“¿Quién da má$?”: los secretos de los subastadores más famosos de la tele

Algunos logran ganar el corazón del público y otros, su espalda. Y aunque se analicen las razones del éxito, a veces es cuestión de suerte. Sin dudas, “¿Quién da má$?” es uno de esos programas de televisión que han sido tocados por la varita mágica. Desde History, el reality de los subastadores se ha vuelto un clásico de la pantalla chica que, por estos días, celebra su regreso a los acalorados remates tras un año de suspenso a causa de la pandemia de COVID-19.

Con capítulos los domingos a las 22.50 por la señal de cable, “¿Quién da má$?” desanda su decimotercera temporada de alocadas aventuras por abandonados depósitos de California, Estados Unidos, donde si un locatario no paga el alquiler de su contenedor durante tres meses, todo su contenido puede ser puesto a la venta.

Dan y Laura son los “reyes” del show: juntos desde hace 25 años, se conocieron en un remate

Claro que esa venta tiene condiciones especiales: los potenciales compradores sólo tienen cinco minutos para mirar desde la puerta de entrada, imaginando lo que podría haber y lo que no, y a partir de lo que su experiencia les diga poner un precio e intentar, subasta de por medio, convertirse en el mejor postor.

Socios delante y detrás de las cámaras, Dan y Laura Dotson son la icónica pareja de subastadores de este show al que los compradores -Brandi Passante, Jarrod Schultz, Darrell Sheets, Kenny Crossley, Rene y Casey Nezhoda, así como Ivy Calvin y sus hijos, entre otros- tratan de superar a sus oponentes a base de estrategias feroces y ofertas tentadoras.

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En estos diez años, en los que han pasado cosas increíbles (como ese depósito vendido por 500 dólares que contenía una caja fuerte con ¡7.5 millones de dólares en efectivo!) ya han regalado a la audiencia 275 episodios, un número que habla por sí solo del fenómeno de este envío que ni sus mismos creadores esperaban.

“Ni en un millón de años, nunca había soñado que íbamos a estar por todo el mundo con nuestras subastas, con una audiencia mundial. La verdad es que ese es el valor emocional para mi, el valor sentimental. Es parte de mi legado”, aseguró Dan Dotson.

Simpática y carismática, igual que se los ve en la tele, la pareja de rematadores habla rápido -pero no tan rápido como en la pantalla chica- en el marco de un evento de prensa virtual organizado por History, en el que revelaron algunos de los secretos de este apasionante programa.

Según Dan, que es tercera línea de una familia de rematadores, para ser subastador “se nace y se hace”. Es un poco y poco. “Si tienes la pasión en tu corazón y tienes años de experiencia como para poder mantenerte a flote, te conviertes en un muy buen subastador. Pero algo tenés que tener para empezar, algo que impulse esa pasión para hacerlo. Así que un poquito de cada una”, manifestó.

Laura, en cambio, jamás en su vida había pensado en ser la cabeza de un remate. Tampoco en ser la mujer de un rematador. Pero se acostumbró y lo disfruta. “Es algo que fui adquiriendo que me encanta y para lo que tengo al mejor entrenador del mundo”, elogió a su compañero.

Pero el éxito de esta pareja no podría ser delante de las cámaras sino fuera, antes, detrás.

Juntos desde hace 25 años y con un hijo en común, Dan y Laura contaron las claves de una relación que comenzó, como no podía ser de otra forma, en un remate.

“Él me conquistó el día que me dijo ‘hola’. Sé que esto es una locura, pero nos conocimos en una subasta y hubo química de entrada. La verdad, yo en ese momento estaba comprando equipamiento para un restaurante y él estaba coqueteando conmigo y al mismo tiempo seguía diciendo ‘¡sí, vendido a la rubia linda que está ahí en la izquierda!’. Y yo seguía ofertando, ofertando, pujando. Pero, ¿saben qué? Esa era mi tercera subasta y yo ya le había echado el ojo”, reveló entre risas Laura el flechazo que tuvo con su ahora marido.

