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Según un estudio, el 32% de los jóvenes consumía al menos una lata al mes y el 22% mezclaba las bebidas con alcohol. Los detalles de una ingesta que puede traer problemas
Las marcas más importantes que comercializan en Argentina duplican la cantidad de cafeína de una taza de café o bebida cola, que es de 32 miligramos por cada 100 mililitros / Web
En las bibliotecas y cafeterías universitarias durante los períodos de exámenes, especialmente en verano, es común encontrar a estudiantes consumiendo bebidas energéticas. Estas bebidas, disponibles en varios tamaños y sabores, se han convertido en una opción popular para aquellos que buscan un impulso adicional en sus estudios o actividades físicas. A precios asequibles, prometen no solo mantener despiertos a los consumidores, sino también mejorar su rendimiento físico y su resistencia en las noches, especialmente si se mezclan con alcohol.
Las cuatro marcas más importantes que comercializan en Argentina duplican la cantidad de cafeína que una taza de café o bebida cola, que es de 32 miligramos por cada 100 mililitros. De hecho, el consumo excesivo o prolongado de estas bebidas puede tener efectos negativos para la salud, como deshidratación, complicaciones cardíacas, ansiedad, insomnio, aumento de peso y caries dental.
Una encuesta realizada a estudiantes universitarios en Buenos Aires reveló que el 32% consumía al menos una lata al mes y el 22% mezclaba las bebidas con alcohol. En tanto, otra encuesta realizada a estudiantes universitarios en Córdoba mostró que el 28% consumía al menos una lata al mes y el 18% lo hacía por motivos sociales o recreativos.
En un contexto donde las bebidas energéticas han ganado terreno en la rutina diaria de adultos, jóvenes y adolescentes, una reciente investigación publicada en la revista Nutrients y difundida por la Agencia de noticias de la UNQ, revela preocupantes efectos sobre la salud, especialmente en lo que respecta al corazón y el sistema nervioso.
La investigación destaca que estos populares productos, a menudo consumidos por sus promesas de proporcionar energía y concentración instantáneas, contienen ingredientes potencialmente dañinos. Las altas dosis de cafeína, azúcares añadidos y estimulantes legales como guaraná, taurina y L-carnitina, podrían pasar inadvertidos para muchos consumidores.
Uno de los descubrimientos más alarmantes del estudio es la conexión entre el consumo de bebidas energéticas y serios problemas cardíacos. Se han reportado casos de paro cardíaco ligados a la ingesta de estas bebidas, así como una relación directa con arritmias cardíacas, incluyendo la fibrilación ventricular. Estos efectos adversos se presentaron incluso en personas sin antecedentes médicos, resaltando la seriedad del problema.
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Los investigadores llevaron a cabo una revisión exhaustiva de bases de datos científicas, entre ellas PubMed, Google Scholar y EBSCO, analizando estudios e informes de casos desde enero de 2009 hasta abril de 2023. El objetivo era evidenciar los efectos sobre la salud humana, examinando casos que incluyeron modelos animales. De los 96 artículos científicos revisados, se reportaron efectos adversos en diversos sistemas del cuerpo humano, incluyendo problemas cardiovasculares, gastrointestinales, neurológicos, renales, ginecológicos, autoinmunes y cutáneos.
Mariángeles Espiño, especialista en Nutrición y Diabetes, y jefa del Servicio de Nutrición del sanatorio Trinidad Quilmes, comentó a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “Las advertencias sobre las bebidas energéticas son cruciales, especialmente para proteger a los grupos más vulnerables. No son adecuadas para todos, y en particular los menores de 12 años no deben consumirlas debido a evidentes efectos adversos como problemas de sueño, nerviosismo y taquicardia”.
Espiño también advierte sobre los riesgos para mujeres embarazadas, quienes buscan quedar embarazadas y madres lactantes. La cafeína y otros estimulantes pueden ser especialmente dañinos en estas etapas, aumentando el riesgo de complicaciones como parto prematuro o bajo peso al nacer. Además, las personas con condiciones de salud específicas, como trastornos cardíacos, hipertensión arterial, trastornos de ansiedad o insomnio, deben evitar estas bebidas.
