Salud mental laboral: el trabajo puede enfermarnos

Gran parte de nuestra vida adulta transcurre en el trabajo. En los últimos años, nuestros entornos laborales se han transformado de un modo que hubiera sido difícil de imaginar hace una generación. Ni hablar de lo que sucedió con la pandemia de coronavirus, que hizo que las tareas laborales se mudaran a nuestra propia casa en la mayoría de los casos gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación y el creciente acceso a Internet que nos permitien trabajar a distancia y casi a cualquier hora del día o de la noche.

Por otro lado, la mayor competencia en todo el mundo ha dado lugar a presiones cada vez más fuertes para mejorar la eficiencia en relación con los costos y aumentar la productividad; y hoy en día trasladarse de una organización a otra o incluso de un sector a otro se ha convertido en algo habitual.

No cabe duda de que la transformación de los entornos laborales ofrece nuevas oportunidades para el desarrollo profesional, la ampliación de las redes profesionales y la innovación. Ahora bien, la magnitud y la rapidez de los cambios, junto con un entorno laboral que no tiene en cuenta el bienestar mental de las personas, pueden conducir a problemas de salud física y mental, el uso nocivo del alcohol u otras sustancias, el absentismo y la pérdida de productividad. En efecto, se estima que la pérdida de productividad relacionada con la depresión y la ansiedad, dos de los trastornos mentales más comunes, cuestan anualmente a la economía mundial 1 billón de dólares, según la Organización Mundial de la Salud.

Son muchos los factores que influyen en la salud mental de los trabajadores. Entre las cuestiones de organización cabe mencionar las prácticas ineficientes de comunicación y gestión, la participación limitada en la toma de decisiones, los horarios de trabajo prolongados o poco flexibles y la falta de cohesión en los equipos. La intimidación y el acoso psicológicos son causas bien conocidas de estrés relacionado con el trabajo y otros problemas conexos de salud mental.

Ahora, ¿cómo puede una persona trasmitirle a su jefe que siente que se está poniendo en juego su salud mental?

“Al comunicarle algo a un superior, es sano que la comunicación se pueda desarrollar de manera asertiva, saliendo de un espacio de enojo o de sumisión, para lograr esta asertividad hay algunos tips para tener en cuenta”, explica el psicólogo Flavio Calvo (MN: 66869).

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El esepcialista dice que antes de hablar con el jefe sobre lo que le afecta a uno en el ambiente laboral, se debe practicarlo frente a un espejo para ver cómo resuenan esas palabras. “Hacer un rol playing con uno mismo es una buena manera”, cuenta Calvo.

“Es bueno a la hora de buscar transmitirle algo a un jefe, tener información y datos concretos para hacerlo, de manera que no sienta que es una cuestión subjetiva (más allá de que siempre hay algo de subjetividad). A la hora de hablar está bueno reconocer los aspectos positivos que hay en el trabajo o la empresa, para que no sea tomado solo como una queja, y es mejor expresar qué es lo que se está necesitando con respecto a la salud mental”, describe el experto.

Por su parte, Laura Flynn, también psicóloga (MP: 2145- MN: 44493), dice que “las empresas `saludables´ propician espacios de apertura donde el trabajador puede expresar como se siente, es escuchado y respetado. Sin embargo esto no sucede en todas las organizaciones por eso muchas veces los trabajadores por temor a ser despedidos no expresan su malestar, lo cual puede agudizar el conflicto y en algunos casos generar o agravar cuadros de ansiedad o depresión. La clave está en la comunicación asertiva. Este es un estilo de comunicación efectiva es el que la persona hace valer sus derechos, expresa sus sentimientos y necesidades de manera directa y clara tomando en cuenta las opiniones y sentimientos de los otros y respetando los derechos de la otra personas. Las empresas deberían contar con programas destinados a la resolución de conflictos”.

La especialista ejemplifica que “según algunas investigaciones a raíz del COVID-19 hubo un incremento de la prevalencia en los cuadros de depresión, ansiedad y estrés postraumático en la población en su conjunto. A raíz de esto muchas empresas argentinas comenzaron a incorporar programas destinados a mejorar la salud mental de sus empleados. Los datos relevados por la empresa Cuponstar 6 de cada 10 organizaciones argentinas decidieron crear programas destinados a la salud mental. A raíz de la pandemia varias empresas están empezando a ver la importancia de cuidar la salud mental de los trabajadores ya que perciben el beneficio que eso les conlleva. Las ventas y la productividad aumentan cuando los empleados se sienten felices en su trabajo, cuando se sienten valorados y respetados. Es fundamental que las organizaciones fomenten ambientes sanos para que el empleado se sienta a gusto en su espacio laboral”.

“Es bueno a la hora de transmitirle algo a un jefe, tener información y datos concretos”

En este sentido, Calvo no opina lo mismo: “pocas empresas realmente tienen en cuenta lo importante que es la salud mental de sus equipos de trabajo, aunque en los últimos años se está avanzando mucho hacia un reconocimiento mayor de esta necesidad. El bienestar mental tiene que ver con varios aspectos que es necesario que el espacio de trabajo cubra, desde los aspectos económicos de un salario que supla las necesidades del empleado y que valore su trabajo, de un espacio de pertenencia, dónde haya reconocimiento de su persona y sus logros, y que brinde posibilidades de crecimiento y autorrealización. Cuando una empresa tiene en cuenta esto no solo beneficia a su empleado, sino que se beneficia a sí misma, ya que genera un nivel mayor de productividad al cuidar el ambiente laboral, creando un espacio sano de trabajo. Se logra un compromiso mayor de las personas con la empresa en que trabajan, la planificación es más acertada, se desarrolla mejor el trabajo en equipo”.

Es por eso que el especialista cree que habría que ampliar las áreas de Recursos Humanos para poder abordar esta temática “en el sentido de trabajar más estratégicamente. Muchas empresas no tienen un área de RRHH definida, ya que las decisiones la toman los directivos, sin tener aspectos psicológicos en cuenta, con el fin de ser más `productivos´ sin percibir que al hacer esto, justamente pierden productividad, en especial con empleados que comienzan a sufrir burnout, estrés, mobbing u otras patologías laborales. Por otro lado, generar espacios que fomenten los vínculos sanos entre las personas que comparten espacios de trabajo es muy necesario, ya que cuando se trabaja rodeado de un buen clima laboral, es más fácil cumplir objetivos y crecer de manera ordenada hacia los mismos”.

Para Flynn, “todas las empresas deberían contar con un programa de `habilidades blandas´, estas son el resultado de una combinación de competencias sociales, de autocontrol y autoconocimiento, así como habilidades para la comunicación efectiva, para gestionar conflictos, trabajar en equipo y afrontar adecuadamente el estrés. En un contexto de crisis, como el que estamos atravesando este tipo de habilidades se vuelven cruciales. La mayoría de las veces las situaciones críticas no se resuelven de manera técnica sino que requieren de habilidades interpersonales y adaptativas que permitan resolver los conflictos”.