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Espectáculos |La cartelera local

Marilina Bertoldi: “Me molesta la comodidad, me aburre: la música es un juego”

La artista cierra el domingo el gratuito festival Finde en el Estadio Único. Llega con su último disco, “Mojigata”, sucesor de “Prender un fuego”, que le valió el Gardel de Oro e inició una revolución rockera disidente

Marilina Bertoldi: “Me molesta la comodidad, me aburre: la música es un juego”

Marilina Bertoldi, el domingo, gratis, en el Estadio Único

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

13 de Julio de 2022 | 02:11
Edición impresa

“Ya es un hecho rebelde que esté dando la cara acá. Rara vez tuve que decir cosas para generar polémica, simplemente con definirme, con mostrar la cara, fue suficiente”, dispara Marilina Bertoldi, antes de visitar La Plata, el domingo, para cerrar el Festival Finde. “Algo que habla más de la época que de otra cosa”, lanza.

Y, efectivamente, Bertoldi es un ícono queer, una estrella de rock que encabeza un movimiento que ha desestructurado al rock, corroído sus cimientos, pero la irreverencia está en escena, en la música, incluso, como señala, como señaló en los Premios Gardel, en la mera presencia de una lesbiana en ese púlpito. No hay declaraciones estridentes, escándalos, hoteles rotos: la revolución de Bertoldi pasa por otro lado.

De hecho, en diálogo con EL DIA, la propia artista se reconoce rockera, pero parte de una tradición rockera desestabilizadora, degenerada, que quedó relegada por las superficies: “El rock no pasaba por la fama, la fortuna: eso empezó a pasar una vez que se volvió el género de su época. Y fue por tantos años así, drogas, fiesta, rocanrol, y muchas atribuciones que no estaban permitidas para el resto, que creo que nos confundimos un poco. Pero no pasaba por ahí”, opina la artista de Sunchales.

Bertoldi señala cómo cada movimiento dentro del rock nació “con los bichos raros” y “después todo el mundo se prendió en esa. Yo soy ese tipo de artista de rock, esos son los verdaderos para mí, no como algo positivo ni negativo: siento que eso es el rock, que eso lo mantuvo vivo, esa actitud”.

“De hecho”, tira, “al rock le vienen diciendo que está muerto hace 30 años, porque creo que perdió esa característica que pensábamos que era la esencia del rock. Pero no iba por ahí, no iba por ser aclamado y que te perdonen todo. Yo siento que soy una estrella de rock más real, rupturista, irreverente, que viene a cuestionar cosas con su presencia. Siento que formo parte de la escena desde ese lugar, el lugar que yo sentí toda mi vida que era el de los artistas de rock”.

CAMBIOS

La voz al otro lado no es una voz que declama, gritona, sino, por contrario, la voz suave del que está seguro y tranquilo con su verdad. Con esa seguridad, hace cuatro años decidió “Prender un fuego” y ver qué pasaba. Ganó el Gardel de Oro por el disco y pareció ser el punto de llegada de algo. Pero, casi un lustro más tarde, Marilina responde con un rotundo “no” a la pregunta de si algo ha cambiado realmente en el ambiente del rock.

“Lo que ha pasado, para mí, es que se acercó mucha gente al rock que antes se sentía muy incómoda con los referentes, con la escena. Entonces, dentro del rock se abrió un nuevo espacio”, analiza. Y sigue: “Quizás hay cierto cuidado en decir ciertas cosas que se decían así nomás, sin costo, y ya no se pueden hacer ciertas cosas. Ahora, con la ley de cupo, miramos la grilla con un poco más de atención, nos damos cuenta que le podemos pedirles a los festivales que sean mejores… Trajo un poco más de conciencia. Pero no es fácil que las cosas cambien, aunque ya el hecho de que hoy sean raras cosas que antes no se cuestionaban es un avance”.

Pero “Prender un fuego” sí implicó, al menos, un cambio en su carrera: el disco y todo lo que aparejó la convirtió en un ícono, una orgullosa bandera de las disidencias que tomaba el centro del escenario sin que nadie pudiera evitarlo. Cuatro años más tarde, este año, Bertoldi lanzó su sucesora, “Mojigata”, pero afirma que en ese tiempo no sintió “presiones” por todo lo que rodeó al disco ganador del Gardel, porque “todo pasa siempre por el disfrute mío”.

