Un empate le alcanzó a Racing para gritar campeón en cancha de Tigre

¡Racing campeón! Una fecha antes, sin necesidad de jugar esa final que parecía inevitable contra Defensa y Justicia, la Academia se adjudicó la presente edición de la Superliga con un empate frente a Tigre, y festejará como corresponde el fin de semana que viene, en el cierre de la temporada, cuando se cruce justamente con el sorprendente Halcón de Florencio Varela, que en la víspera dejó pasar su oportunidad al igualar como local ante Unión de Santa Fe.

Más allá del sofocón de última hora, por el 1 a 1 de Lucas Rodríguez en Victoria, y el también 1 a 1 de Matías Rojas para Defensa, Racing fue el justo ganador del presente campeonato oficial de Primera, que lideró en la clasificación desde la cuarta fecha, y la consagración quedó oficializada en una tarde-noche más tranqui de lo que se podía imaginar en la previa.

El equipo conducido por Eduardo (“Chacho”) Coudet sacó pecho en cancha de Tigre, y sin tener en cuenta la actualidad de un rival en ascenso, que está jugando un torneo aparte para mantener la categoría, lo dominó en buena parte del primer tiempo, cuando hizo los méritos suficientes para ponerse en ventaja. Sin embargo, a poco de comenzada la segunda etapa sacó un gol de ventaja en la jugada menos pensada, y de ahí en adelante justificó la condición de puntero.

Las emociones propias, y las noticias que viajaron desde Varela, terminaron alterando la imagen del final, en medio del cual sufrió el inesperado empate, aunque eso de ninguna forma empañó una campaña impecable más allá de algunos altibajos lógicos, que en el camino debió superar un par de situaciones que bien pudieron derrumbar todo.

Las derrotas contra River, en el Monumental, que marcó primero la eliminación de la Copa Libertadores y después un duro cruce con Ricardo Centurión, el jugador estrella del plantel, resultaron golpes muy fuertes, que de todos modos fueron aprovechados a nivel grupal para alimentar el deseo de ser campeón.

Tal como ayer lo dejó ver en largos pasajes, Racing fue de lo mejor que mostró la presente temporada, a pesar de la estatura futbolística de River, pero en el campeonato que se completará el fin de semana que viene fue el mejor de todos. Por eso tiene motivos de sobra para explotar en un festejo que ayer quedó postergado en cancha de Tigre, porque no hubo hinchas visitantes en las tribunas y porque para evitar algún posible hecho de violencia, dentro de la cancha no hubo manifestaciones propias de un nuevo campeón.

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Hubo fiesta en el vestuario, obvio, y la alegría crecerá cada día, cada hora, hasta que en oportunidad del cruce con Defensa y Justicia, en el Cilindro de Avellaneda, será total. Con vuelta olímpica y desahogo en las tribunas, tan necesario al término de una carrera que se intensificó cuando el enemigo número uno no aflojó a pesar de su condición de equipo “chico”.

Buscando los fundamentos de esta coronación, en lo que a hombres se refiere, Eduardo Coudet, el entrenador, fue el punto de partida, porque desarrolló un plantel equilibrado, que supo encaminar en los momentos más difíciles, y detrás, en el equipo, dentro de la cancha, la figura de Lisandro López asoma como determinante.

Un goleador que parece interminable, que llegó a ponerse el equipo al hombro, mostrando sacrificio y goles, y detrás suyo un grupo muy parejo, que alternó buenas y malas desde lo individual, lo que pudo corregirse a nivel equipo gracias a un recambio posible justamente a partir del buen armado del plantel inicial al que en la recta final se incorporó Darío Cvitanich, otro acierto desde donde se lo mire.

Racing volvió entonces a gritar campeón, con argumentos sólidos y una fecha antes que la Superliga llegue a su fin.