Por su parte, Dan contó cuál es su truco para lograr la armonía. “Como esposo yo trato de hacer todo lo que ella me pide y también trato de hacer algunas cosas antes de que me las pida. Ese es el secreto”, confesó.

El amor que se profesan traspasa la pantalla y aunque tienen una misma filosofía de vida también comparten -y celebran- las diferencias.

“Cada uno de nosotros tiene sus fortalezas individuales y todo eso lo llevamos, por supuesto, a la subasta y a la vida. Ella es muy organizada. Toma nota. Yo escucho bien y tomo notas mentales. Hay cosas en las que yo soy fuerte y ella no, y viceversa. Y así fue que nos complementamos: somos el ying y el yang”, manifestó el simpático “rey” de los remates que luce, como en la tele, su característica barba candado canosa y sombrero oscuro.

En tren de confesiones, Laura se abrió ante la prensa y llegó a contar que de niña tuvo una visión. “Dios me dijo ‘Laura, sé paciente, vas a encontrar a un hombre que te ame y vas a tener una vida maravillosa. Y en mis sueños, en mis visiones, yo estaba en un podio, hablando con gente, compartiendo’”, relató esta carismática mujer que, tratando de interpretar esas visiones, pensaba que podía llegar a convertirse en una pastora, algo que la hizo asustar. Con el tiempo, no fue una feligresía la que tuvo adelante sino compradores a los que al término de cada show ellas les dice la ya icónica frase del envío: “No olviden pagarle a la dama”.

Dan y Laura Dotson

Según dijo, esta profesión la ayudó a vencer sus propias inseguridades, en tanto, “tenía mucho miedo de estar en el escenario o de hablar frente al público. Así que esto me abrió como persona y permitió que saliera la Laura interior”.

Consultada sobre cómo es ser mujer en un mundo tradicionalmente dominado por hombres, no ocultó sus sensaciones. Si bien dijo que es un “mundo raro”, destacó que tuvo una “recepción muy cálida” por lo que “no importa si eres hombre o mujer”. Para ella, haberse animado y haber sido “recibida con mucho amor” fue el impulso que necesitaba “para seguir avanzando” en este universo.

LA COMPETENCIA FEROZ

A lo largo de estos diez años de aventuras en la pantalla chica, Dan y Laura han sido testigos de las acciones más locas por parte de los compradores para quedarse con tal o cual depósito. Las estrategias -desde enviar un dron hasta usar lentes especiales o esparcir rumores falsos para engañar a la competencia- son tan variadas como alocadas.

“La verdad es que no hay límites para esta gente a la hora de lograr el depósito deseado, se la pasan socavando uno a otro. Son unos personajes y la verdad es que a mí no me sorprende nada cuando intentan hacer alguna de esas movidas descabelladas”, dijo Dan.

La pandemia de COVID-19 no sólo hizo que el show no estuviera al aire el año pasado con nuevos episodios sino que también introdujo cambios significativos para el formato.

Con más de 40 años de trabajo en el rubro, Dan dice que para ser subastador “se nace y se hace”

“Con la distancia social y el barbijo, los compradores están con cara de poker total, no sabemos qué piensan, no sabemos qué van a decir y es más difícil todavía. Hay muchos compradores que trabajan con ese lenguaje corporal, analizan el de los demás” y es algo que se perdió, manifestó Laura sobre las complicaciones que trajo la crisis sanitaria que, sin embargo, no opacó el espíritu del show.

En el capítulo de mañana, Kenny vuelve decidido a recuperar su título de rey, pero las cosas no empiezan como esperaba y tiene problemas para acumular ganancias. Mientras tanto, las Ivys desafían al frío con tal de conseguir su fortuna y Lisa finalmente se convierte en compradora buscando un mentor.