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La Ciudad |Personajes de la Ciudad

La increíble historia de Leonor Martínez Bisso, una de las primeras médicas de La Plata

Se recibió en 1910, a los 25 años. Fue una de las fundadoras de la Sociedad Médica local. Escribió dos libros. Participó de la organización del primer Congreso Femenino. Manejaba su propio auto hasta los centros sanitarios que montaba donde hiciera falta. Y dejó huellas. No se casó ni tuvo hijos. El testimonio de su única familiar directa

La increíble historia de Leonor Martínez Bisso, una de las primeras médicas de La Plata

Leonor Martínez Bisso /el dia

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

3 de Agosto de 2025 | 02:47
Edición impresa

En 1910 regía en Argentina la idea de que la mujer era algo semejante a un “ángel del hogar”, destinada a cumplir con su “rol” biológico e histórico de ser esposa y madre, sin derecho al voto, con una participación casi nula en la esfera pública, las tertulias culturales y el acceso a la educación. Pero algunas mujeres le dieron pelea a aquel destino con corazón, cabeza y cuerpo. Cecilia Grierson es uno de los ejemplos más conocidos de aquel pequeñísimo batallón que hizo historia, por ser la primera mujer que en 1889 se recibió de Médica en una facultad nacional que no paró de ponerle trabas que ella supo sortear. Ç Pocos años después, otra muchacha recorrería un camino tan sinuoso como parecido, aunque su nombre no es -todavía-tan resonante. Hablamos de Leonor Martínez Bisso, una platense que se recibió de médica en 1910, a los 25 años, y sobresalió entre los socios fundadores de la Sociedad Médica de La Plata, entre ellos Alejandro Korn, su primer presidente.

Pediatra y obstetra, fue la primera mujer que ocupó la jefatura de clínica de la Maternidad del Hospital de Niños, fue clave para la fundación del mismo área en el Hospital San Martín, publicó dos libros y organizó, junto con la propia Grierson y Julieta Lanteri (también médica), el Primer Congreso Femenino Internacional que se hizo en Buenos Aires en 1910. Fue nombrada Personalidad Destacada por el Concejo Deliberante y la Cátedra Libre de la Mujer y el proyecto para declararla ciudadana ilustre tiene media sanción en la Legislatura bonaerense. Pero, ¿quién era realmente Leonor?

Tiempo atrás, la presidente de la Sociedad Médica de La Plata, Mariana Arce, empezó a descorrer el velo que ocultaba la historia de este personaje increíble, rastreando en archivos, bibliotecas y hemerotecas, hasta ponerse en contacto con la única familiar directa de Martínez Bisso, Lydia Valentina Marcilese.

“NO SE CASÓ CON NADIE”

Lydia recibe a El DIA en su casa cercana al Parque San Martín, donde abundan la luz, los muebles antiguos y los retratos familiares. “Yo soy prima segunda de Leonor”, aclara, y tenía 9 años el 8 de noviembre de 1956, cuando Martínez Bisso murió de manera inesperada en Lobos. La versión familiar es que sufrió un ACV en una de las tantas actividades sociales de las que participaba, aunque “después se dijo que fue por una fractura de cadera”, aporta Lydia.

Lo cierto es que aquella niña sufrió con la muerte de esa pariente a la que le gustaba ver en la casa de sus abuelos, en 2 y 41, o en su departamento de 53 entre 7 y 8, a donde Lydia iba a tomar el té con las exquisiteces que Leonor la llevaba a elegir en la vieja pastelería El Cabildo, en 7 y 54.

Leonor vivía sola, porque nunca se casó ni tuvo hijos, pese a que el 17 de noviembre de 1914 este diario publicó el compromiso de “la doctora Leonor Martínez Bisso con el señor Fernando Triaca”. Pero algo debe haber roto aquel vínculo ya que, confirma Lydia, “no se casó con él ni con nadie”.

Sólo con su carrera, su trabajo, y el compromiso con el “empoderamiento de la mujer”, suma su prima, quien, siendo una niña, se mezclaba entre los adultos para escuchar las conversaciones. Reconoce que sentía una fascinación por esa mujer de “contextura grande y actitud severa, pero muy afectuosa. Me gustaba estar con ella porque me dedicaba un espacio especial”. Por eso es que en las reuniones familiares siempre preguntaba cuándo llegaría Leonor, obteniendo, casi siempre, la misma respuesta: “Está trabajando”.