En ese sentido, el del disfrute, es que “Mojigata” trae algunas novedades musicales en el sonido de Bertoldi. “Es por aburrimiento”, confiesa entre risas. “Me gusta hacer lo que me divierta. Me molesta la comodidad, me aburre: la música es un juego, que hago como adulta, como un trabajo, pero sigue siendo un juego, esa es la ley primera. Entonces, siempre investigo, intento romper cosas, no volver a hacer lo mismo. Y cada vez más: el proceso se me acelera más, me aburro más rápido de las cosas, siento la necesidad de cambiar como una forma de volver a enamorarme de lo que hago”.

“No soy de expresar con palabras, musicalmente es donde hago mis procesos”

Siguiendo ese deseo propio compuso cada disco, dice, “respondiendo a cómo me sentía”, y lo que se dio, reflexiona, es un “crecimiento orgánico”: en “Sexo con modelos” “se empezó a hablar de mi, se acercó gente a verme”; “Prender un fuego”, “fue relevante para la época, fue parte de una escena donde sucedía algo histórico”; ahora, “Mojigata” “me está llevando a lugares impensados, como pisar el Luna Park”, donde acaba de realizar un recital con un gran despliegue escénico “como siempre quise hacer”. Aquí, en La Plata, en el marco del Finde, Feria de Industrias Creativas que tendrá lugar sábado y domingo en el Estadio Único “Diego Armando Maradona”, gratis, también presentará “Mojigata”, aunque, avisa, será un show distinto al del Luna, porque “entendí, a partir de ese show, que tengo ganas en el vivo de transmitir el capricho de la fantasía que quiera vivir el momento. Entonces, es súper caprichoso lo que hago show a show”.

UN DISCO INTROSPECTIVO

Los nombres que aparecen en la discografía de Bertoldi ofrecen una especie de contraste, al menos aparente, del impulso rockero que traían “Sexo con modelos” y “Prender un fuego” a esta “Mojigata”, que alude a la vergüenza, a los tapujos. No es casual, dice.

“‘Prender un fuego’ hablaba de ese enojo, ese primer fuego que después encendía todo, por donde empieza el despelote, el tirar abajo todo porque ya estoy harta: prendí ese primer fuego sabiendo que iba a tomar después, empecé por el mío. Y tiene sentido que le siga ‘Mojigata’, es el revisionismo que sigue después: entendí que mi enojo no solo era hacia afuera, hacia esa sociedad, donde miraba ‘Prender un fuego’. ‘Mojigata’ es una revisión de qué me pasaba a mí, de las presiones y los condicionamientos que tuve, asumir también las culpas de cosas de las que no soy víctima, que me las hice a mí, o cosas que quizás me hizo la sociedad, pero donde yo respondí de cierta manera”, explica de un disco “más introspectivo”, acorde a los tiempos pandémicos. “Cada disco responde a una necesidad de expresar algo: no soy una persona de expresar con palabras, musicalmente es donde puedo hacer mis procesos personales”.

“El rock fue por tantos años drogas, fiesta, rocanrol, y muchas atribuciones, que nos confundimos. Pero no pasaba por ahí”

La potencia sobre escena de Bertoldi hace olvidar que todos, también ella, sublime, sucumbimos a las presiones sociales, a la culpa y la vergüenza. “Mojigata” recuerda ese rasgo compartido por toda la humanidad, mientras le habla a esa Marilina del pasado.

“Hay algo muy fuerte en las experiencias de vida de la comunidad queer, algo en las formas en que nos fuimos tomando las presiones que vivimos, sobre todo las generaciones de las cuales hablo, a las cuales puedo referirme: lo más doloroso de nuestras infancias y adolescencias, además de un montón de estigmas que tuvimos que vivir, es darse cuenta que vos te hiciste muchas cosas también, cuando logra la sociedad que vos te pongas del lado de la persona que humilla”, explica ella.

“Te sentís humillado, avergonzado con quien sos, te limitás a aparecer en lugares, a mostrarte como sos. Son métodos de supervivencia, sos muy chico, no tenés comunicación con nadie. El disco es una manera muy sanadora de poder hablar de esa época, de poder mencionarlo de esa manera, de decir ‘sí, tuve que hacer esto, y me perdono’. Ese intentar darle nombre es dejarlo atrás, soltarlo. Ya no soy más eso”.

 

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