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Laura Citarella, la cineasta local que visitó al Papa: “Sus palabras devuelven al cine su fuerza grupal para pensar la realidad”

La realizadora platense fue invitada a una reunión de figuras del cine con el Sumo Pontífice. Intercambió unas palabras, le regaló una Vauquita (golosina) y se sorprendió ante sus palabras sobre la necesidad de defender al cine

Laura Citarella, la cineasta local que visitó al Papa: “Sus palabras devuelven al cine su fuerza grupal para pensar la realidad”

Citarella saludando al Papa León XIV en el Vaticano. Fue parte de una reunión con importantes figuras del mundo del cine

21 de Diciembre de 2025 | 04:20
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La cineasta Laura Citarella no es católica, no está bautizada. Por eso no pudo evitar sorprenderse al recibir una invitación para concurrir, junto a otros realizadores y figuras del mundo del cine, a un encuentro con el Papa: unas 160 personas de la industria se reunieron y escucharon a León XIV hablar de cine, industria y belleza en tiempos de algoritmos.

Son encuentros, cuenta la cineasta platense, en diálogo con EL DIA, que datan de la época de Francisco, cuando hubo un gran movimiento en Roma para evitar el cierre de cines y su reemplazo por shoppings, y el impulso del Vaticano y la comunidad logró evitar que eso finalmente ocurriera.

“Eso dejó un entusiasmo en la comunidad de cineastas, exhibidores y distribuidores y a partir de ahí se empezó a gestar un diálogo entre el Vaticano y los cineastas. Cuando este Papa asumió, continuaron con ese impulso”, explica Citarella.

Y resulta que uno de los encargados de sugerir nombres para la lista de invitados está a cargo del Cinema Troisi, un importante espacio cultural romano donde se proyectó varias veces “Trenque Lauquen”, última y celebrada película de Citarella. Así, le llegó su invitación.

“Al principio dudé mucho: era un poco extraño para mí, que no soy religiosa ni tengo implicancias con la iglesia, estar invitada a algo así. Pero entendí que se trataba de una invitación como cineasta. Así que acepté: pedí ir con una acompañante, Agustina Llambi-Campbell (productora de “Argentina, 1985”, entre otras), una gran amiga y con quien además intercambiamos constantemente - cada una con su particularidad y su forma de trabajar - ideas sobre cómo hacer las películas”, relata.

Y confiesa que “no sabíamos muy bien a qué íbamos. Cuando llegamos nos encontramos con un montón de cineastas del mundo que admiramos, y también estrellas de Hollywood. Había un marco muy diverso, lo cual habla bien de cómo había sido enfocado el evento, supongo’.

En primera fila, sentados en la monumental Sala Clementina del Palacio Apostólico, escucharon sus palabras Cate Blanchett, Spike Lee, Viggo Mortensen, Monica Bellucci, Albert Serra, Marco Bellocchio, Emir Kusturica, George Miller, Gus van Sant y otros. Frente a ellos, el Papa ponderó al cine como “un lugar de encuentro, hogar para quienes buscan sentido”, y “un lenguaje de paz”. Y pidió que siga sorprendiendo y “mostrándonos aunque solo sea un fragmento del misterio de Dios”, sin tener “miedo al enfrentamiento con las heridas del mundo” y al “misterio de la fragilidad”, convirtiéndose en un lugar “donde el hombre puede volver a mirarse a sí mismo y a su destino”, que nos muestra “la belleza del viento que mueve los árboles”.

Sin embargo, advirtió, el cine está en peligro. Y pidió que las instituciones estatales sigan afirmando “el valor social y cultural de estas actividades”, contra la “lógica del algoritmo”.

“Me llamó la atención que el discurso de un líder político tuviera esa proximidad con el estado de las cosas, cuando la prédica dominante en estos días es la de menospreciar el trabajo artístico, reducirlo a la condición de ‘inútil’. Hay en el aire una idea que achaca al cine la responsabilidad del hambre y los problemas de las naciones. Concretamente, es lo que sucede en Argentina. Paradójicamente, el cine consume poco al Estado en relación con todo lo que brinda, que no solo es económico, y que tampoco es inmediato. Todo esto, de alguna manera, se lo dijimos a él cuando tuvimos nuestro pequeño momento de intercambio”, dice Citarella.

Para la cineasta, las palabras del Papa permiten “correr la idea de que la producción tiene que estar siempre vinculada a un resultado económico, un resultado ‘productivo’ en los términos en los que piensa, no solo el gobierno actual argentino, sino muchos otros gobiernos. Devuelve al cine su fuerza grupal para pensar la realidad, para pensar el cine mismo, y para construir belleza.”

En ese sentido, el Papa pide en su discurso defender en el cine “la lentitud cuando es necesaria, el silencio cuando habla, la diferencia cuando provoca”, frente al avance de las lógicas mercantiles que exigen un cierto tipo de cine, de vértigo en la pantalla, que a menudo resultan en imágenes estandarizadas, creadas para cumplir una función. Una película como “Trenque Lauquen”, que se toma su tiempo para contar, para mirar, se ubica en las antípodas de ese cine.

