Robos, vandalismo y metales: a la caza de picaportes y rejas en la Región

Desde hace años, son frecuentes los casos de vandalización de las fachadas de algunas casas de la Región o el ataque a las líneas de servicios de energía como el agua o la electricidad. También se reiteran periódicamente las denuncias que recibe este diario por parte de los vecinos que sufrieron el robo de sus picaportes, de manijas o de rejas. Asimismo, sigue la mira de los delincuentes puesta en los gabinetes o los picos de los medidores de gas.

Ante estos casos, las familias de la Ciudad se ven obligadas a realizar costosas erogaciones de dinero para reponer los materiales robados. Inclusive, en los edificios, estos sucesos pueden ameritar un aumento eventual de las expensas para arreglar alguna rotura. Para el caso de los suministros públicos, las empresas se ven obligadas a hacer reparaciones que pueden dejar sin servicios vitales a barrios enteros.

Como se informó en las últimas semanas, hay instancias -en este tipo de ilícitos- en las que las personas se disponen a dar la vida. Son conocidos los casos en que algunos sujetos intentaron robar cables y terminaron con gran parte del cuerpo quemado, hospitalizados o muertos. Por su parte, también existen casos de personas que no temen a quedar grabados por cámaras en plena comisión de un delito como el hurto de picaportes o rejas. Asimismo, también existen grupos dedicados casi profesionalmente a este tipo de ataques, que no quedan registrados de ninguna forma.

Los casos más frecuentes

Tal como publicó EL DIA en la última edición, desde ABSA denunciaron un nuevo robo de cables. Como si fuera el colmo, ayer la firma volvió a difundir otro ataque: “En las últimas horas, se ha registrado un nuevo robo de materiales eléctricos que impiden el funcionamiento de la Planta Depuradora de Líquidos Cloacales de Ringuelet. Se trata del sexto episodio delictivo en los últimos 45 días”. “En esta oportunidad se detectaron daños tanto dentro como fuera del establecimiento, pudiendo constatarse el robo del medidor, de los cables de la bajada de energía y de otros cableados y componentes eléctricos de la instalación interna (fusibles, cable de alimentación general de la usina y cables de las bombas)”, reportaron.

En eldia.com pudo leerse que los vecinos de la zona de calle 16 y 502 denunciaron, en las últimas horas, la presencia de un grupo de al menos 10 personas que cargaban cables de teléfono subterráneos (ubicados en la central de 502 y 14), a dos camiones de gran tamaño, uno blanco y otro de color rojo y azul.

Hace seis días, conforme informó este medio, la Policía detuvo a un hombre acusado de sustraer tendido eléctrico, en el marco de unas tareas de investigación por los reiterados hechos delictivos en la zona de Bagliardi, Berisso. La aprehensión se produjo en la Avenida 66 entre los caminos 3 de abril y La Florida. Según detallaron voceros policiales, el implicado fue visto mientras salía de un cañaveral con una abultada cantidad de cables.

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Doce días atrás, dos policías resultaron heridos en medio de la detención de un adolescente de 15 años que fue visto cortando cables en un depósito municipal de Ensenada. Según detallaron fuentes que, por entonces, relevó este diario, a un oficial el precoz ladrón le tiró con una silla y al segundo, lo rasguñó. Asimismo indicaron que este último fue mordido por un perro en su pierna izquierda cuando el menor intentó escapar. Tras ser demorado, tomó intervención la UFI del Joven en turno.

En los edificios de Barrio Hipódromo y La Loma son comunes las quejas de los vecinos por las roturas de las rejas y los gabinetes de los medidores de gas que, en el peor de los casos, dejan sin el servicio a todo el consorcio.

En las últimas semanas, EL DIA recibió denuncias vecinales sobre robos de metales en distintos barrios de la Ciudad. Específicamente, los hurtos que padecieron algunos frentistas se trataron, en general, de picaportes y rejas dispuestas en las fachadas de las casas.

Solo por poner algunos ejemplos, en Barrio Jardín, un platense sufrió la vandalización del frente de su hogar al cual dejaron sin el picaporte para accionar la cerradura de ingreso a su casa. A unas cuadras de este domicilio, en 72 y 120, las casas lucen todas sin las manijas. “El trabajo que se toman estos tipos es delicado porque, de noche, atacan sigilosamente y se llevan los metales”, contó un vecino de la cuadra que prefirió no revelar el nombre.

