La vida vale poco en el tramo local de la Ruta 36

Hace ya tiempo que esta columna señala que especialistas viales y no pocos automovilistas califican a la Ruta 36 –especialmente en el tramo que flanquea los distritos de La Plata y Berazategui- como la nueva “ruta trágica”, en recuerdo de aquel triste apelativo que tuvo la Ruta 2 a Mar del Plata hasta que se le construyó otra mano, para contar así con dos carriles separados, de ida y vuelta.

Hasta entonces, la altísima demanda de tránsito y la precariedad de la ruta 2 –de pocos metros de ancho, con sólo dos carriles sin separación, falta de banquinas, etc.- la habían convertido en un escenario plagado de siniestros viales.

Y ahora, por sus serias deficiencias estructurales, la Ruta 36 se ha convertido en una vía caminera llena de peligros para los conductores que la utilizan diariamente, sumándose en ella continuos y graves incidentes.

En este último fin de semana se registró un caso fatal en la Ruta 36, en la intersección con la calle 625, cuando un automóvil y un camión chocaron en circunstancias que ahora la Justicia determinará. Por esa colisión murió el conductor del primer vehículo, mientras que el que manejaba el camión sufrió heridas de consideración.

Sin separador de los carriles de ida y vuelta, elegida como una vía alternativa para ir o volver de las localidades de la Costa Atlántica, con un tránsito que por consiguiente tiende a ser muy veloz pero que incluye la dinámica lenta propia de las localidades que se encuentran a su vera, la Ruta 36 no economiza inseguridad para quienes la transitan.

Nuestra zona lleva numerosas víctimas fatales en choques ocurridos en la ya fatídica Ruta 36. En los últimos años se hicieron públicos los reclamos de vecinos de Olmos, Abasto, Colonia Urquiza, Los Porteños, El Pato, El Peligro y otras localidades por lo que implica circular por esa vía, en el tramo correspondiente a los distritos de La Plata y Berazategui.

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Debe también ponderarse el hecho de que la ruta atraviesa una de las zonas florícolas y frutihortícolas más activas de la Región, ubicada básicamente en Los Porteños y Colonia Urquiza, de modo que son también centenares los camiones y camionetas que se suman ahora, en forma cotidiana, a la ya sobrecargada Ruta 36, que concentra entonces vehículos de distinto porte y que circulan a velocidades muy diferentes unos de otros.

Si bien no corren épocas propicias para la ejecución de grandes obras públicas, existen soluciones provisorias –como una demarcación horizontal y vertical más visible, arreglo de banquinas, construcción de rotondas en los cruces más concurridos, una promocionada instalación de radares y la realización de más controles policiales- que pueden morigerar el estado de cosas. Ello, mientras se dota a la Ruta 36 de lo que le falta: dos carriles separados, divisores, rotondas y otras mejoras estructurales. Lo que importa es que deje de ser una ruleta rusa cotidiana para los muchos miles de personas que la transitan a diario.