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Moros y Cristianos: el abrazo entre dos mundos

Todos los años se celebra en Murcia una de las versiones más destacadas de la Fiesta de estos grupos, que conmemora las batallas entre los musulmanes y los reinos católicos por los territorios ibéricos durante siglos. La magia de esta tradición

Moros y Cristianos: el abrazo entre dos mundos

los atuendos que dan un clima de época / web

16 de Octubre de 2022 | 04:47
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En España hay diversos festejos y recreaciones que recuerdan, mediante desfiles y representaciones teatrales, los enfrentamientos entre distintas culturas y razas; entre posiciones sociales, reinos y reyes; y también entre dinastías, que hubo a lo largo de sus siglos de historia. Una de las fiestas populares de este tipo más señaladas evoca los acontecimientos ocurridos durante los 800 años de presencia árabe en la Península Ibérica, habitada mayoritariamente por cristianos y donde fueron frecuentes las batallas, pero también la convivencia pacífica de cristianos y “moros”, los pueblos procedentes del norte de África, de la antigua provincia romana de “Mauretania”.

La Fiesta de Moros y Cristianos se celebra anualmente en cientos de pueblos y ciudades de España, especialmente en la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, pero también se dan algunas celebraciones con estos dos bandos históricos en Cataluña, Castilla-La Mancha o en las islas Baleares y Canarias.

Pero además, estas fiestas originarias de la Península Ibérica se celebran en cientos de poblaciones de distintos países del continente americano, según confirma Daniel Catalá-Pérez, profesor de la Universidad Politécnica y uno de los principales estudiosos de esta festividad en el mundo hispano.

Explica que, además de en España, esta se celebra en distintas poblaciones de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.

En cantidad de poblaciones, España se sitúa a la cabeza de los países que celebran este festejo, seguida de cerca por México. Pero si sumamos las poblaciones de todos los países latinoamericanos que lo celebran, es mayor que la cantidad de localidades que lo disfrutan España, según los datos de 2010, recopilados por este estudioso.

A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO

Las distintas representaciones de Moros y Cristianos, a un lado y otro del océano Atlántico, tienen su variantes, particularidades y evolución histórica, así como puntos en común, según los países y poblaciones donde se llevan a cabo, añade Catalá-Pérez.

En España, varias de estas fiestas son de Interés Turístico Internacional, y la próxima que aspira a conseguir esta categoría es la que se celebra en la ciudad de Murcia, una de las más llamativas.

Concretamente en esta localidad, los participantes en ese evento no reviven el enfrentamiento entre civilizaciones, sino que se centran en el carácter festivo, dando el protagonismo a la alegría, la convivencia, el esfuerzo común y la diversión, de acuerdo a su organización.

Esta fiesta se celebra cada año en esta época. Y durante la fiestas es frecuente encontrar a personas con vestimentas representativas de personajes y pobladores de ambos bandos, musulmanes y cristianos, del brazo por las calles y en las plazas compartiendo mesa, disfrutando de una cerveza fresca o un vino y platos de la tierra.

Cuando sí compiten unos con otros, aunque mezclen sus pasos, es en los desfiles, como el más solemne que tiene lugar al atardecer y dura casi cuatro horas. En ese acto los distintos grupos lucen sus mejores trajes, corazas y armas, acompasan el ritmo de sus cuerpos con un sensual movimiento, tanto de mujeres como de hombres, y saludan al público.

Túnicas y pañuelos con ricos bordados en hilo de oro engalanan a las mujeres moras; otras túnicas, sobrias en blanco y negro con algunos adornos dorados o rojos, visten los cuerpos de los hombres cristianos.

DESFILES Y CARROZAS ESPECTACULARES

De tanto en tanto, desfilan algunas carrozas de raras formas y colores sobre las que saludan los reyes moros e infantes cristianos con sus más elegantes galas, así como grupos de caballos y caballistas que hacen extraordinarias piruetas. Y entre unos y otros, avanzan cientos de músicos formando bandas e interpretando música festiva que incluyen las marcha mora y la cristiana, pasodobles y alguna versión atrevida de clásicos modernos, como “La saeta”, de Joan Manuel Serrat o “We Will Rock You” de Queen.

