Cuidar y mantener los espacios verdes de la Ciudad es una misión de todos

En las últimas jornadas los reclamos vecinales le apuntaron a la plaza Rocha, en la que los cestos de basura se ven desbordados y faltan baldosas en las veredas perimetrales e interiores que se ven cubiertas de lodo, entre otras protestas por el mal estado de ese tradicional espacio platense ubicado en 7 y 60. En realidad, esa protesta no hace sino sumarse a los precedentes desde hace tiempo que aluden a la falta de mantenimiento de muchas otros espacios verdes platenses.

De acuerdo a censos realizados en los últimos años, se conoce que la Ciudad cuenta con una dotación global de unos 200 lugares públicos de esparcimiento, entre plazas, paseos y ramblas, que son diariamente visitados por muchas personas, aunque varios de esos sitios presentan distintos tipos de problemas. Se trata de un patrimonio muy valioso que, por consiguiente, merecería la mayor de las atenciones.

Hace pocas jornadas se reflejaron reclamos por el mal estado que presenta la plaza Olazábal, ubicada sobre la avenida 7 a la altura de la 38, por la suciedad y la falta de baldosas en sus veredas.

Cabría aquí recordar que a través de un informe oficial que tomó estado público, pudo conocerse hace pocos años que el 65 por ciento de las plazas y paseos públicos de la Ciudad tenia parte de los juegos rotos o exhibía piezas faltantes en su mobiliario, en lo que resultaba ser, según ese trabajo, resultado de la confluencia de dos factores: la imparable acción de los vándalos y, por el otro, la falta de reposición y de mantenimiento continuo de esos espacios.

Más allá de que la responsabilidad principal por el debido mantenimiento de este mobiliario le concierne a la Comuna, en cuanto a los hechos de vandalismo, vuelve a ponerse de relieve la falta de educación de no pocas personas, a las que no les interesa valorar y respetar los bienes comunes.

Además de dejar papeles y otros residuos en el suelo, muchos propietarios de perros –que acuden a las plazas sin llevarlos con cuerda y bozal reglamentario, algo que resulta ser un verdadero peligro para terceros- se creen también totalmente eximidos de levantar, con las bolsitas que debieran llevar, la suciedad que dejan.

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Nuestra ciudad nació identificada con el respeto a los espacios verdes y al arbolado público.

Fue vanguardista en ese sentido y, como tal, reconocida en América y el resto del mundo por los criterios urbanísticos que marcaron la presencia de una plaza o parque cada seis cuadras, con la cercana presencia del Bosque y de grandes masas forestales en su entorno, destinándose también esas verdaderas reservas al esparcimiento público.

Sin embargo, como se ha dicho, algunos pocos desaprensivos siguen desplegando su acción destructiva y, frente a ellos, es preciso que opere una vigilancia celosa por parte de la Municipalidad, a la que no le debería faltar personal para ocuparse de mantener los paseos en buen estado y realizar las tareas de mantenimiento que deben desplegarse todos los días, sin esperar a que la degradación avance.