Cómo impacta la prisión de Cristina en la estrategia electoral del Gobierno

La confirmación de la condena contra Cristina Kirchner y su inminente detención golpea, como era obvio, a un peronismo que ensaya movidas en defensa de su jefa que bordean la radicalización. Pero también tiene impacto en La Libertad Avanza que, de cara a las elecciones legislativas de octubre, y en particular mirando las provinciales de septiembre próximo en Buenos Aires, venía cocinando una estrategia de campaña con la expresidenta en la cancha. Puntualmente, como candidata a diputada por la Tercera Sección Electoral (Sur del Conurbano). Algo que ya no podrá ser.

La novedad de la prisión de Cristina, que se concretará el miércoles si no hay sorpresas, obliga a los libertarios a formularse si será posible, en cuanto a su efectividad, la antinomia “kirchnerismo/antikirchnerismo” como eje rector general de campaña.

Aquella figura de ganarle a Cristina para “ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo” no se podrá concretar simplemente porque la rival ideal para eso ya no estará en la oferta electoral.

¿Campaña sobre Cristina?

El encarcelamiento de la expresidenta, en los hechos, confirma judicialmente la corrupción en su gestión, el primero de otros expedientes que se vendrán y que la seguirán teniendo como implicada. Surge, pues, la duda: ¿usará eso el oficialismo libertario como insumo de campaña? ¿Le pegará en el piso a Cristina? ¿O se enfocará sobre todo en Axel Kicillof, el gobernador que pretende ser la propuesta superadora del espacio?

El peronismo parece no registrar aún que, les guste o no, Javier Milei encarna un cambio de época en la política vernácula. No logra articular un mensaje nuevo frente a esa realidad que le está pasado por delante.

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La teoría de la “proscripción política” de Cristina como respuesta al fallo cortesano y la prisión asoma como algo de efectividad segura sólo en el núcleo duro de adherentes, esa minoría intensa que la sigue y propaga la tesis del lawfare y de que ella no cometió delito alguno contra el Estado. De que no hay una prueba en su contra en el extenso expediente y que en realidad es todo una conspiración del grupo Clarín, de Mauricio Macri y algún otro demonio que anda por ahí.

¿Un relato de campaña que se agota?

Ese discurso, que el cristi-camporismo intentará imponer como relato de campaña a todo el peronismo, a priori no parece del todo efectivo para seducir voluntades por afuera de los leales casi religiosos, algo necesario sobre todo si en la Provincia se termina armando un frente antikirchnerista sólido entre LLA, el PRO y algún recorte del radicalismo.

Pero, en rigor, aún es pronto para certificar eso con total certeza. ¿Y si otros sectores también lo “compran”? Justamente por lo inédito de la cuestión (Cristina es el primer expresidente con condena firme por corrupción), el politólogo Fernando Nejamkis no descarta que el fallo de la Corte puede tener algún efecto revinculante para la jefa del PJ con una parte de la población que no se reconoce estrictamente cristinista pero alguna vez la vio con simpatía y que empieza a juntar cierto enojo o desilusión con Milei.

De ser así, habría que anotarle un logro a la expresidenta. Porque, como afirma el experto en campañas Guillermo Raffo, de amplia experiencia en Brasil, “lo de Cristina es por ahora una causa partidaria. Está lejos de ser una causa nacional. Pero lo van a intentar”.

El estado deliberativo en el PJ incluye el dilema de quién ocupará la cabeza de la lista a diputados de la Tercera que se había reservado Cristina para ella, consciente de que es el bastión del peronismo y donde acaso hubiera ganado. Se barajan nombres. Tal vez el mayor favor que le podría hacer el peronismo a La Libertad Avanza es postular en ese lugar a uno de los que suenan: Máximo Kirchner, quien además es el titular de la fuerza a nivel provincial. Un Kirchner por otro Kirchner, digamos. Eso podría facilitar la antinomia buscada por la Casa Rosada.

Una estrategia que se vuelve a fragmentar

Pero, como sea, es algo que no está en manos de los libertarios, que no tienen otra opción que sentarse a esperar las resoluciones del peronismo para decidir qué tipo de conversación plantearán al electorado en la campaña. Porque tal vez la efectividad discusiva de la buscada fractura kirchnerismo/antikirchnerismo no tendrá la misma potencia si se trata de pelear en la Tercera con Máximo que con la vicegobernadora Verónica Magario, otro nombre que se escucha.

Lo que sí ha cambiado para La Libertad Avanza sin Cristina como candidata, más allá de los nombres finales, es cierta lógica de acción en la campaña.

Cuando ella confirmó su presencia como postulante, el 2 de junio pasado en un programa de televisión, obligó a los estrategas violetas a comenzar a pensar una campaña con un foco preponderante en la Tercera Sección Electoral. Todos las luces, los esfuerzos económicos principales, la mayor cantidad de visitas de los popes del espacio, se iban a direccionar hacia allí.

Por eso la desesperación inicial por encontrar un nombre para ponerle enfrente a la exmandataria. Que fuera joven, que fuera disruptivo, que no fuera político tradicional, un influencer, un “troll” categorizado del Gobierno y demás etcéteras.

Lo que sucede ahora, admiten en fuentes libertarias, es que sin la dama en el tablero de juego probablemente se vuelva a la idea primaria de armar una campaña pensando en ochos elecciones diferentes, con sus propias sub-estrategias, porque son ocho las secciones electorales en las que se divide la Provincia. En eso empezará a trabajar el oficialismo nacional una vez que se definan los términos del acuerdo con el macrismo bonaerense.