“Physical”: un vómito de frustración al acalorado ritmo fitness de los ochenta

Una persona que a lo largo de su vida ha tenido que lidiar -o ver lidiar- con algún que otro trastorno alimenticio, un fantasma siempre listo para servir en bandeja una buena recaída, podría sentir dos cosas al ver “Physical”, una de las últimas apuestas de Apple TV+: rechazo inmediato o adicción inmediata.

Las dos reacciones, del mismo modo, podrían deberse a lo mismo: la forma tan cruda en la que la bulimia está graficada en pantalla, una incomodidad que tensa los músculos del cuerpo al entrar y salir de ese oscuro mundo al que nos arrastra la protagonista pero de una manera pocas veces antes vista.

La incomodidad podría estar asociada tal vez a la irreverencia con la que se trata en pantalla este trastorno alimenticio gracias a los toques de comedia negra, negrísima, que hacen de este show una apuesta original.

Annie Weisman, creadora, guionista y productora ejecutiva de la serie, dijo que se inspiró en su propia historia con un trastorno que la ha hecho sentirse “dividida” siendo la mujer perfecta para el afuera pero consumida por dentro; una sensación que ha logrado trasladar a la televisión con una realidad que impresiona y que, por lo mismo, ha causado algunos reparos en los telespectadores más susceptibles. Para ellos, por caso, van las advertencias de “discreción” de la producción sobre el contenido “inquietante” antes del inicio de cada capítulo.

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De todos modos, la serie protagonizada por una magistral Rose Byrne, no trata sobre la bulimia. Podría, la protagonista, tener problemas con la bebida, con las drogas, con el cigarrillo o con lo que sea y, sin embargo, el eje seguiría siendo el mismo.

“Physical” está ambientada en el San Diego de los años 80, un paraíso playero natural amenazado por el progreso urbanístico en el que Sheila Rubin (Byrne) parece sobrevivir, más que vivir, como una ama de casa dedicada a complacer las demandas de su marido Danny, a quien ayuda a encarar una carrera política en el Estados Unidos liderado por Ronald Reagan.

La serie, que ya tiene cuatro capítulos disponibles y que habilitará nuevos episodios cada viernes, viaja del presente de éxito al pasado pantanoso de esta aparentemente feliz madre y esposa que, por dentro, lucha contra sus demonios personales.

El “deber ser” tan enquistado en su estómago hará librar las batallas más duras e hilarantes a esta mujer que, al borde de la quiebra económica, se dilapida los ahorros familiares devorando desnuda comida chatarra que, después, vomitará.

El vómito, claro, no es más que la forma que Sheila ha encontrado para descargar toda esa frustración encapsulada en ese frágil cuerpo al que su yo interior le devuelve, maliciosa y provocativamente, una imagen distorsionada, a través de una voz que oficia como de su mala, malísima conciencia.

Sumida en esa espiral en descenso a los infiernos, al que se jura abandonar una y otra vez muy a pesar de las tentaciones dulces difíciles de controlar, Sheila encontrará un haz de luz en el lugar más inesperado: el mundo del aeróbic.

Lo que empezó como una simple actividad para sudar los excesos, se convirtió en algo mucho más importante que solo transpiración para Sheila, que parece conectar con su yo sin vicios mientras revive al ritmo nostálgico de los ochenta, enfundada en calzas, mallas sexies, polainas y cintos anchos que devuelven al presente lo mejor de la moda deportiva de la época.

Della Saba y Lou Taylor Pucci, son Bunny y Tylor: compinches de Sheila

Envalentonada, Sheila no tardará en engancharse con el ejercicio pero su ascenso meteórico comenzará cuando descubra una forma de combinar su nueva pasión con la tecnología de las cintas de video en un negocio revolucionario para aquellos años pero para el que, como en todo en la vida, necesitará dinero y, claro, muchas mentiras para conseguirlo.

“Physical” comienza con una Sheila que, empoderada, se prepara para dar un show de aerobic en la televisión, convertida en toda una gurú del fitness. Pero para llegar a ser y sentirse tan segura y poderosa, tuvo que atravesar un camino lleno de dolor y represiones que es lo que esta serie nos mostrará.

Más allá de la historia de Sheila Rubin, interpretada con maestría por una actriz que apenas con simples gestos logra entrar y salir en sus dos versiones, “Physical” se hace grande también por contar las historias de sus personajes secundarios que, al igual que la protagonista, brillan pero no por sus éxitos sino por sus fracasos intentando vivir su propio sueño de vida americano.

Rory Scovel es Danny Rubin, el marido cómodo y achanchado por el que Sheila dejó en stand by su vida, un ex activista con arrastre entre las mujeres que brilló décadas atrás pero que ahora, tras ser despedido como profesor, intentará tener una carrera política para la que, como jefe de campaña, contratará a su amigo Jerry (Geoffrey Arend), su compañero de alocadas aventuras en el pasado pero de dudoso presente personal y profesional.

Uno de los personajes más entrañables de la serie es el que interpreta Dierdre Friel (Ella en “New Amsterdam”) como Greta, la mujer de un exitoso empresario que es todo lo que la Sheila demoníaca rechaza -no sólo es gorda sino que, además, disfruta de comer y no tiene problemas con el espejo- pero que, con el correr de los episodios, se convertirá en una compañía incondicional.

Della Saba y Lou Taylor Pucci son los enérgicos Bunny y Tyler, una profesora de aeróbics y su novio surfer que ayudarán a Sheila a emprender su camino al éxito pero que también deberán sortear sus propias batallas.

Dentro del elenco se destaca también Paul Sparks como John Breem, el millonario empresario que compite en la campaña política contra el marido de Sheila y que, teniendo todo para ganar, con una familia tipo y una carrera prometedora, se siente vacío por dentro.

Bajo la dirección de Craig Gillespie (“Cruella”, “Yo, Tonya”), Liza Johnson y Stephanie Laing, “Physical” está integrada por diez capítulos de media hora y está disponible en Apple TV+, servicio disponible en el país al que se puede acceder por 4.99 dólares por mes.