Estas bebidas se diferencian de jugos y gaseosas al contener estimulantes y niveles potencialmente inseguros de cafeína y suplementos herbales. Conocidas como hipertónicas, se utilizan para reducir temporalmente la fatiga, mejorar la agudeza mental y aumentar la resistencia física, diferenciándose de las isotónicas, que son bebidas hidratantes.
El estudio subraya la necesidad de una mayor conciencia sobre los riesgos y contraindicaciones de las bebidas energéticas. Se hace un llamado a las autoridades reguladoras, la industria y los consumidores para que tomen en cuenta estos hallazgos y aboguen por un consumo responsable. La información y la educación son fundamentales en la toma de decisiones informadas, y en este caso, están en juego la salud y el bienestar de millones de personas.
En un informe clínico reciente, la American Academy of Pediatrics (AAP) ha arrojado luz sobre el mal uso de bebidas energéticas y deportivas entre niños y adolescentes, abordando los riesgos asociados con sus ingredientes y proporcionando orientación sobre cómo disminuir o eliminar su consumo. El informe, titulado “Las bebidas energéticas y deportivas para niños y adolescentes: ¿son adecuadas?”, fue publicado en la revista médica Pediatrics.
La Dra. Marcie Beth Schneider, miembro del Comité de Nutrición de la AAP y coautora del informe, advierte sobre la confusión existente respecto a las diferencias entre las bebidas deportivas y energéticas. La falta de conocimiento entre los adolescentes acerca de estos productos es evidente, según Schneider: “Algunos niños están consumiendo bebidas energéticas que contienen grandes cantidades de cafeína cuando lo que quieren es simplemente rehidratarse después del ejercicio. Esto significa que están ingiriendo grandes cantidades de cafeína y estimulantes que pueden ser peligrosos para ellos”.
La Dra. Holly J. Benjamin, miembro del comité ejecutivo del Consejo para la Medicina del Deporte y el Estado Físico de la AAP y coautora del informe, destaca la diferencia fundamental entre las bebidas deportivas y las energéticas. Mientras que las primeras están diseñadas para reemplazar el agua y los electrolitos perdidos durante el ejercicio, las segundas contienen sustancias estimulantes como cafeína, guaraná y taurina.
Benjamin señala que las bebidas deportivas, a menudo promocionadas como esenciales en el ámbito deportivo, pueden contener calorías adicionales que los niños no necesitan, contribuyendo así a la obesidad y a problemas dentales. Recomienda que los niños opten por agua durante y después del ejercicio y que consuman la cantidad recomendada de jugo y leche baja en calorías con las comidas.
En cuanto a las bebidas energéticas, los expertos consultados advierten sobre los peligros asociados con la cafeína, el estimulante más común presente en estos productos. La cafeína ha sido vinculada a efectos adversos en el desarrollo de los sistemas neurológicos y cardiovasculares en los niños. Por lo tanto, las bebidas energéticas no son consideradas apropiadas para su consumo por parte de niños ni adolescentes.
La Dra. Schneider concluye subrayando la dificultad de determinar la cantidad de cafeína en estos productos al leer las etiquetas. Algunas bebidas energéticas contienen más de 500 mg de cafeína, equivalente a 14 latas de soda, lo que destaca la importancia de que los padres y cuidadores estén informados sobre los riesgos asociados con estas bebidas.
En vista de estos hallazgos, la AAP hace un llamado a la conciencia pública y a la regulación adecuada para proteger la salud de los niños y adolescentes, instando a la restricción y educación sobre el consumo de bebidas energéticas y deportivas entre este grupo demográfico vulnerable.
En 2021, las bebidas energéticas tuvieron un crecimiento de ventas del 58% en el país, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Sobre ese punto se informó que los consumidores primarios de bebidas energéticas están en el rango de los 15 a los 35 años y son principalmente hombres.
Sin embargo, esta tendencia no está exenta de preocupaciones. Niños, adolescentes y jóvenes, grupos particularmente vulnerables, se ven cada vez más afectados por el consumo de estas bebidas. Un estudio de 2013 de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya alertaba sobre este problema, señalando que un 16% de los niños de entre 3 y 10 años consumían bebidas energéticas de manera habitual.