Escritora con fuerte rol social

Martínez Bisso publicó dos libros: “Puericultura”, de 1935 y disponible en la Biblioteca Dardo Rocha de La Plata, y otro en coautoría con la inspectora de los cursos de cocina de las escuelas profesionales María Angélica Andrade, llamado Método Práctico para Conservar la Salud. La puericultura es la rama de la pediatría que se enfoca en la crianza y cuidado de los niños en los primeros tres años de vida, sobre todo en lo que tiene que ver con la alimentación, higiene y educación. “Ese libro era de lectura obligatoria en las escuelas”, apunta Lydia.

“A Leonor le encantaba la función social y se dedicó mucho a la contención de la mujer” en un tiempo marcado por la inmigración europea y el desamparo. “Llegaban en condiciones de extrema pobreza, con hambre, muchos hijos o embarazadas”, por lo cual solía instalar centros de atención en Berisso y Ensenada.

“Como ella manejaba (un automóvil de la marca Ford, según recuerda Lydia), se trasladaba a distintos barrios para establecer su espacio: un rancho, o cualquier lado. Lo importante era atender y crear centros de contención familiar, en una especie de red ampliada”, describe su prima. Se sumaba su hermana María Teresa (en total eran nueve), menor que ella y también médica, además de mujeres a las que instruía en asistencia social, cuando la carrera ni siquiera existía. “Las que querían enrolarse en ese sistema de educación sabían que era muy precario. La acompañaban una o dos asistentes y la próxima vez ya iban solas. Estaba pendiente de dar soluciones”, describe Marcilese, convencida de que Martínez Bisso “se dedicó al análisis de la ciencia de la medicina para aplicarla en el sector más vulnerable”.

En 1911, un año después de recibirse de médica, Leonor presentó su tesis de doctorado sobre “tratamiento de las úlceras varicosas”. El dato llamativo es que en la portada se definía como “ex practicanta”, un siglo antes de que el uso de la “a”, la “o” y la “e” generara calientes debates en torno al llamado “lenguaje inclusivo”.

Pese a ser una feminista en el ejercicio de lo cotidiano, Martínez Bisso tenía un fuerte vínculo con amigos y colegas varones, con los que se reunía a tomar algo y hablar de medicina, todos los miércoles “en alguna confitería de La Plata”, cuenta Lydia.

“La secundaban y ayudaban mucho”, suma, incluso en los centros asistenciales que abría allí donde no había sanatorios u hospitales: “La veían como una mujer de mucho temple y emprendedora, que siempre iba por su objetivo”. Y ese objetivo, insiste su pariente, estaba fuertemente ligado con lo sanitario y feminista, aunque no con una orientación político partidaria. De todos modos, imagina Marcilese que Leonor “debió haber sufrido en un ambiente tan masculino y hostil, porque se consideraba que la mujer era para estar en su casa, con sus hijos”.

PROMOCIÓN DE LA SALUD

Por lo que cuenta Lydia, Martínez Bisso trabajaba en la promoción de prácticas saludables en contextos de alta vulnerabilidad. “Hacía pañales de tela con lo que tenía y podía conseguir, pero, más allá de proveer, le interesaba enseñar cómo actuar para que fuera saludable para la mujer y sus hijos, sin que tuvieran que depender o esperar a que ella volviera”. Entre los consejos que solía dar resaltaba el uso del jabón blanco, algo que hizo escuela también en su familia: “Mi mamá siempre me decía éste es el jabón que usa Leonor con sus pacientes. Y a mi nunca se me fue de la cabeza”, recuerda Lydia.

En su círculo íntimo, pero también en ámbitos profesionales, en el último tiempo han descubierto muchos capítulos desconocidos en la vida de Leonor, a partir de la recopilación de datos dispersos.

“Me gustaría que se fuera conociendo cada vez más su trayectoria, que la recuerden como una mujer con deseos de brindarse al prójimo, de empoderar a otras mujeres y también que se siguiera trabajando en esto”, declara Lydia.

 

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Lydia Valentina Marcilese, habló de la vida de Leonor /el dia

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