Muchas veces, estos materiales robados no son de bronce, sino que se trata de meras aleaciones metálicas macizas. En esa línea, en diálogo con Alberto, un herrero de Melchor Romero, este diario averiguó a que se deben, en parte, estos ataques. “El kilo de ‘fierro’ está 100 pesos. Hablo del ‘fierro’ macizo, como ángulos o barillas para hacer una parrilla. Es el que se usa para hacer parrillas, por ejemplo”, confió el hombre que ejerce un oficio que le permite estar en tema.

Lo que se desprende de lo que citó el protagonista es que muchos de los sujetos que ya se dedican al robo de metales, luego buscan sitios donde puedan conseguir algo de dinero a cambio; es decir, rastrean galpones o despachos que acepten -sin mediar pregunta- estos metales por cierta suma de plata. Sin embargo, tal como confesó el herrero, los que están en el rubro “a veces se topan con problemas por la procedencia de los metales”.

En otro orden, según el barrio, el kilo de bronce cuesta $3.500, al igual que el medio kilo de cobre (el kilo oscila entre los $6.500 y $7.000). Sin embargo, estos precios varían según las localidades de la Región y los compradores.

Por su parte, la vandalización de los sitios citados no solamente se ejerce para obtener dinero. Si bien hay muchas personas que están atentas al descarte de las casas de la Región y eventualmente pueden encontrarse con algún metal desechado que les sirve para revender, hay quienes utilizan los metales reciclados para hacer arreglos hogareños o para fundirlos y rehacer algunas piezas. En ese sentido, así como existen los que están a la búsqueda de materiales macizos en la vía pública, hay quienes fuerzan puertas, cables y rejas para obtener estas piezas de forma ilícita.

Así las cosas, los dolores de cabeza que producen estos ataques en los platenses son muy tormentosos.

A hacer números

Por caso, tras sufrir un ataque, Maximiliano, un frentista que vive cerca de Villa Elvira, reportó que, tras el robo del picaporte de su casa, denunció el suceso con la Policía y luego reclamó al seguro del hogar para que le sea reintegrado el material vandalizado. “Me dijeron que la manija de la cerradura no está cubierta por hurtos debido a que no es parte de la casa. Me volví loco cuando me respondieron eso”, exclamó el vecino. De este modo, muchos platenses se ven ante la imposibilidad de asegurar esta parte de la puerta de sus casas que, en general, no recibe la cobertura y deben afrontar costosos gastos para reponerlas.

Solo para volver a colocar la manija de una cerradura se necesitan más de $3.000 y puede llegar a valer $12.000 según el tipo de picaporte y el material. Sin embargo, las que están hechas de plástico suelen ser más baratas y existen materiales resistentes, a pesar de no estar compuesto por metales.

Ahora bien, para el caso de una cerradura completa, los valores arrancan en $10.000 y llegan hasta los $37.000, de acuerdo a las necesidades de cada caso y los proveedores.

Las rejas para una ventana que da al exterior de una casa, hecha de hierro macizo, puede costar desde $43.000 hasta $64.000. En tanto que, una puerta-reja para colocar en un balcón o en la salida a un patio interno, con marco, cerradura y pasador, sale $184.000. Para el caso de las corredizas, el monto se eleva a $210.000. A su vez, las rejillas para tapar desagües en las veredas pueden conseguirse a partir de los $7.100 y el valor máximo se aproxima a los $21.000.

Otro objeto buscado por los delincuentes son la puerta tipo malla de los medidores de gas. Para el caso de un gabinete chico en un hogar particular, el precio de la misma puede ser de $34.000. Al unísono, la reja para proteger el motor del aire acondicionado pisa los $60.000.

Respecto a los picos inyectores de gas, los valores arrancan en $5.400 y pueden llegar a costar $8.400. A la vez, también son buscados los flexibles y uno bueno vale casi $30.000. Pero este no es el único elemento que se encuentra en los medidores de gas y que, ante un robo, el usuario debe hacerse responsable de reponerlo. Por caso, el pilar regulador oscila entre los $2.800 y $3.400, mientas que la válvula autoreguladora sobrepasa los $38.400. En tanto, el lote completo usado tiene un piso de $15.000.

Manijas de cerraduras, puertas tipo malla y partes de los medidores son el blanco de robos

La rejilla de una vereda puede costar $21.000. Los flexibles del gas, $30.000