Las decisiones arbitrales marcaron el resultado

Nicolás Ramírez jugó un rol protagónico en el partido entre Estudiantes y River en el Estadio de UNO, donde tuvo un primer tiempo con mucho trabajo, y hasta necesitó la ayuda del VAR en el gol de Ignacio Fernández.

En este sentido, el colegiado tuvo mucha presencia en la etapa inicial, donde en los primeros minutos pasó desapercibido, aunque con el pasar del tiempo tuvo que sus primeras atenciones, como en el primer gol de la tarde. Luego del tiro de esquina a través de la repetición televisiva se ve como Portillo sujeta de la camiseta a Sosa, haciendo que este pierda la marca de Galoppo a la hora del cabezazo. A pesar de esto, el juez no dudó ni fue llamado por el VAR.

Volvió a ser el foco de atención cuando falló en la decisión del segundo gol invalidandoló, ya que a primera vista percibió que la pelota había golpeado en la mano de Nacho a la hora de frenarla para luego quedar de cara al arco defendido por Fernando Muslera, y definir con elegancia ante la salida del arquero.

Luego de esta secuencia, Ramírez fue notificado desde Ezeiza para que revise su determinación en el VAR, tras el llamado y varios minutos analizando la jugada, el árbitró principal optó por modificar la primera decisión. De esta forma, volvió a ingresar al campo de juego, y le comunicó a todo el público presente, además de los protagonistas que el “balón no impactó en el brazo”, sino que en el pecho del futbolista, más precisamente en la parte del escudo de la banda.

Otra de las jugadas que lo tuvo como protagonista a Ramírez, fue la de la expulsión del defensor Lucas Martínez Quarta, que en menos de cinco minutos recibió dos amarillas. Cabe mencionar, que estuvo correcto en la decisión, ya que en el primer apercibimiento el marcador central fue muy duro ante Santiago Ascacibar, a quien le dejó marcado los tapones en el tobillo. Mientras que en la segunda amonestación, también fue válida, ya que el futbolista cargó ante José Sosa y le dio un golpe en la cara.

Otra, fue la del gol anulado de Medina, en donde el balón golpea en el antebrazo del futbolista, y luego en el pecho.

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Por otro lado, sacó 11 tarjetas amarillas y realizó una expulsión, por doble amonestación.