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Soberbia labor de Guillermo con tres goles en el primer tiempo. ¿Enfrente? Bilardo, Verón, Caniggia... Y Márcico, ovacionado por “La 12”
Albornoz y Márcico felicitan al Melli Guillermo, La gran figura / Archivo
Walter Epíscopo
wepiscopo@eldia.com
La Bombonera lucía resplandeciente. Era un día de pleno sol el 5 de mayo de 1996. Mauricio Macri, titular Xeneize inauguraba su Bombonera “concheta”. Miles de banderitas flameaban. Los hinchas de Boca famosos de la farándula argenta se paseaban como si estuviesen en Hollywood.
Gimnasia era solo un invitado a la fiesta del “rico” con sus figuras y nombres rutilantes. Pero esa tarde, hinchas Bosteros y Triperos serían testigos de un partido inolvidable. Fue la derrota más abultada que los Xeneizes sufrieron ante su gente en su historia.
Los hinchas del Lobo con “La 22” al frente coparon su sector, detrás del arco donde Guillermo Barros Schelotto dejó por el piso a Navarro Montoya e infló la red tres veces; y la no menor obra maestra del Pepe Albornoz definiendo por arriba de la cabeza del Mono.
Los peligrosos y míticos viajes a la Boca llevando la bandera más grande que un equipo desplegara en esos tiempos o la bomba “Molotov” que forma parte de un cántico del Triperío, forman parte de lo que ocurría en la tribuna. Pero esa tarde el equipo de Griguol escribió otra historia, al darle una paliza al Boca del Narigón Bilardo en esa 8º fecha del Torneo Clausura.
El local presentó a: Navarro Montoya; Medero, Fabbri y el Colo Mac Allister; Nelson Vivas, Carrizo, Basualdo y el Kily González; la Brujita Verón; Manteca Martínez y el Pájaro Caniggia.
Los Mens Sana: Leo Noce; Sanguinetti, San Esteban y Pereyra; el Melli Gustavo, Larrosa, Yllana y el Yagui Fernández; Albornoz; Márcico y el Melli Guillermo.
Terrible paliza para irse al descanso: 4-0. En el complemento, el Beto Márcico de cara a “La 12” que lo ovacionó como si estuviera jugando con la “azul y oro” y de espaldas al banco donde estaba Bilardo que lo había rajado del club, le metió la quinta puñalada al Mono, de penal. Saccone (que entró en el complemento con el Flaco Morant y el Indio Ortíz) metió el sexto cuando quedaban poco más de diez minutos para terminar, y le anularon mal otro más al Negro.
Las banderitas regaladas por Macri caían de a miles desde todos los costados con odio, mientras un ramillete de jugadores vestidos de azul y blanco saltaban y festejaban en la cancha como los hinchas Triperos en la bandeja superior.
“La idea era tener mucho la pelota, jugarla siempre por abajo, abrirla a los costados y sorprender con los cambios de frente”, dijo Griguol a la hora de las declaraciones en un eufórico vestuario visitante.
“Nunca tuve un dolor tan grande como éste, ni como jugador ni como técnico y nunca sentía tanta vergüenza en el fútbol”, diría Carlos Bilardo, que con extrema bronca le sacó la camiseta al camerunés Tchami que había cambiado con Márcico y la quemó.
Hoy se cumplen 25 años de aquel partido inolvidable. De aquella goleada histórica. De aquel equipo que para muchos hinchas fue el mejor de la historia del Lobo. Que esa tarde tuvo un rendimiento perfecto y puso de rodillas a un equipo plagado de figuras, destrozando la táctica del técnico local. De un equipo que no necesitó una corona para ser reconocido y recordado. Con su fútbol, fue, es y será suficiente.
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