Durante la fiesta, hay muchos otros actos destacados: pasacalles, pregones, presentaciones de abanderados y reyes, concursos, torneo de ajedrez, homenajes a personajes históricos y procesiones.

Dos actos muy concurridos son la ofrenda de flores y presentación de los niños nacidos el año anterior a la Virgen de la Arrixaca, venerada en Murcia, y el estruendoso ‘alarde de arcabucería’ (disparos de fogueo con arcabuces).

Cada día, al anochecer, moros y cristianos se juntan en el Campamento Medieval, un lugar de encuentro y diversión donde cada grupo “festero” tiene su espacio, el cual comparte con las personas que van a visitarlos y donde además pueden degustarse distintas especialidades gastronómicas hasta la madrugada.

En la fiesta participan 15 grupos, denominados ‘kábilas’ y ‘mesnadas’, numerosas bandas y orquestas que componen un gran desfile de unas 2.000 personas, desde niños de meses, hasta veteranos que llevan 40 años desfilando.

Los días finales de las fiestas, delante de la catedral, unos actores locales, representan y recitan en verso, acompañados por un coro y un instrumento musical de cuerda, algunos episodios relacionados con la fundación de Murcia, en el siglo IX.

Los episodios representados forman parte de historias y leyendas relativas al reinado del emir Abderraman II, como la de una pelea entre dos familias árabes, la destrucción de la ciudad donde empezó dicha disputa y la fundación de un emplazamiento que dio lugar al nacimiento de Murcia.

Otros episodios, históricos o legendarios, que pueden ser representados en los días finales de la fiesta hacen referencia a la reconquista, por parte de los cristianos, de los territorios que antes ocuparon los árabes, así como al papel del Infante Alfonso de Castilla y posterior rey Alfonso X El Sabio, cuyo corazón está en una urna del altar mayor de la espléndida catedral de Murcia.

“En Murcia hay una importante colonia latinoamericana, que contempla los desfiles, pasean por el campamento y toma bebidas y viandas ofrecidas por los grupos ‘festeros ”, explica Celestino Avilés Pérez, vocal de Relaciones Institucionales de la Federación de Moros y Cristianos de Murcia.

Destaca que a la fiesta acude “toda la familia: niños, padres y abuelos” y enfatiza que los Moros y Cristianos de Murcia “presenta algunas características que la diferencian de otras fiestas similares en España”.

Indica que “es la única que se celebra en una capital de provincia y en ella no hay guerra, vencedores o vencidos, sino que hay negociación y un diálogo para pasar de manos moras a manos cristianas, en lo que se conoce por vasallaje”.

Esta fiesta “cubre un periodo de 600 años, desde la Fundación de la ciudad de Murcia por parte de los musulmanes en el año 825, hasta la entrega de sus llaves a los cristianos en el año 1243”, según este especialista.

Otro aspecto diferencial de esta fiesta es que rememora el uso de pólvora y arcabuces a través del “alarde de arcabucería”, una representación de la lucha previa a la decisión de fundar la ciudad de Murcia, según Avilés, quien también destaca las “embajadas” de la fiesta, representaciones teatrales con más de 50 personas cada una, en las que todos los participantes son “festeros”.

Lugares
Además de en España, la Fiesta de Moros y Cristianos se celebra en algunos lugares de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.
Atuendos
Durante esta fiesta es frecuente encontrar a personas con vestimentas representativas de personajes y pobladores de ambos bandos, musulmanes y cristianos, del brazo por las calles y en las plazas, compartiendo mesa, disfrutando de una cerveza fresca o un vino y deliciosos platos de la tierras murcianas.

