Iván Noble: “Soy un trovador, ya no soy una estrella de rock”

La última vez que Iván Noble llegó a La Plata fue con Los Caballeros de la Quema, con quienes se reunió para “cerrar el círculo que había quedado ahí, rengo”, en el Estadio Ciudad de La Plata, el año pasado. Y en esta ocasión también llega a la Ciudad mirando hacia el pasado: esta noche, desde las 21.30, se presentará en el Coliseo Podestá con el show que celebra 25 años de carrera musical y repasa sus días de Caballero y sus himnos solistas.

El espectáculo “es una manera de conmemorar 25 años de historia oficial con la música, una especie de balance, de retrospectiva general. Se juntaron dos cosas: yo este año cumplí 50 de vida y me di cuenta que había dedicado la mitad de mi vida a la música. Un poco movilizante eso fue. Y cuando cumplís años más o menos redondos, tenés una excusa para hacer una gran fiesta en tu casa”, dice Noble en diálogo con EL DIA, antes de visitar La Plata para brindar una charla de música y literatura (ver aparte) y realizar un show donde interpreta 25 temas, “los que considero más representativos, los que mejor muestran mi ADN musical”, para 25 años.

Noble recuerda sus comienzos hace dos décadas y media con Los Caballeros, con quienes en 1993 lanzó “Manos Vacías”: “Era un chico pasional que fue bastante cabeza dura. Y gracias a eso terminó haciendo de la música un oficio”, dice de aquel muchacho que con su voz arenosa y su lírica barrial y sensible conquistaría la escena noventosa del rock nacional con la banda de Morón.

Tras cinco discos, llegó el salto a solista, que define como una decisión bisagra en su carrera. Y, poco tiempo después, la paternidad: en pareja entonces con Julieta Ortega, nació Benito. “La paternidad es una bisagra más general, en la vida: pero es cierto que te hace conocer nuevas sensibilidades”, explica ese otro cambio grande en su vida Noble.

Ahora, ¿cómo se conjuga el padre con la estrella de rock? Iván responde tajante: “¿Estrella de rock? No tengo idea, yo ya no soy estrella de rock. Viajo casi todos los fines de semana, toco, pero no con esa estructura de estrella de rock, ni con esa energía o esa ambición. Soy mucho más un trovador que una estrella de rock”, dice el nacido en 1968.

Y agrega que el oficio de músico lo saca del hogar los fines de semana pero “tengo tiempo libre para estar con mi hijo en la semana. Se me hacía más difícil cuando era chiquitito, pero ahora que no me da bola, no pasa nada si me tengo que ir cuatro o cinco días”.

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VIDA DOMÉSTICA

Noble insiste en que su vida nada tiene que ver con la del rockero. De hecho, se ha animado a salir de la zona de confort de la música y además de su programa radial, ha lanzado este año “Proyecto alma”, un ciclo de entrevista televisivas donde “trato que el clima de la charla sea relajado, que se parezca a una sobremesa y no a una entrevista”, que se puede ver por Canal A.

“Me considero un tipo de vida mucho más mundana y doméstica, que un tipo de la noche. Cumplir 50 te hace recular, entre otras cosas, y dedicarte a las mañanas, los mediodías y las tardes. No salgo tanto, y no hay tanto para ver o para encontrar tampoco”, lanza este maduro Noble, y hasta ataca ese mito del rocanrol, el sexo y las drogas.

“Es hora de que ese mito entre en decadencia. Quiero creer que ya no es un lugar tan apreciado. Las estrellas de rock de este país son grandes, son los clásicos, ya están de vuelta y por suerte no han querido caer en ese patetismo de querer seguir siendo estrellas de rock 24 horas al día a los 60 años”, afirma, y tira: “En un país como el nuestro, del cuarto mundo prácticamente, querer ser una estrella de rock es una tontería, desde el vamos es absurdo”.

Ahora, en ese país de cuarto mundo le toca girar a Iván, en medio de una fuerte crisis que afecta los bolsillos y las cabezas. Para Noble, estos son los momentos donde la música, los artistas, tienen que aparecer, porque “se nota que la gente busca y necesita momentos de comprensión, recreos”.

Y, en ese sentido, dice convencido: “Creo que quienes subimos al escenario, hagamos el género que hagamos, eso no importa realmente, tenemos que ser muy responsables: hoy el tipo que te fue a ver le cuesta muchísimo juntar el mango para ir; y el que decidió esa noche estar ahí y no en otro lugar, seguramente su vida esté más complicada, áspera, y a lo mejor decidió ir a verte para, durante un rato, sacarse esa mierda, esa frustración, esa angustia. Esa función social que uno tiene, se activa más en estos momentos”.

“Es hora de que ese mito del rockero entre en decadencia. En un país del cuarto mundo , querer ser una estrella de rock es una tontería”