Al Lobo lo madrugaron y se quedó sin invicto y sin punta

Enviado especial a Tucumán

La pretensión de partido largo que llevó Gimnasia a Tucumán duró solamente 13 segundos. No tuvo tiempo de acomodarse cuando el rebote largo de Rodrigo Rey lo empujó de cabeza al gol Augusto Lotti. Nada había pasado y al Lobo se le hacía cuesta arriba la historia. Nadie podía creerlo, ni siquiera los propios hinchas tucumanos que festejaban el gol más rápido del torneo. Fue un paso en falso del equipo albiazul, que perdió 2-0 en su visita a Tucumán, resignó un largo invicto de 12 fechas y la punta en la Liga Profesional.

Gimnasia intento salir y el conjunto local buscó el juego largo desde los pelotazos de Ramiro Carrera para Lotti y el movedizo Ramiro Ruíz Rodríguez. La intención del Lobo de hacer pie chocó contra un córner cerrado de Joaquín Pereyra alcanzó a ser manoteado por Rodrigo Rey y la pelota pegó en la unión de palo y travesaño.

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Brahian Alemán intentó hacerse dueño del equipo, pero Gimnasia no encontraba conexión con sus delanteros. Y adelantarse implicaba exponerse a delanteros rápidos que atacaban el espacio. Atlético, firme en defensa, bajó la intensidad aprovechando que a la visita no le sobraban ideas para acercarse al arco del boliviano Lampe.

A los 33’ llegó por fin el Tripero, gracias a la inteligencia de Alemán que sacó un remate de la galera y obligó a una buena reacción de Lampe. El equipo de Pusineri respondió con una llegada de Ruiz Rodriguez y Rey le sacó del buche el segundo a Lotti tras un centro de Ciro Rius.

Los intentos del Lobo chocaban con la seguridad de Lampe. El equipo tucumano tenía el control del juego y Gimnasia quedaba supeditado a la inventiva de Alemán o a alguna pelota quieta. Un cabezazo de Soldano fue fácil para el arquero. La respuesta de Atlético fue una pirueta de Ruíz Rodríguez a la que el travesaño le dijo no.

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Más allá del “gol de vestuario” Atlético justificó la victoria parcial con el paso de los minutos. A sus hinchas, hasta les quedó sabor a poco con el 1 a 0 parcial. Gimnasia se fue al vestuario con preocupaciones al cabo de los primeros 45 minutos.

En el inicio del complemento la picardía de Ramirez le ganó un córner a Lampe y Brahian Alemán casi lo mete olímpico pero apareció el manotazo salvador del arquero para mantener la ventaja en el marcador.

Fue la peor cara del equipo de Gorosito en el torneo. La crítica es que no se pareció a sí mismo

Más ambicioso Gimnasia en el segundo tiempo. Pareció otro equipo, desde la postura en el campo, la presión y la intensidad para presionar. Con una carga en un tiro de esquina no pudieron Piris ni Soldano. Gimnasia empezó a preocupar al conjunto tucumano.

Sin embargo, una corrida de Ramiro Ruíz Rodríguez que le ganó al cruce de Oscar Piris terminó con una gran definición ante la salida de Rey. Con el 2 a 0 el local pareció liquidar el pleito. Recuperó el control del juego y empezó a volcar el juego nuevamente contra el arco tripero.

Néstor Gorosito movió el banco con el ingreso de Matías Miranda por Lautaro Chávez pero Gimnasia siguió siendo impreciso. Solo las intenciones no siempre exitosas del uruguayo Alemán.

Guillermo Enrique trató de ir al frente en un equipo con muchos altibajos / Prensa Gimnasia

Tomás Muro en lugar de Ramón Sosa fue la otra decisión de Pipo, además del nombre por nombre en defensa, Germán Guiffrey (volvió después de tres meses) en reemplazo de Oscar Piris. De todas maneras, el conjunto mens sana nunca alcanzó a estar cómodo en el partido.

Tras una serie de errores errores la defensa albiazul, Joaquín Pereyra tuvo el tercero con un tiro libre que se fue sobre el travesaño. Los cambios en el local sirvieron para despedir con aplausos a varios titulares, mientras el Lobo siguió profundizando en su impotencia.

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Fue la peor cara del conjunto de Gorosito en el campeonato. Al margen del gol tempranero, careció de la intensidad que caracteriza al juego mens sana. Hasta parecía que estaban más rápidos los jugadores tucumanos cuando en realidad estaban precisos. La peor crítica para el Lobo es que no se pareció a sí mismo.

Sin poder pelear el partido, tampoco supo aprovechar los momentos en los cuales el mediocampo de Pereyra y compañía dejaba espacios para que Gmnasia pudiera manejar el balón. Sin dinámica, pareció tibio y nunca encontró la asociación, ya no para el último pase, sino para romper y cambiar el ritmo. Jugó casi siempre igual y lo pagó carísimo.

Así llegó el pitazo final de Darío Herrera. Gimnasia perdió bien y Gorosito apeló al viejo axioma del Gordo Garisto: “Ni desastre cuando perdemos ni fenómenos cuando ganamos”. Y así es, aunque la derrota en Tucumán no dejó cosas positivas.

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