No traten de entenderlo, es simplemente Diego...

Dificilmente pueda volver a darse tamaña muestra de amor como la que la gente le dio ayer a Diego Maradona. No. No se confunda por favor, no se quede con esos imbéciles empujando vallas, entrando a Casa Rosada a la fuerza, causando destrozos o trepando rejas. Seguramente Diego se hubiese enojado mucho... Quédense con los que pasaron la noche en la calle, los que durante horas y horas respetaron una eterna fila que comenzaba en la 9 de Julio y seguía por Avenida de Mayo, luego la Plaza de Mayo por un costado, hasta llegar a la Casa Rosada.

Hubo respeto. Mujeres. Hombres. Chicos. Grandes. Todos juntos en un solo llanto. Las calles bajo un sol esterminador, eran ríos de camisetas de todos los colores. Desde Primera División hasta la última categoría de ascenso. Por que Diego es de todos. Un poquito de cada club. Aquí no hubo “grietas”. Hinchas de Gimnasia y Estudiantes juntos. De Boca y River. De Racing e Independiente... De Chicago... de Platense... de Morón. De Ituzaingó y Laferrere. Y en el medio una del Nápoli o de Perú. Obvio, miles de la Selección a la que le dio su vida.

Maradona es de todos y todas. Fue conmovedor ver salir a la gente quebrada en un llanto, como si despidieran al familiar más cercano. Eran las 9 de la mañana y recién iban tres horas de velatorio. Miles de ofrendas y cartas contra las rejas de la Casa Rosada. El peregrinar fue constante de la gente con banderas y carteles con la imagen del “Diez”.

Las pantallas gigantes en la Plaza de Mayo para que la gente que iba pasando no se perdiera detalle de lo que pasaba en otros sectores. Y el balcón. El mismo donde en el ´86 levantó la Copa. El mismo que lo vio salir exáctamente once meses atrás, cuando el 26 de diciembre del año pasado visitó al presidente Alberto Fernández.

Artistas callejeros realizando murales en el cemento hirviendo de la calle con tizas en un costado del Cabildo. Por momentos el silencio se adueñaba y quedaba un murmullo. De pronto uno empezaba a aplaudir y todos se prendían. O un vozarrón gastado empezaba a desandar la introducción del tema “Maradó” de Los Piojos (”Dicen que escapó de un sueño. En casi su mejor gambeta. Que ni los sueños respeta. Tan lleno va de coraje. Sin demasiado ropaje. Y sin ninguna careta. Dicen que escapó este mozo. Del sueño de los sin jeta. Que a los poderosos reta. Y ataca a los más villanos. Sin más armas en la mano. Que un diez en la camiseta...”) ó La Guardia Hereje y su “Para verte gambetear” (”...Con un par de lienzos crotos, esperando por el bondi de Fiorito a Paternal. Las pisadas, las rabonas, son los chiches que los viejos no te podían regalar. Y en la villa se juntaban los pendejos para verte gambetear...”). Casi como el Padre Nuestro, se repitieron una y mil veces estas letras.

Hubo música en el aire, la que cantó la gente a lo largo de las horas, las que cantaron en las tribunas siempre. El suelo se fue regando de sudor y lágrimas. Adentro, Diego los esperaba para el último adiós. Por una puerta lateral, llegaban figuras del deporte (Fillol, Francéscoli, Palermo, Mascherano, Tevez, Heinze), del espectáculo (Luciano Pereyra, Nito Artaza, El Polaco, Pablo Echarri), su gran amigo Guillermo Cóppola, periodistas amigos, los integrantes de la Selección del ´86.

LE PUEDE INTERESAR

Los Triperos despidieron al Diez en Plaza Moreno

LE PUEDE INTERESAR

“El operativo lo organizó la Nación”

Sobre el mediodía el presidente albiazul Gabriel Pellegrino ingresó con varios dirigentes. Pasadas las 13, el plantel de Gimnasia y colaboradores también dijeron presente. El “Gracias Diego” fue unánime en esta despedida al héroe que fue de verdad.

El pueblo pudo despedir a Diego y decirle cuánto lo ama. Pero gracias a Gimnasia, también en el último año pudo disfrutarlo en una cancha de fútbol, homenajearlo en vida. En cada cancha donde el Lobo jugó de visitante, Maradona tuvo su reconocimiento. Como un gran “rockstar” que estuvo de gira, los hinchas argentinos le demostraron su amor en Córdoba, en Mendoza, en Mar del Plata, en Rosario, también en Quilmes, Banfield, Avellaneda y Parque Patricios, y en su última salida de visitante en la Boca. En cada Estadio se lo homenajeó en vida y fue una fiesta. Y eso fue gracias a Gimnasia que lo fue a buscar y lo trajo de vuelta al fútbol argentino. Y Diego fue feliz.

Será un agradecimiento eterno. Gracias a esa decisión del Lobo de contratarlo, pudimos tener a Maradona otra vez entre nosotros, metido en el “fango” del fútbol argentino, alambrado de por medio, en una improvisada conferencia de prensa entre empujones y flashes.

Maradona es del mundo. No existirá jamás alguien más reconocido en cualquier rincón del planeta. Y tampoco alguien, que simplemente con un “cuero” número cinco, nos de tantas alegrías y nos demuestre que todo es posible. Que se puede llegar a lo más alto. Con Diego se fue parte de nuestra vida, de los recuerdos de infancia y adolescencia, por eso el dolor que atraviesa el pecho y arranca una lágrima. Con Diego, se nos fue un pedazo de vida, para siempre.