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Espectáculos |NOVEDADES DE LA CARTELERA PORTEÑA

“Vamo’ los Pibes”: rebeldes con canas

Antonio Grimau, Osvaldo Laport, Raúl Lavié y Osvaldo Santoro son cuatro amigos octogenarios dispuestos a todo con tal de cumplir un último gran sueño. Desde el 2 de enero en el Metropolitan

“Vamo’ los Pibes”: rebeldes con canas
26 de Diciembre de 2025 | 01:07
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La calle Corrientes sumará a su cartelera una propuesta necesaria: “Vamo’ los Pibes”, una comedia que pone en primer plano a los adultos mayores no como figuras secundarias o nostálgicas, sino como protagonistas absolutos de una aventura vital y profundamente humana.

Escrita y dirigida por Federico Palazzo, y protagonizada por Antonio Grimau, Osvaldo Laport, Raúl Lavié y Osvaldo Santoro, la obra se estrena el 2 de enero en el Multiteatro con producción de Los Rottemberg y funciones de miércoles a domingo.

La premisa es simple: cuatro amigos octogenarios deciden cumplir un último gran sueño. Todo comienza con la necesidad urgente de conseguirle un audífono a Ernesto, un ex cantor decidido a volver a cantar. Pero ese pequeño objetivo se transforma rápidamente en algo mucho más grande: formar una banda, subirse a una casa rodante y salir de gira, como si el tiempo no existiera o, mejor aún, como si ya no importara.

Para Federico Palazzo, el motor de esta historia es profundamente personal. La obra está basada libremente en “El Audífono”, texto original de su padre, Jorge Palaz, y ese origen familiar atraviesa todo el proyecto. “Lo que me motiva de esta obra está anclado, sin duda, a una historia familiar”, explica el autor y director en diálogo con EL DIA, que se permitió “la valentía y el atrevimiento” de versionar el material después de años de trabajo. Pero el impulso no es solo afectivo: Palazzo habla de causas, de utilidad y de una mirada política y poética sobre el lugar que la sociedad le asigna a los adultos mayores. Siente que, de manera paulatina, son relegados del sistema y que eso despierta en los personajes una “rebeldía razonable”. “No quieren que les digan que ya no sirven para nada, y desde ese lugar construyen una actitud casi revolucionaria que los devuelve a la energía de las utopías y a la sensación adolescente de que el mundo todavía puede ser propio”, agrega.

Esa combinación de ternura, humor y reivindicación es uno de los grandes puntos de interés de la obra. Palazzo lo explica con una reflexión que se extiende más allá del escenario: “el arte no detiene la mano que lastima, pero sí permite ver la herida. Y cuando la herida se ve, quizás se pueda curar”. En ese sentido, el humor funciona como un vehículo para abordar dramas existenciales sin solemnidad, apelando a la risa como forma de reparación.

El equilibrio entre la comedia y la emoción es otro de los pilares de “Vamo’ los Pibes”. Para su director, no hay humor sin contraste, ni emoción sin pausa. Habla de flexibilidad, de ser “junco y no rígido”, de la relación inevitable entre la luz y la sombra. Después de una gran tensión, dice, tiene que haber respiración y reflexión. Ese pulso rítmico es el que ordena la puesta y el trabajo actoral, siempre con un objetivo claro: perseguir la verdad. La amistad, además, aparece como un valor central. A diferencia de la familia, que no se elige, los amigos son una decisión cotidiana. En esta historia, son cuatro amigos de toda la vida, dispuestos a darlo todo por el otro, fabricando una nueva oportunidad cuando aparece la voluntad de hacerlo.

Desde el escenario, Osvaldo Santoro suma una mirada que dialoga directamente con su propia experiencia y su recorrido fuera de la actuación. Al leer el texto, lo que más le resonó fue el homenaje implícito a los actores y actrices mayores. Recuerda que durante años, como secretario general de SAGAI, trabajó con la preocupación puesta en quienes construyeron su vida a partir del reconocimiento, del espejo y de la mirada del otro. “Cuando eso desaparece -dice-, el deterioro puede ser grande”. Por eso, esta obra también es una forma de reconocimiento y de puesta en valor de una generación que sigue teniendo cosas para decir y hacer.

La idea del “último gran sueño” atraviesa tanto a los personajes como a los intérpretes. Santoro lo sintetiza con una frase tan sencilla como contundente: “hay que esperar a la muerte vivos. Tener proyectos es tener vida”. En ese sentido, “Vamo’ los Pibes” es, para él, un proyecto colectivo que genera esperanza y que demuestra que mientras haya un objetivo compartido, la vitalidad sigue en movimiento.

Antonio Grimau, por su parte, reconoce que el texto lo interpeló desde la primera lectura. La identificación con la historia fue inmediata y lo llevó a repensar su propia relación con el paso del tiempo. Esa resonancia interna es, según él, la misma que va a experimentar el público. La obra habla de canas blancas, de edad plateada y de una generación que vuelve a recuperar sueños. Grimau señala que hoy hay una nueva visibilidad de esas ganas de seguir adelante, impulsadas por la necesidad de ser útil, el amor por la profesión y, claro, por el deseo de vivir.

Para el actor, el mensaje es claro: “la vida no se termina cuando aparecen las canas, sino que empieza a vivirse de otra manera. Con un pasado ya recorrido y otras felicidades posibles, más pequeñas pero no menos intensas. Disfrutar un día de sol o de lluvia, abrir los ojos a un nuevo día, seguir moviéndose”. Desde allí, cree que la obra también puede generar un diálogo intergeneracional. Los más jóvenes, dice, suelen subestimar lo que significan los abuelos o los padres, sin advertir que hay una enorme necesidad de seguir adelante. “Vamo’ los Pibes” invita a mirar ese proceso con otros ojos y, tal vez, a acompañarlo.

Con música en vivo y situaciones absurdas que se encadenan como una road movie geriátrica, la puesta apuesta a conmover sin solemnidad. Palazzo insiste en que su búsqueda no pasa por la grandilocuencia, sino por encontrar, incluso en una pausa, algo que nos humanice. El humor, en esta obra, no es un escape sino una herramienta para atravesar preguntas profundas sobre el sentido, la amistad y el deseo.

En un contexto teatral donde no abundan las historias protagonizadas por adultos mayores —y mucho menos interpretadas por actores de esa misma generación—, “Vamo’ los Pibes” se anima a correr el eje: en recordarnos que nunca es tarde para subirse a la ruta, aunque sea en pantuflas, y tocar rock con amigos a todo volumen.

 

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