¡Yo no cocino!

En un abrir y cerrar de heladera, muchas personas solucionan el almuerzo, la cena, o ambas cuestiones. Sin hornallas ni cacerolas en el medio, ni salidas a hacer compras a la verdulería o al almacén; el refrigerador y el microondas son sus grandes aliados. Pedir viandas semanales es una solución práctica e incluso nutritiva para quienes quieren comer sano, hacer dieta, andan con las horas contadas... o sencillamente no se dan maña con la gastronomía.

“La cocina no es mi fuerte: tengo poca imaginación para combinar ingredientes, así que antes de caer en la rotisería o vivir a tomate y lechuga con milanesa de pollo, prefiero comprar viandas más naturales con alimentos variados. La novia de un amigo tiene un emprendimiento de este tipo de comida y confío en cómo prepara las cosas. Ella sube a las redes las promociones de cada mes y le encargo todo por ahí, después coordinamos si me trae la compra a casa o voy a buscarla”, dice Andrea López (32), licenciada en Comunicación.

“Me ‘stockeo’ una vez por mes o cada dos meses con hamburguesas veganas de arroz yamaní, lentejas, arvejas y garbanzos, que vienen con verduras como zanahoria, remolacha y acelga. También compro pizzas de harina integral y tartas. Todo llega precocido y congelado, así que lo guardo en el freezer y voy sacando por porciones”, resume la profesional.

Andrea es práctica, pero además cuida su alimentación: “para mí, es una forma de comer más sana porque incorporo cereales y verduras. Además, también me resulta más económico porque vivo sola y si hago una compra grande de verdulería la mitad de las cosas se ponen feas antes de que las coma o cocine”.

Florencia Herrera (45), licenciada en Nutrición, tiene un emprendimiento de viandas desde hace varios años. “Mi mini empresa la tengo desde 2010” relata, “y se distinguen tres perfiles de clientes: personas que están en un plan de descenso de peso, que compran las viandas para organizarse mejor; están los que viven solos, a los que la bandejita apta para freezer y microondas les simplifica mucho las cosas; y por último adultos y jóvenes que quieren asegurarse de tener una alimentación sana con regularidad”.

“Desde que arranqué, la cantidad mensual de clientes fue creciendo considerablemente. Tengo clientes fijos. Por lo visto no se cansan de consumir este tipo de alimentos. Muchos de ellos me compran todas las semanas y desde hace años” señala Florencia, quien revela que lo que más se pide puede sorprender: “resulta llamativo que, en medio del auge de los productos vegetarianos y veganos, en el caso de mis viandas, me suelan pedir más las que son con proteínas como carne, pollo o pescado. Yo armo un menú variado semanal que tiene estas tres carnes, más vegetales. Esos menús son los más vendidos”.

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El promedio semanal de gasto, en estos casos, oscila en los $1.200; unas 8 o 10 viandas semanales tienen un costo de $1.400, aproximadamente.

SIN HORARIOS NI RUTINA

Florencia Vizzerelli es arquitecta y hace cuatro meses fue mamá de Marco. “Sinceramente, recurrí a las viandas porque desde que tengo el bebé como cuando puedo. Me resuelven el almuerzo del mejor modo: son sanas, frescas y ricas”.

“Antes también pedía viandas desde el estudio de arquitectura, al mediodía. Pero a veces optaba por otro menú. Ahora, desde que estoy en casa con Marco, recibo las viandas semanales y no tengo ni que pensar en qué comer. No tengo tiempo para ir a hacer las comprar, ni para cocinar. Cuando el bebé se duerme o en algún momento que está tranquilo, me siento y almuerzo. La cena la resuelve en general mi marido... ¡Así que tengo todo organizado!”, dice la mamá primeriza.

La empresa a la que se refiere Vizzerelli, Eat Fit, ofrece viandas congeladas y tiene un local céntrico. Se puede comprar por unidad, pero a partir de los 15 menús el costo general baja. Existen 15 variedades distintas, que incluyen tartas, ensaladas, carnes, vegetales, etcétera.

Mercedes Hourcade tiene su propio emprendimiento de comida natural, llamado Holtort, desde 2015. “Es comida vegetariana freezada ‘para compartir con carnívoros’”, resume: “siempre la idea fue brindar un servicio de alimentos ricos, nutritivos y de fácil acceso en cuanto a precios y entrega sin cargo. Tenemos un menú reducido, de hamburguesas veganas y pizzas personales. Todo casero, sin conservantes, sin aditivos y sin agrotóxicos. Nuestro objetivo es brindar variedad de nutrientes: usamos porotos, lentejas, mijo, arroz yamaní, garbanzos, harina integral, además de distintos vegetales y semillas. Así, en una porción se garantiza gran parte de los nutrientes que necesita el ser humano en su dieta diaria. Hoy las ventas son magras, pero el hecho de que los productos cárnicos sean tan caros, hace que las opciones vegetarianas sean requeridas por el público gastronómico”.

“Sinceramente, apostamos a que esta modalidad alimentaria deje de ser una opción ante la crisis y se descubran realmente los beneficios en gusto y salud de la comida vegetariana” admite Hourcade ya grega: “creo que los clientes compran por dos motivos: comodidad y un interés creciente por la buena alimentación. Lo que más piden son los paquetes de hamburguesas ya que se cocinan muy rápido y son bien recibidas por todos los integrantes de la familia”.

“Recurrí a las viandas porque resuelven el almuerzo, son sanas, frescas y ricas”