Se fue Chirola pero el Lobo quedó preocupado y en zona de descenso

El Bosque asistió a la crónica de un final anunciado. Cuando Rey Hilfer marcó el final y Sebastián Romero emprendió el triste camino hacia los vestuarios, se profundizaron los silbidos y gritos, un estado de nerviosismo que se apoderó del Zerillo desde el grito de gol de Mauricio Isla a los 8 minutos de juego.

Discusiones a favor o en contra del DT, a favor o en contra de tal jugador o de la CD generaron un clima pesado, con un nerviosismo que iba y venía entre las tribunas y el campo de juego. Sin ir más lejos, el equipo jugó los 45 minutos del segundo tiempo como si le quedaran segundos para lograr el empate. En ese contexto asfixiante, la salida de Chirola Romero descomprime pero no aporta soluciones ante el enorme signo de pregunta en torno a su sucesor.

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Fue un partido intenso, con nervios, de muchísima entrega en la que ninguna pelota se daba por perdida, pero con el local fácil presa de los nervios porque su mandíbula de cristal lo pone al borde del nocaut ante el primer golpe. Gimnasia arrancó buscando el partido, con un buen inicio de Benjamín Domínguez, sin embargo en apenas 8 minutos Independiente se puso en ventaja. En la primera acción de riesgo para la visita, una pelota que la defensa tripera nunca pudo sacar de la zona de riesgo encontró la entrada franca del chileno Mauricio Isla para poner con un remate franco el 1 a 0 para el Rojo.

Una vez más el Lobo demostró que con el 1-0 en contra recuperarse le cuesta una enormidad

Con la desventaja en el marcador, Gimnasia fue todo desesperación. Perdió la intensidad del inicio, comenzó a hacer agua en el medio y mostró las habituales falencias en defensa. Así, Tomás Durso le tapó el 2 a 0 a Alexis Canelo, que quedó solo mano a mano con el arquero en otra pelota que la defensa nunca pudo rechazar.

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Tuvo el segundo Matías Giménez con una volea de aire que se fue lejos del palo derecho de Durso pero expuso -una vez más- la fragilidad defensiva del equipo, que del medio para adelante jamás pudo asociar y generar peligro real en la primera media hora de juego.

Y poco más, porque entre lo friccionado del de juego y las constantes interrupciones por la atención médica a jugadores visitantes, casi no se jugó. El Lobo fue una suma de voluntades con rendimientos individuales muy bajos. Así, el arco de Rodrigo Rey le quedó muy lejos en los primeros 45 minutos.

Eric Ramírez convirtió el gol del descuento que no alcanzó para cambiar la historia de un equipo en caída libre / Télam

Para el complemento, Chirola cambió con los ingresos del debutante Luciano Gómez por Bautista Barros Schelotto y de Lucas Castro en lugar de Alexis Steimbach. Gimnasia intentó empujar al Rojo contra su arco, pero fue lndependiente el que llegó en una mala salida de Durso que permitió el remate de Matías Giménez que el propio arquero rechazó al córner y con un remate en el palo de Macuello al que erróneamente el asistente 2 Jonathan de Otto le marcó fuera de juego.

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El Tripero buscó a los ponchazos, más allá de que el ingreso del Pata Castro significó la presencia de un socio para De Blasis a la hora de intentar crear juego. Fue el propio Castro quien llegó con claridad al anticipar de cabeza un tiro libre ejecutado por De Blasis desde la derecha que permitió el lucimiento de Rodrigo Rey, quien sacó una pelota increíble casi como un arquero de handball cuando ya estaba en el aire y el Pata había conectado el balón.

El empuje tripero le permitió una chance más, que llegó luego de un centro de Rodrigo Gallo que Cristian Tarragona cabeceó muy forzado. No fue un buen partido del goleador, que minutos después fue reemplazado por Rodrigo Castillo. Eric Ramírez avisó de media distancia, en uno de los pocos remates francos de Gimnasia en todo el partido. No se fue tan lejos.

Solamente De Blasis marcó un camino mientras sus compañeros eran presa de los nervios

Todo Gimnasia, adentro y afuera del campo, reclamó un penal a Eric Ramírez del chileno Isla, que pareció tocar antes la pelota. Sin embargo, la búsqueda del Lobo chocó a los 42 minutos con el segundo gol del Rojo. Matías Giménez aprovechó que la defensa quedó demasiado abierta, falló Yonathan Cabral en el intento de anticipar y el autor de los primeros dos goles de la “era Tevez” puso el 2 a 0 colocando la pelota a la izquierda, lejos del alcance del arquero.

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Solamente quedó tiempo para el descuento sobre la hora de Eric Ramírez tras un centro de Luciano Gómez. A esa altura de la tarde, un triste telón de murmullos, silbidos e insultos caía sobre Sebastián Romero y un equipo al que en los últimos dos meses no pudo encontrarle la vuelta y que profundizó sus falencias luego del mercado de pases, esa orilla a la que había que llegar en enero y que hasta ahora no aportó soluciones.

En tres semanas, Gimnasia se gastó los errores del semestre. Menospreció la situación, sobrevaloró su plantel e hizo un mercado de pases que hasta ahora no aportó el salto de calidad necesario para un fin de año sin temores. Ahora, no puede fallar en la búsqueda del nuevo entrenador en un mercado acotado y sin nombres que generen unanimidad.

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