Nadie se quiso perder el cálido adiós a Sabella

Sin dudas que la dolorosa pérdida de Alejandro Sabella afectó de manera muy profunda a un ambiente del fútbol que atraviesa un final del 2020 para el olvido.

Y es que más allá de lo hecho como jugador, luego también llevado al otro lado de la línea de cal en su faceta de director técnico, el sentimiento colectivo es que se fue un hombre íntegro, siempre solidario, eternamente respetuoso y por demás digno; todas cualidades que no suelen abundar en el mundo de la redonda, donde la ventaja, la soberbia y la chicana resultan moneda corriente, casi constante y en todo ámbito.

Es por eso que esa faceta de “Pachorra”, la humana, resultó siempre la más destacada por aquellos que tuvieron el lujo de compartir vestuario, ya sea como compañeros o como dirigidos, siempre atentos a aprender un poco más de un verdadero Maestro que apostó a lo colectivo por sobre lo individual y la humildad por sobre el reconocimiento.

De esta manera, en una ceremonia muy íntima y muy bien organizada, que comenzó ayer al mediodía y que se estiró hasta las 20 en el salón de Futsal del predio que la Asociación del Fútbol Argentino posee en Ezeiza (la cual se retomará hoy mismo de 8 a 10 antes de la caravana por la Ciudad), poco a poco distintos protagonistas y seres muy queridos de Sabella se acercaron a despedirse respetuosamente del DT y a brindarle un último homenaje, mezclado con el agradecimiento por sus múltiples enseñanzas.

Así, entre los primeros en llegar, no sin antes pasar por el estricto control de seguridad en el que se encontraba el listado con los más 100 habilitados para ingresar, aparecieron Bernardo Romeo, Coordinador de Juveniles de AFA y Donato Villani, Jefe del Departamento Médico del ente madre del fútbol argentino. Más tarde se sumó Marcelo Gallardo, con quien varias veces intercambiaron elogios, José Pekerman, también ex DT de la Selección, Daniel Passarella, amigo y con quien Sabella iniciaría su carrera de Asistente, Rodolfo D´Onofrio y Claudio Tapia, titular de la AFA.

Más tarde, se sumó el Presidente de la Nación, Alberto Fernández.

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mascherano, uno de sus pupilos, y el primer gran presente

Pasadas las 12.30, fue Javier Mascherano quien arribó en soledad, visiblemente golpeado y sin tener contacto con la prensa más allá de esos segundos para darse a conocer con los organizadores, una constante en la jornada de ayer.

Y es que el “Jefecito” tuvo un vínculo especial con “Pachorra”. De hecho y por boca propia, el ex Liverpool y Barcelona expresó en más de una oportunidad que Sabella le había regresado el deseo de jugar con la Selección Argentina, algo que lo llevaría a demostrar ese “compromiso emocional” y “sentido de pertenencia”, dos de las banderas que enarboló el DT tanto en su paso por Estudiantes como por la Albiceleste.

Tras ese último adiós, Mascherano, ya en su domicilio, subió una foto a sus redes sociales, tomada al momento de saludar por última vez a “Pachorra”. “Hasta Siempre Ale. Ya nos volveremos a ver”, fue el mensaje con el que el ex volante acompañó la publicación.

el pincha, de a poco y sin ausentes

Cerca de las 13 y tras una práctica matutina muy emotiva en el Country Club de City Bell (ver aparte), poco a poco el plantel de Estudiantes y muchos dirigentes y ex dirigentes se apersonaron en Ezeiza para despedir a quien los comandó al último título de la institución, del cual en dos días se cumplirán diez años.

Fernando Tobio, Iván Gómez, Facundo Mura, Mauricio Guzmán, Nicolás Bazzana, Iván Erquiaga, Federico González, Diego García, Carlo Lattanzio y Enzo Kalinski, por mencionar algunos, fueron parte de una nutrida primera tanda que respetó el protocolo para el ingreso, apenas bajando la ventanilla de los distintos vehículos para darse a conocer.

Más cerca de las 13.30 fue el turno de Juan Sebastián Verón, seguido apenas metros atrás por Mariano Andújar, otro campeón de la Copa Libertadores de la mano de Sabella que también participó de la cita ecuménica del 2014 en Brasil. También hicieron lo propio Leandro Desábato, Rodrigo Braña, Gastón Fernández y Leandro Benítez, más campeones de América de la mano del “Profesor”.

Todos y cada uno de los presentes se acercaron respetuosamente al ataúd, que contó con una foto de Sabella en su momento de director técnico de la Selección, una bandera de Argentina que lo recubrió, y una camiseta nacional de aquel Mundial que no pudo ser, firmada por el grupo que estuvo a un paso de obtener la gloria en Río de Janeiro.

Tras dicho ritual, y para evitar el contacto con la prensa, cada uno de los que ingresó evitó la salida principal del predio, y utilizó una alternativa para emprender el retorno.

su cuerpo técnico, sus amigos

Aproximadamente una hora más tarde de lo que lo hizo la delegación Pincha, el Profe Blanco, Julián Camino y Claudio Gugnali, parte de su cuerpo técnico y amigos, también dijeron presente.

Quizás quienes mejor lo conocían y más compartieron con Sabella, mostraron sus respetos para con “Pachorra” junto con sus esposas, y se retiraron del lugar horas después, muy dolido y sin dialogar con la prensa.

lavezzi, un eterno agradecido

Entre otras presencias destacadas, también participaron del respetuoso velorio Ezequiel Lavezzi, de historia particular con Sabella, Gabriel Milito, otro de los que ha manifestado su admiración por “Pachorra”, y el bailarín Iñaki Urlezaga, amigo personal de la hija.

El “Pocho”, el primero de los tres en llegar, lo hizo en soledad, al igual que Mascherano, y ofreció su último adiós al DT con el que tuvo aquel recordado episodio en Brasil 2014, en el que lo mojó al momento que Sabella, atento a todo, intentaba hacerle llegar una indicación.

fuerte presencia dirigencial, de antes y de ahora

Además de todos los mencionados, dirigentes y ex dirigentes de Estudiantes también dijeron presente para despedirse de Alejandro Sabella en Ezeiza.

Allí estuvieron, por ejemplo, Rubén Filipas, Enrique Lombardi, Bernardo Barrúe, Juan Manuel Cancio, Edgardo Valente, Martín Gorostegui, Pascual Caiella, Marcelo De Luca, Diego Valente y Luis Álvarez Gelves, entre otros.

Lo cierto es que, pese a las circunstancias actuales, en un momento de pandemia, nadie se quiso perder la oportunidad de darle algo a Sabella, quien tanto dio para los demás y quien siempre priorizó lo colectivo a lo individual.

Hasta uno se podría aventurar a decir que su despedida fue prácticamente un reflejo de su personalidad: cálida, humilde, muy bien organizada y tremendamente respetuosa.