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La Ciudad |Balance en la plata

Barbijos, aislamiento, calles vacías y rutinas que se mudan a la red

A un mes de su inicio, la cuarentena impacta fuerte en los hábitos. Más actividades se digitalizan y surgen nuevos desafíos. Las distintas formas de vivir el confinamiento

Barbijos, aislamiento, calles vacías y rutinas que se mudan a la red

del abrazo al saludo con el codo/demian alday

Omar Giménez
ogimenez@eldia.com

20 de Abril de 2020 | 04:06
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A principios de marzo el coronavirus era algo todavía tan lejano para los platenses, que en una nota realizada entonces por este diario acerca de un panorama complejo en el que confluían varias amenazas para la salud, el virus surgido en China aparecía en tercer lugar en la preocupación de especialistas locales, dentro de una lista que encabezaban el dengue y el sarampión. Bastaron pocos días para que la situación cambie drásticamente a medida que la nueva pandemia demostraba su capacidad de expansión, su tasa de letalidad y su poder para colapsar sistemas de salud en todo el mundo. Los tiempos se aceleraron: el 3 de marzo se detectaba el primer contagio en el país y el 7 del mismo mes se registraba la primera muerte, al tiempo que crecía rápidamente el número de casos sospechosos y confirmados. El 20 de marzo, hace exactamente un mes, el país entró en aislamiento social preventivo y obligatorio. Y la medida - más tarde extendida hasta el 26 de abril - tuvo un fuerte impacto en todos los ámbitos de la vida cotidiana: desde la forma de expresar el afecto, ante la súbita inconveniencia de besos y abrazos, hasta el avance de la tecnología en ámbitos insospechados, como el de las misas, el sexo de las parejas no convivientes y hasta los festejos de los cumpleaños, que, a falta de un ámbito mejor, se mudaron a Internet junto al teletrabajo y a las clases virtuales.

El efecto del aislamiento social obligatorio pega fuerte en las costumbres también en La Plata, donde pocos hubieran imaginado la irrupción de un paisaje que parece salido de una película de ciencia ficción, con calles vacías, transeúntes con barbijos y gente saludándose con el codo.

Para la mayor parte de los platenses la cuarentena implicó cambios drásticos en la vida cotidiana que los llevaron de la oficina al teletrabajo; de la escuela a las clases on line; de la vida social a la socialización a través de las redes y con balcones, patios y terrazas convertidos en virtuales plazas.

La cuarentena, con todo, encuentra en la Ciudad distintas variantes: para más de 190.000 platenses que viven en los asentamientos de la periferia y cuyas viviendas precarias “no están preparadas para la permanencia durante todo el día”, según explicaron a este diario referentes de organizaciones sociales, se trata de un aislamiento más bien barrial: “los vecinos permanecen en las inmediaciones de sus casas, en el frente, en los patios. Cumplen la cuarentena todo lo que pueden, pero no tienen la posibilidad de permanecer encerrada todo el día en sus domicilios”, dicen.

Una situación distinta es la que viven aquellos que trabajan en los oficios y profesiones exceptuadas de la normativa que dispone el aislamiento social preventivo y obligatorio, (trabajadores de la salud, repartidores, personal de supermercados, policías, colectiveros, entre otros) quienes siguen trabajando aunque redoblando las medias de seguridad para prevenir la enfermedad (ver aparte).

Para todos, el período de cuarentena impactó fuerte en actividades tan básicas como la salida a hacer las compras ( una de las pocas permitidas mientras dure el aislamiento social). Se hizo necesario adoptar nuevas medidas preventivas para salir y entrar en el hogar, para ingresar a un supermercado y para desinfectar los alimentos una vez que llegan a la casa.

La situación potenció las ventas a través de Internet y la actividad de los repartidores domiciliarios, convocados para todo tipo de compras: “Nos encargan desde una pizza a tornillos”, decía uno de ellos a un cronista de este diario. Y algunos analistas pronostican que esa costumbre llegó para quedarse.

La última y más visible de las medidas preventivas, adoptada el martes de la última semana en la Ciudad, es el uso de mascarillas faciales de protección mientras se permanezca en la vía pública, en el transporte o en sitios donde no sea posible mantener la distancia de un metro de separación recomendada por la OMS.

A partir de ese momento los platenses adoptaron la nueva rutina que empieza con la confección del barbijo (está desaconsejado que se compren en farmacias los que son de uso médico, que se reservan para el personal de salud, más expuesto), pero sigue con el uso consciente, evitando tocar la parte de adelante de la mascarilla, sacándosela por las orejas o por la parte de atrás o lavándola o descartándola luego, siguiendo precisas normas de higiene.

Más allá de las medias de prevención el confinamiento plantea nuevos desafíos en los hogares, relacionados con el modo de organizar las rutinas o con cuestiones tales como la forma de mantener a los chicos entretenidos a pesar de no poder salir, o cómo preservar el vínculo con los amigos o familiares en tiempos de distancias obligadas.

Adaptarse al teletrabajo para los que siguieron trabajando desde sus hogares, establecer rutinas nuevas y estructurar el tiempo, aparecen como algunos de los desafíos recurrentes durante la cuarentena, junto a otros como el manejo de la ansiedad y la frustración, dicen los psicólogos.

Para muchos otros, la preocupación saliente es económica: trabajadores independientes, comerciantes y pequeños y medianos empresarios, entre otros sectores, atraviesan un momento crítico al verse impedidos de trabajar por la medida, lo que los pone frente a situaciones complicadas.

Otro sector que vio cambiar radicalmente su vida es el de los adultos mayores, considerado grupo de riesgo frente a la pandemia. Para los que viven en sus casas la cuarentena implica cortar el vínculo con familiares y amigos (en algunos casos, no en todos, esas interacciones se mudan a Internet), mientras los que residen en hogares vieron recortadas las visitas y quienes asisten a centros de día se vinculan hoy con éstos a distancia,

La cuarentena también tuvo otras consecuencias: una de ellas, la caída del delito. Según datos del Departamento Judicial La Plata, en la 13° semana del año el número de ilícitos cayó un 58,5% en relación con el mismo período del año anterior. El único que mantuvo marcas preocupantes fue la violencia de género.

La forma de sostener los vínculos y expresar afecto, condicionadas por el aislamiento

 

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ciudad desierta y barbijos, una postal recurrente en la cuarentena/demian alday

del abrazo al saludo con el codo/demian alday

desinfección en un micro/s. casali

las compras, con códigos nuevos/demian alday

terrazas y balcones protagonistas en cuarentena/Dolores ripoll

entrega de alimentos en un barrio/dolores ripoll

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