mano de su compañera de toda la vida, Joanne Woodward. 

Finalmente, muchos esperaban la palabra de Redford. “He perdido a un verdadero amigo. Con su presencia, él mejoró mi vida y a este país”, escribió conmovido. Así, siguió visitando a Joanne, incluso cuando ella perdió la memoria debido al Alzheimer. 

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