Barrios jaqueados y menores que no cesan de delinquir

Otro barrio de nuestra zona, el ubicado sobre 122 y 51, en la frontera entre los municipios de La Plata y Ensenada, vive hoy jaqueado por la inseguridad, acosado por la presencia de grupos de motochorros y de menores que actúan bajo la modalidad “piraña” y que roban y atemorizan por igual a vecinos y comerciantes, tal como se reflejó en la edición anterior.

Los pobladores no dudan en que el flagelo que sufren a diario y desde hace seis meses está causado no sólo por los motochorros, sino, básicamente, como producto del accionar de chicos de entre 10 y 12 años de edad que deambulan por las calles, aún en estas horas, pese a la restricción obligatoria del movimiento callejero impuesto en el país. Esos grupos también atacaban, hasta que hubo clases, a los centenares de estudiantes de la Universidad que transitan por esa zona. Como se sabe, el área del Dique, así conocida, se encuentra lindera a la de las facultades de Humanidades y de Psicología (emplazadas en el ex Bim III de 122 y 50, al fondo del Bosque).

Una fuente vinculada con las investigaciones que se pusieron en marcha a partir del robo a una verdulería, definió el accionar de esta banda como de modalidad piraña, similar a la que actuó recientemente una estación de servicio cercana, aunque mucho antes ya se había presentado, y continúa en oportunidades, en el propio micro centro platense.

En cuanto al robo a la verdulería, se informó que el local se vio de pronto literalmente invadido por una veintena de personas, la mayoría menores de edad, que en pocos segundos se dedicaron a robar mercadería. La filmación posterior de una cámara de la Municipalidad ensenadense permitió observar a esas personas cruzar la calle y huir desde La Plata hacia Ensenada.

Entre tanto, los vecinos del lugar -como ha ocurrido también en tantos otros casos- aseguran que los autores de esos delitos viven en un predio ubicado al costado de las vías del ferrocarril, precisando el sitio exacto. Se está hablando, entonces, de aportes testimoniales que pueden alcanzar mucho valor, en la medida en que la Policía los tome en cuenta.

En muchos episodios análogos, como los ocurridos recientemente en Tolosa, la Loma u otros barrio y en localidades de la periferia, los vecinos del lugar no han dejado de ofrecer testimonios –valederos en muchas ocasiones- acerca del lugar en donde residen los menores y los motochorros que los asaltan y roban.

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Lo que se viene reclamando en todos estos casos es una mayor presencia policial, de tipo preventivo, en los distintos barrios. Una presencia de personal en lugares conflictivos y una mayor cantidad de patrulleros realizando rondas permanentes, requiriéndose también de los efectivos policiales que actúen a la hora de detener a los malvivientes, acudiéndose a lugares sobre los cuales no existen demasiadas dudas que los podrían hallar.

Se ha dicho aquí muchas veces que en países que cuentan con políticas de seguridad de avanzada –como es el caso de Francia- existen cuerpos locales de policía que realizan las llamadas políticas de cercanía, acercándose a los vecindarios y conociendo a fondo los problemas que se enfrentan en cada barrio. Esa tarea, que décadas atrás realizaban con tanta efectividad los llamados “policías de la esquina”, debiera ser reactivada en la actualidad.

Mientras tanto, las autoridades a cargo de la seguridad debieran responder prontamente a los reclamos de muchos barrios, abandonados hoy a su propia suerte, dominados por bandas de personas de toda edad que despliegan a su arbitrio y durante mucho tiempo un accionar delictivo al que nadie parece querer detener.