Las fiestas originarias se celebran en poblaciones americanas

Su influencia en América

Moros y cristianos

El abrazo entre dos mundos

Todos los años se celebra en Murcia una de las versiones más destacadas de la Fiesta de Moros y Cristianos, que conmemora las batallas entre musulmanes y los reinos católicos por los territorios ibéricos durante siglos. La magia de eta tradición

En España hay diversos festejos y recreaciones que recuerdan, mediante desfiles y representaciones teatrales, los enfrentamientos entre distintas culturas y razas; entre posiciones sociales, reinos y reyes; y también entre dinastías, que hubo a lo largo de sus siglos de historia. Una de las fiestas populares de este tipo más señaladas evoca los acontecimientos ocurridos durante los 800 años de presencia árabe en la Península Ibérica, habitada mayoritariamente por cristianos y donde fueron frecuentes las batallas, pero también la convivencia pacífica de cristianos y “moros”, los pueblos procedentes del norte de África, de la antigua provincia romana de “Mauretania”.

La Fiesta de Moros y Cristianos se celebra anualmente en cientos de pueblos y ciudades de España, especialmente en la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, pero también se dan algunas celebraciones con estos dos bandos históricos en Cataluña, Castilla-La Mancha o en las islas Baleares y Canarias.

Pero además, estas fiestas originarias de la Península Ibérica se celebran en cientos de poblaciones de distintos países del continente americano, según confirma Daniel Catalá-Pérez, profesor de la Universidad Politécnica y uno de los principales estudiosos de esta festividad en el mundo hispano.

Explica que, además de en España, esta se celebra en distintas poblaciones de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.

En cantidad de poblaciones, España se sitúa a la cabeza de los países que celebran este festejo, seguida de cerca por México. Pero si sumamos las poblaciones de todos los países latinoamericanos que lo celebran, es mayor que la cantidad de localidades que lo disfrutan España, según los datos de 2010, recopilados por este estudioso.

A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO

Las distintas representaciones de Moros y Cristianos, a un lado y otro del océano Atlántico, tienen su variantes, particularidades y evolución histórica, así como puntos en común, según los países y poblaciones donde se llevan a cabo, añade Catalá-Pérez.

En España, varias de estas fiestas son de Interés Turístico Internacional, y la próxima que aspira a conseguir esta categoría es la que se celebra en la ciudad de Murcia, una de las más llamativas.

Concretamente en esta localidad, los participantes en ese evento no reviven el enfrentamiento entre civilizaciones, sino que se centran en el carácter festivo, dando el protagonismo a la alegría, la convivencia, el esfuerzo común y la diversión, de acuerdo a su organización.

Esta fiesta se celebra cada año en esta época. Y durante la fiestas es frecuente encontrar a personas con vestimentas representativas de personajes y pobladores de ambos bandos, musulmanes y cristianos, del brazo por las calles y en las plazas compartiendo mesa, disfrutando de una cerveza fresca o un vino y platos de la tierra.

Cuando sí compiten unos con otros, aunque mezclen sus pasos, es en los desfiles, como el más solemne que tiene lugar al atardecer y dura casi cuatro horas. En ese acto los distintos grupos lucen sus mejores trajes, corazas y armas, acompasan el ritmo de sus cuerpos con un sensual movimiento, tanto de mujeres como de hombres, y saludan al público.

Túnicas y pañuelos con ricos bordados en hilo de oro engalanan a las mujeres moras; otras túnicas, sobrias en blanco y negro con algunos adornos dorados o rojos, visten los cuerpos de los hombres cristianos.

DESFILES Y CARROZAS ESPECTACULARES

De tanto en tanto, desfilan algunas carrozas de raras formas y colores sobre las que saludan los reyes moros e infantes cristianos con sus más elegantes galas, así como grupos de caballos y caballistas que hacen extraordinarias piruetas. Y entre unos y otros, avanzan cientos de músicos formando bandas e interpretando música festiva que incluyen las marcha mora y la cristiana, pasodobles y alguna versión atrevida de clásicos modernos, como “La saeta”, de Joan Manuel Serrat o “We Will Rock You” de Queen.

