El día que nació la mística Pincha y que borró la tinta del Calamar

Platense se encuentra en las puertas de conseguir el primer título profesional de su historia, ya que se enfrentará con Huracán en una final impensada del torneo Apertura 2025; aunque estuvo cerca hace dos años atrás, cuando se le escapó la chance al caer en la Copa de la Liga frente a Rosario Central.

Claro que cada vez que el club de Saavedra se acerca a una instancia final se viene al recuerdo aquel partido semifinal del Metropolitano 1967 que jugó contra Estudiantes, en la cancha de Boca. En el caso que Platense le hubiese ganado al equipo de Osvaldo Zubeldía, ¿el Pincha podría haber logrado todo lo que conquistó en su historia? Sin lugar a dudas un interrogante absolutamente distópico.

En concreto, Estudiantes y Platense jugaron esa semifinal del Metro, el 3 de agosto de 1967, una fecha que se sería la segunda piedra fundacional, ya que a un día de cumplir el 63 aniversario de su creación, nacería ese famoso fuego sagrado en el ADN: la mística pincharrata.

En dicho partido, en la Bombonera, se produjeron un sinfín de hechos particulares con el transcurso de los minutos que fueron variando el marcador tornado un cruce lleno de emociones hasta el pitazo final.

Cabe destacar que en ese año 1967, Valentín Suárez, un histórico dirigente de Banfield que se encontraba al frente de una AFA intervenida por el gobierno militar de turno, decidió reestructurar el fútbol argentino con la consigna de darle mayor participación a los clubes del interior del país por lo que se incluyó a los Campeonatos Nacionales sumados a los Metropolitanos.

En lo que respecta a Estudiantes, Osvaldo Zubeldía había subido al plantel de primera a varios integrantes de La Tercera que Mata, que le dio forma don Miguel Ubaldo Ignomiriello con jugadores surgido de las divisiones menores del club.

Gabriel “Bambi” Flores en la redacción del Diario EL DIA / César Santoro

A ese partido contra Platense, Estudiantes llegó tras completar el clásico platense contra Gimnasia, que se había suspendido 48 horas antes debido al mal estado del campo de juego del estadio de 57 y 1 como consecuencia de la lluvia.

El conjunto albirrojo se impuso 3 a 0 que le permitió clasificarse en la segunda colocación de su zona lo que le valía enfrentarse con Platense, que había terminado primero en el otro grupo.

En la noche del 3 de agosto, en la Bombonera tuvo lugar un convocante y apasionante duelo de estilos. Por un lado, Platense con un juego de toque y emparentado con el lirismo inculcado por Ángel Labruna; mientras que por otro lado de Estudiantes, el laboratorio no exento de inspiración labrado por Osvaldo Zubeldía.

El festejo de Carlos Salvador Bilardo al finalizar el partido, en la Bombonera

Estudiantes tenía que ganar si o sí, ya que Platense se clasificaba a la final con el simple hecho de empatar. Por tal motivo, el Pincha arrancó con todo y se puso en ventaja a los 7 minutos de juego con un cabezazo de Marcos Conigliaro.

Sobre los 24 minutos, Fernando Lavezzi (que junto a Néstor Togneri después pasarían a Estudiantes) le ganó en la marca a Pachamé para poner el 1 a 1. Llegaría otro gol de Platense a través de Carlos Bulla. En ese ínterin, el conjunto albirrojo se quedó con diez hombres como consecuencia de la lesión en la rodilla del capitán, Enry Barale. El defensor no pudo reingresar, ya que en ese momento no se permitían cambios de jugadores de campo solamente del arquero.

El panorama no pintaba alentador para Estudiantes que se fue al descanso abajo en el marcador. Ángel Labruna reunió a sus dirigidos en el centro del campo y los arengó diciendo con exceso de confianza: “Ahora livianito, mañana baños turcos, nos relajamos, y el sábado somos campeones”.

Enseguida, ni bien arrancó el complemento, otra vez Bulla apareció para poner el 3 a 1. Ni bien sacó del medio, Estudiantes perdió la pelota. Togneri habilitó a Lavezzi y mandó el centro para que Bulla marque el cuarto. Ahí es como que se detuvo el tiempo, ya que apareció Pachamé para salvar la caída de su valla sobre la línea.

En ese instante y en esa acción se puede decir que se definió la suerte de Estudiantes y toda la historia que vendría por delante, ya que el 4 a 1 hubiese sido lapidario para el equipo de Zubeldía.

Estudiantes renació de las cenizas y en un ráfaga de minutos pasó a ganar el partido. Palomita de la Bruja Verón, zurdazo de Bilardo y penal convertido por Madero para el 4 a 3. Esta última acción fue tras un centro de Pelusa Bedogni que descolgó el arquero Juan Carlos Hurt, el Narigón Bilardo lo torea y el guardavallas de Platense le pega una patadón en los tobillos que terminó con la pena máxima.

Estudiantes aguantó el resto del partido con uñas y dientes, Platense fue una y otra vez pero no pudo contra su propia impotencia y una defensa albirroja impecable.

Estudiantes pasó a la final, donde tres después le ganaría a Racing 3 a 0, en el Viejo Gasómetro de San Lorenzo, clasificándose campeón del Metropolitano y rompiendo la hegemonía de los “grandes” del fútbol argentino.

Gabriel “Bambi” Flores, que fue uno de los arqueros de Estudiantes en ese plantel, recreó en la redacción de diario EL DIA esa noche en particular del triunfo sobre el Calamar. “Teniendo en cuenta ese partido sería justo que ahora Platense se consagre campeón”, enfatizó.

La cobertura del Diario EL DIA del cruce con Platense

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