Enfriamiento poblacional: una ventana de oportunidad para el país

El hecho de que cada vez haya menos nacimientos y se eleve el promedio de edad de la población -un fenómeno que se está dando hoy en gran parte del mundo y que se conoce como “enfriamiento poblacional”- genera un horizonte preocupante para cualquier país. Y es que a medida que la fuerza laboral decrece y aumenta el número de ancianos, los sistemas previsionales y de cuidados sanitarios se vuelven más difíciles de sostener. Pero antes de que esto suceda suele darse una ventana de oportunidad para el crecimiento económico, llamada “bono demográfico”, que Argentina ha comenzado a transitar y que -señalan expertos- no debería desaprovechar dado que tiene fecha de caducidad.

Por “bono demográfico” se conoce a la etapa en la historia de una sociedad en que su población en edad de trabajar es mayor a la cantidad de personas dependientes (menores y adultos mayores), lo que se en términos económicos se asocia a mayores posibilidades de crecimiento para mejorar su competitividad.

Argentina se encuentra en una etapa de “bono demográfico”, que podría aprovechar

Esa es precisamente la ventana de oportunidad demográfica que se viene dando en Argentina durante los últimos años, producto del aumento en la expectativa de vida de la gente y la caída en la tasa de fecundidad, es decir la cantidad de hijos por mujer.

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A lo largo de las últimas dos décadas la esperanza de vida en Argentina pasó de ser de 73,9 años (en 2000) a 77,5 (en la actualidad). Impulsado por los avances científicos en el campo de la salud, este aumento, que se viene registrando desde hace tiempo, ha tenido impacto en la conformación de la pirámide poblacional del país.

A su vez, en el mismo plazo, cayó fuertemente la tasa de fecundidad. Mientras que en 2001 ésta era en Argentina era de 2,1 (lo que significa una tendencia poblacional en alza), apenas dos décadas más tarde (según datos del Censo 2022), se redujo a 1,4 hijos por mujer, cifra que nos ubica por encima de España y de Chile, pero abajo de Francia y Brasil.

Si bien la caída en los nacimientos obedece a diversas causas, una de las que más incidieron -coinciden en señalar los especialistas en el tema- fue la drástica reducción del embarazo adolescente, especialmente a partir de 2017 cuando se puso en marcha el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) que bajó los casos a casi la mitad.

IMPLICANCIAS SOCIOECONÓMICAS

Como señalan algunos investigadores, la caída en la tasa de embarazos no deseados entre adolescentes tiene en principio un impacto positivo entre los sectores más vulnerables dado que reduce la reproducción intergeneracional de la pobreza.

Por la prevención del embarazo adolescente, “muchas mujeres logran terminar el secundario, estudiar algo más e insertarse en el mercado laboral como una mujer sin hijos. Que eso ocurra menos es una forma de que la vida de esa mujer sea mejor y de que la sociedad gane capital humano y productividad”, explica Emanuel López Méndez, investigador del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).

“Hay mejoras en los niveles educativos de las mujeres y ese es un dato bueno que está vinculado a la baja de la tasa de fecundidad, especialmente entre adolescentes. Son dos caras de una misma moneda. A la vez, esa mejora en la educación da mejores perspectivas laborales y mayores posibilidades de planificar la familia en vez de estar ante un escenario no previsto”, coincide en señalar el sociólogo Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar.

A su vez, “la infraestructura educativa va a estar menos saturada y eso incide en que las escuelas puedan ofrecer una mejora en el aprendizaje. Eso, si lo medís por cada alumno, es mayor y mejor educación”, agrega el especialista.

“En un primer momento la caída de nacimientos estira por un tiempo el bono demográfico ya que no hay tantos niños para sostener y la sociedad aún no está tan envejecida. Es una gran oportunidad, pero hay que saber aprovecharla”

Emanuel López Méndez
Investigador del CIPPEC

Según Schteingart, “el escenario actual es una oportunidad para los próximos diez, quince o veinte años porque, con buena planificación, se puede ofrecer mejor educación a cada estudiante y, a la vez, se contará con población activa con mayor productividad si se lo mira en términos estrictamente económicos, más allá de que hay más gente en condiciones de planificar su propia vida”.

“El escenario actual es una oportunidad para los próximos 10, 15 ó 20 años porque, con buena planificación, se puede ofrecer mejor educación a cada estudiante y, a la vez, se contará con población activa con mayor productividad”

Daniel Schteingart
Sociólogo de Fundar

EL “BONO DEMOGRÁFICO”

“Ahora mismo Argentina está en un escenario en el que cuenta con el llamado ‘bono demográfico’, que se da cuando una sociedad tiene una población activa mayor que la población pasiva, compuesta por niños y adultos mayores. Ese escenario es el que hay que aprovechar, sobre todo en un primer momento porque la caída de nacimientos estira por un tiempo el bono demográfico ya que no hay tantos niños para sostener y la sociedad aún no está tan envejecida. Es una gran oportunidad pero hay que saber aprovecharla”, sostiene el investigador de CIPPEC.

Para que sacarle provecho, explica el especialista, se tienen que tener en cuenta distintos escenarios. “Tiene que haber lugares que se ocupen con eficacia del cuidado de los niños y también de los adultos mayores. Ponemos especialmente el foco en primera infancia, que aún no está muy desarrollado en nuestro país, y también tienen que aumentar las licencias por maternidad, paternidad y adopción”, opina López Méndez.

“Desde el punto de vista teórico se considera el bono demográfico como una ventana de oportunidad en la medida en la que las políticas de pleno empleo y, en particular, aquellas que involucran al trabajo formal hacen experimentar un aumento en la productividad y en el desarrollo económicos y en la mejora social”, remarca por su parte Gladys Massé, coordinadora de la Maestría en Generación y Análisis de Información Estadística de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Sin embargo, “existe una importante proporción de economía informal y/o tasas de desocupación elevadas que impactan de manera negativa porque, por ejemplo, no se contribuye completamente a los sistemas de previsión y seguridad social, entre otros factores”, señala la especialista.

A su entender, “Argentina podría estar atravesando los últimos años para aprovechar los aspectos positivos del bono demográfico debido a que, a pesar de que se trata de una población envejecida, aún no se ha producido un envejecimiento demográfico significativo y la proporción de la población potencialmente activa es relativamente alta en comparación con la población dependiente. Para ello -afirma Massé-resulta imprescindible asegurar una economía de pleno empleo básicamente formal”.