“Habló de no tenerle miedo a mostrar el mundo y de alguna manera llama a que los Estados apoyen y financien a los cineastas”, rescata al respecto Citarella. Y cuenta que entre los regalos que le llevaron, le obsequiaron una Vauquita, oriunda de la ciudad de Trenque Lauquen. “No sé si irá a ver ‘Trenque Lauquen’, pero puede que se coma la Vauquita”, se ríe.

UNA MIRADA INFANTIL

Se imponen en el mundo hoy, sin embargo, miradas “obtusas”, dice Citarella, que reducen al cine a su rendimiento económico, en un contexto de crisis para las salas, cambios de hábitos y lógicas algorítmicas, y lo retiran de la órbita estatal ante problemas más urgentes. Y “nuestro país ha leído eso en una clave muy extrema”, dice Citarella. Casi “infantil”. “Cuando uno educa a un chico, es más fácil decirle que no a todo para simplificarse la vida. Por ejemplo, que no entre a la cocina para que no se queme con el horno. Es más fácil eso - y requiere de menos trabajo - que enseñarle que no tiene que acercarse al horno si está encendido porque se puede quemar. Hay algo de eso, una especie de corte, de discurso del ’no’, sin marco ni análisis. En el INCAA había cosas que funcionaban y cosas que quizás no. En lugar de sentarse a ver qué funciona y qué no, el tratamiento es ’terminamos con esto’ (y esto no se reduce solamente a las cuestiones del cine). Termina siendo una actitud infantil (con altas dosis de cinismo) y hasta perezosa. Gente que no se está queriendo sentar a pensar. Esa industria, por más chica que sea, mueve cosas que pueden servirle a un país y al mundo. Tener un instituto como el INCAA permite una asociación con otros institutos del mundo, un intercambio que es cultural, económico y social. Que haya un panorama, una actividad cinematográfica fluida, genera otras cosas” insiste la directora de “Ostende” y “La mujer de los perros”, “Que haya un panorama del cine argentino, hace que haya escuelas, que haya técnicos, que haya más cineastas, que haya diversidad en las formas y en el lenguaje. Y eso es lo que permite también la existencia de grupos que hacen cine independiente, más alejados de los términos industriales, como puede ser El Pampero Cine”, continúa la cineasta. Ahora hay menos lugar para prepararse, menos películas para formarse como realizadores y técnicos, en una industria sin diversidad, donde las corporaciones son las únicas que hacen cine, algo, poco.

“Considerar que el cine solo se puede medir en función de la cantidad de espectadores que figuran en un excel, es muy brutal”, afirma Citarella. “Es una mirada un poco ignorante. Dejar afuera todos los circuitos por donde pueden viajar y hasta escabullirse las películas, es desconocer profundamente el tema.”.

Pero “más allá de que es verdad que el cine está golpeado, más allá de que entró en conversación con formas de producción muy polarizadas, de que están desapareciendo las películas de escala mediana, y más allá de que los fondos públicos para apoyar cualquier actividad artística se replegaron (aquí y en el mundo), una tiene la sensación de que hay un montón de gente peleando con esa idea de muerte del cine. Al punto de que las plataformas producen materiales acudiendo a los mismos cineastas que están siendo desfinanciados por otro lado. Termina habiendo ahí una especie de trabajo contradictorio, de un montón de gente marginal yéndose a estructuras más grandes, que hace que la cosa se mantenga viva, sin desatender los espacios de exploración y experimentación que - de nuevo - terminan sirviendo de alimento para las grandes escalas industriales y que son vitales para cualquier artista, en cualquier circunstancia”.

Además, lanza Citarella, aunque suponga gran esfuerzo ya la comunidad empieza a pensar herramientas para la supervivencia, formas de seguir produciendo, como ha hecho El Pampero con su cine “Descubrir formas de producción. Creo que eso es una forma de protección, algo que nos ampara. No solo a nosotros sino a gran parte del cine argentino”.

“Así que si bien concuerdo con el discurso del Papa, tengo que decir que, paradójicamente, con ese peligro que él señala, convive un movimiento que está peleando y pensando las cosas de otra manera, reinventando el cine”, continúa Citarella. En cine, se encuentra en cineastas, festivales y producciones “vitalidad, resistencia, fertilidad”, aunque, reconoce, “a costa de mucho esfuerzo, de un enorme impulso de supervivencia. En un panorama adverso, las directoras y directores siguen haciendo las películas de la manera que sea, creyendo en su propio ingenio, descreyendo del dinero, abrazando la grupalidad, las formas de trabajo donde la finalidad, el deseo, es que exista una película”.

“Fue un poco extraño para mí, que no soy religiosa, estar invitada a algo así. Pero entendí que se trataba de una invitación como cineasta”

“La prédica dominante en estos días es la de menospreciar el trabajo artístico, reducirlo a la condición de ‘inútil’”

“Las palabras del Papa devuelven al cine su fuerza grupal para pensar la realidad, para pensar el cine mismo, y para construir belleza”

 

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Citarella saludando al Papa León XIV en el Vaticano. Fue parte de una reunión con importantes figuras del mundo del cine

Citarella dirigiendo “Trenque Lauquen”, su última película

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