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Desayuno, ¿mito o realidad?: para la ciencia importa más el qué que el cuándo

Se habla de esta ingesta como “la comida más importante del día”. Investigaciones muestran que lo fundamental es elegir lo que se come sin importar el momento

Desayuno, ¿mito o realidad?: para la ciencia importa más el qué que el cuándo

El café y las galletitas, una de las combinaciones más elegidas / Pexels

24 de Agosto de 2025 | 06:44
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Desde la escuela primaria hasta los avisos publicitarios, el mandato de que había que desayunar fuerte para rendir mejor caló hondo en la cultura.

En los hogares argentinos, el café con leche y las tostadas con manteca o dulce siguen siendo una postal cotidiana. También y más en los últimos años, huevos revueltos o yogurt con granola se vendió como una opción saludable y alto en proteínas.

Lo cierto es que durante décadas, médicos y docentes repitieron que empezar el día sin comer era un error, que la primera comida del día es insoslayable.

Pero atención: la ciencia empezó a encontrar matices en esa afirmación.

Diversos estudios internacionales y locales muestran que lo que verdaderamente importa no es tanto el horario en que se come, sino la calidad nutricional de esa primera ingesta.

Dicho de otro modo: no pasa nada si uno no desayuna apenas se levanta. Lo relevante es cómo se rompe el ayuno.

DES-AYUNO: ROMPER EL AYUNO

La propia palabra lo dice: “desayuno” significa literalmente salir del ayuno.

Es decir, la primera comida después de varias horas sin ingerir alimentos.

Si alguien se levanta a las 7 pero recién siente hambre a las 11 o 12, puede tranquilamente hacer de ese momento su “desayuno”, aunque se solape con el almuerzo.

La licenciada en nutrición Micaela Peñalba explicó a EL DIA: “No hay evidencia sólida que indique que desayunar temprano sea mejor que hacerlo más tarde. Lo clave es qué nutrientes elegimos: proteínas, fibras, frutas, cereales integrales, y no tanto el clásico combo de harinas refinadas y azúcares”.

LA TRAMPA DE LO ULTRAPROCESADO

El problema en Argentina, como en gran parte del mundo, es que muchas veces el desayuno está dominado por galletitas, medialunas, pan blanco y bebidas azucaradas.

Se trata de alimentos que brindan energía rápida, pero también picos de glucosa y bajones posteriores que pueden afectar el rendimiento, el humor y la concentración.

“La publicidad instaló la idea de que un jugo envasado o unas galletitas dulces son un desayuno completo, y no lo son”, señaló la licenciada.

“El desafío es construir desayunos —o primeras comidas— que aporten saciedad y nutrientes de calidad”, agregó la especialista en diálogo con este diario.

¿Y SI NO TENGO HAMBRE?

Una pregunta recurrente es qué pasa si uno se despierta sin apetito. ¿Conviene forzarse a comer igual? La respuesta de los especialistas es que no. No hay razón para obligar al cuerpo a recibir alimento si no lo pide.

El nutricionista platense detalló: “Si al levantarte no tenés hambre, lo más saludable es esperar hasta que aparezca. Lo que sí conviene evitar es llegar al mediodía con tanta hambre que uno termine eligiendo opciones poco saludables”.

En este sentido, armar una colación intermedia —fruta, yogur, frutos secos— puede ser una buena estrategia.

Cambios culturales y nuevas rutinas

En los últimos años, prácticas como el ayuno intermitente pusieron en discusión la idea del desayuno obligatorio.

Cada vez más personas eligen comenzar a comer más tarde en el día y aseguran sentirse con más energía y concentración. Aunque no es un método indicado para todos, sí instaló un debate más amplio: el de escuchar al propio cuerpo en lugar de seguir reglas rígidas.

En la Argentina, además, el estilo de vida urbano influye. Jornadas laborales extensas, horarios irregulares y el aumento del trabajo remoto modificaron rutinas alimentarias.

“Hoy hay quienes desayunan frente al mediodía, y está bien. Lo importante es que ese plato tenga nutrientes de calidad y no sea solo café con medialunas”, apuntó Peñalba.

LO QUE RECOMIENDAN LOS ESPECIALISTAS

Entre los principales consejos de nutricionistas y especialistas en la alimentación, no obsesionarse con la hora es uno de los más importantes. En este sentido, desayuno no tiene que ser a las 7 de la mañana, puede ser a media mañana o al mediodía.

Elegir calidad antes que cantidad, es otro de los consejos sobre cómo incorporar nutrientes de manera consciente. Proteínas (huevo, yogur, queso), frutas, cereales integrales, frutos secos, pueden ser buenas opciones.

Evitar los ultraprocesados es quizás el consejo con más ímpetu entre los profesionales. Galletitas, facturas y jugos envasados no son una opción saludable para empezar el día.

En síntesis, los profesionales acentúan la necesidad de escuchar al cuerpo: si no hay hambre, esperar; si lo hay, aprovechar para hacer una ingesta nutritiva.

UNA MIRADA MÁS FLEXIBLE

La conclusión es clara: la frase “el desayuno es la comida más importante del día” necesita una relectura. Lo más importante es cómo se rompe el ayuno, qué alimentos se eligen y cómo se organizan las comidas a lo largo de la jornada.

En palabras de Peñalba: “El desayuno no es una obligación, es una oportunidad. Una oportunidad de darle al cuerpo nutrientes de calidad para encarar el día. Si esa oportunidad llega a las 7, a las 10 o a las 12, no es lo central. Lo central es qué hacemos con ella”.

En tiempos de dietas milagrosas, tendencias virales y discursos confusos, la ciencia parece volver a recordarnos algo básico: escuchar al cuerpo y elegir bien sigue siendo el mejor consejo.

Proteínas, grasas buenas, verduras, fibras y carbohidratos, la conjunción ideal para el primer alimento del día / Pexels

Consejos prácticos para salir del ayuno intermitente

1 EMPEZAR DE A POCO: elegir porciones moderadas para evitar sobrecargar la digestión.

2 PRIORIZAR PROTEÍNAS Y FIBRAS: huevos, yogur, legumbres o frutos secos ayudan a mantener la saciedad.

3 INCLUIR GRASAS SALUDABLES: palta, aceite de oliva o semillas regulan la energía y favorecen la absorción de nutrientes.

4 EVITAR AZÚCARES SIMPLES Y ULTRAPROCESADOS: panificados industriales, gaseosas o golosinas generan picos de glucosa.

5 ESCUCHAR AL CUERPO: comer despacio y detenerse cuando aparece la sensación de saciedad.

6 PLANIFICAR LA PRIMERA COMIDA: tener a mano opciones saludables para no caer en lo rápido y poco nutritivo.

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