Durante la fiesta, hay muchos otros actos destacados: pasacalles, pregones, presentaciones de abanderados y reyes, concursos, torneo de ajedrez, homenajes a personajes históricos y procesiones.

Dos actos muy concurridos son la ofrenda de flores y presentación de los niños nacidos el año anterior a la Virgen de la Arrixaca, venerada en Murcia, y el estruendoso ‘alarde de arcabucería’ (disparos de fogueo con arcabuces).

Cada día, al anochecer, moros y cristianos se juntan en el Campamento Medieval, un lugar de encuentro y diversión donde cada grupo “festero” tiene su espacio, el cual comparte con las personas que van a visitarlos y donde además pueden degustarse distintas especialidades gastronómicas hasta la madrugada.

En la fiesta participan 15 grupos, denominados ‘kábilas’ y ‘mesnadas’, numerosas bandas y orquestas que componen un gran desfile de unas 2.000 personas, desde niños de meses, hasta veteranos que llevan 40 años desfilando.

Los días finales de las fiestas, delante de la catedral, unos actores locales, representan y recitan en verso, acompañados por un coro y un instrumento musical de cuerda, algunos episodios relacionados con la fundación de Murcia, en el siglo IX.

Los episodios representados forman parte de historias y leyendas relativas al reinado del emir Abderraman II, como la de una pelea entre dos familias árabes, la destrucción de la ciudad donde empezó dicha disputa y la fundación de un emplazamiento que dio lugar al nacimiento de Murcia.

Otros episodios, históricos o legendarios, que pueden ser representados en los días finales de la fiesta hacen referencia a la reconquista, por parte de los cristianos, de los territorios que antes ocuparon los árabes, así como al papel del Infante Alfonso de Castilla y posterior rey Alfonso X El Sabio, cuyo corazón está en una urna del altar mayor de la espléndida catedral de Murcia.

“En Murcia hay una importante colonia latinoamericana, que contempla los desfiles, pasean por el campamento y toma bebidas y viandas ofrecidas por los grupos ‘festeros ”, explica Celestino Avilés Pérez, vocal de Relaciones Institucionales de la Federación de Moros y Cristianos de Murcia.

Destaca que a la fiesta acude “toda la familia: niños, padres y abuelos” y enfatiza que los Moros y Cristianos de Murcia “presenta algunas características que la diferencian de otras fiestas similares en España”.

Indica que “es la única que se celebra en una capital de provincia y en ella no hay guerra, vencedores o vencidos, sino que hay negociación y un diálogo para pasar de manos moras a manos cristianas, en lo que se conoce por vasallaje”.

Esta fiesta “cubre un periodo de 600 años, desde la Fundación de la ciudad de Murcia por parte de los musulmanes en el año 825, hasta la entrega de sus llaves a los cristianos en el año 1243”, según este especialista.

Otro aspecto diferencial de esta fiesta es que rememora el uso de pólvora y arcabuces a través del “alarde de arcabucería”, una representación de la lucha previa a la decisión de fundar la ciudad de Murcia, según Avilés, quien también destaca las “embajadas” de la fiesta, representaciones teatrales con más de 50 personas cada una, en las que todos los participantes son “festeros”.

 
Atuendos Durante esta fiesta es frecuente encontrar a personas con vestimentas representativas de personajes y pobladores de ambos bandos, musulmanes y cristianos, del brazo por las calles y en las plazas, compartiendo mesa, disfrutando de una cerveza fresca o un vino y deliciosos platos de la tierras murcianas.

 

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los atuendos que dan un clima de época / web

Un pasaje de las fiestas de Moros y Cristianos, en Murcia / Open Comunicación

Un ‘festero’ a caballo / Open Comunicación

Una escena del desfile / Open Comunicación

Un participante de la celebración en un camello / Open Comunicación

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