Por caso, la encuesta ESTUDES muestra cifras aún más alarmantes. Entre la población adolescente de 14 a 18 años, un 45% declaró haber consumido bebidas energéticas en el último mes. El consumo es más frecuente entre los chicos (51%) que entre las chicas (39%), y existe una relación directa entre las estrategias de marketing de las marcas y el incremento en el consumo.
Estos datos ponen de manifiesto un problema de salud pública. Las bebidas energéticas, con altos contenidos de cafeína y azúcar, ofrecen poco valor nutricional. Por ejemplo, una lata de 250 mililitros de la marca líder contiene 80 miligramos de cafeína. La EFSA recomienda que la ingesta de cafeína no supere los 3 miligramos por kilo de peso, lo que equivale a 150 miligramos para un adolescente de 50 kilos. Una lata de 500 mililitros ya supera esta cantidad recomendada.
Además, en lo que respecta a los azúcares, estas bebidas aportan entre 27,5 y 60 gramos por cada 250 a 500 mililitros, respectivamente. Esto es equivalente a 11-12 cucharaditas de azúcar, o unas 220-240 kilocalorías, por cada envase de 500 mililitros. Aunque las marcas han lanzado opciones con menos azúcar o edulcorantes, el problema persiste.
Pese a sus promesas energizantes, no se ha demostrado que el resto de sus componentes aporte beneficios significativos. Por el contrario, diversos estudios concluyen que el consumo de estas bebidas, especialmente en grandes cantidades o mezcladas con alcohol, tiene efectos negativos en la salud física y mental, incluyendo riesgos cardiovasculares, neurológicos, problemas psicológicos y alteraciones en el comportamiento y el sueño.
Los datos revelan que los estudiantes que consumen estas bebidas tienden a obtener peores calificaciones, repetir más cursos y faltar más a clase, en comparación con aquellos que no las consumen.
Otro aspecto preocupante es la combinación frecuente de bebidas energéticas con alcohol. Esta mezcla puede enmascarar los efectos del alcohol, como el sueño y el cansancio, aumentando el riesgo de intoxicación etílica.
A pesar de estos riesgos, el consumo de bebidas energéticas está ampliamente normalizado, y no existe una regulación específica que controle los ingredientes, sus concentraciones máximas o posibles combinaciones peligrosas. Además, se estima que el 70% de las personas desconoce la composición de estas bebidas y sus posibles efectos secundarios.
Frente a esta situación, crece la demanda de profesionales de la nutrición y figuras públicas, como el cocinero Jamie Oliver, por una regulación más estricta, que limite, por ejemplo, el contenido máximo de cafeína. También se reclama un mayor control sobre la publicidad dirigida a la población infantil y adolescente, e incluso la prohibición de su venta a menores de 16 años.
En algunos países, ya se están tomando medidas al respecto. En España, el Ministerio de Consumo anunció un conjunto de medidas en 2021, pero estas terminaron siendo solamente recomendaciones elaboradas en conjunto con la industria de las bebidas energéticas. Este decálogo advierte sobre los riesgos para la salud de estas bebidas, desaconseja su consumo por adolescentes, recuerda a los deportistas que no son útiles para la rehidratación y obliga a los fabricantes a incluir etiquetas que indiquen su alto contenido en cafeína y que no están recomendadas para niños ni mujeres embarazadas o en período de lactancia.
A precios asequibles, prometen no solo mantener despiertos a los consumidores
El consumo excesivo o prolongado puede tener efectos negativos para la salud
Se han reportado casos de paro cardíaco ligados a la ingesta de estas bebidas
Hay cierta relación directa con arritmias cardíacas y la fibrilación ventricular
Las marcas más importantes que comercializan en Argentina duplican la cantidad de cafeína de una taza de café o bebida cola, que es de 32 miligramos por cada 100 mililitros / Web
La cafeína ha sido vinculada a efectos adversos en el desarrollo de los sistemas neurológicos y cardiovasculares en los niños / Pexels
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