“Y ahora ¿cómo vamos a atender a los pacientes?”

El personal del Hospital Soroka, en Beersheva, sur de Israel, está conmocionado después de que un misil iraní golpeara ayer este centro de salud, donde parte de las instalaciones quedaron en ruinas. El impacto del misil hizo estallar ventanas y derribó techos, provocando cerca de 40 heridos. Más allá del equipamiento médico destruido, el bombardeo generó pánico en los pasillos. “Es muy triste, nunca pensé que algo así pudiera suceder. Nunca. Aquí solo hay profesionales médicos y pacientes”, declaró Wasim Hin, oftalmólogo del hospital. El departamento de oftalmología, ubicado en el tercer piso del hospital, quedó destruido. “Esta unidad es la más importante del hospital en materia de cirugías y número de pacientes examinados, atendemos cerca de 50.000 pacientes al año”, subrayó su jefe Boris Knaizer. “Y ahora, ¿cómo vamos a atenderlos? No tenemos idea, no tenemos espacio, no tenemos habitaciones, todo fue destruido”, agregó.

El hospital Soroka tiene más de 1.000 camas y atiende a una gran parte de la población del sur de Israel, cerca de un millón de personas.