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Falleció a los 93 años “Goldie”, la hermana gemela de Mirtha Legrand

La ex actriz Silvia Legrand tuvo, junto a su hermana, una destacada carrera en el cine nacional. Se trata de la segunda pérdida que sufre la conductora en menos de un año ya que en agosto de 2019, también a los 93 años, murió su hermano José Martínez Suárez   

1 de Mayo de 2020 | 20:24

La ex actriz Silvia Legrand, hermana gemela de la conductora Mirtha Legrand, murió este viernes a los 93 años en su casa en Martínez, provincia de Buenos Aires. Así lo reveló al medio de prensa Teleshow, Marcela Tinayre, sobrina de Goldie aunque no brindó detalles sobre cuáles fueron las causas de su deceso. 

Desde su circulo íntimo contaron que "se fue a dormir la siesta y no volvió a despertarse" y que "se encontraba bien de salud y se descarta que tuviera coronavirus". Mirtha Legrand ya había atravesado un momento de profundo dolor el pasado 17 de agosto con la muerte de su hermano, José Martínez Suárez.  

Conocida en el ambiente artístico como Goldie, Silvia nació el 23 de febrero de 1927, en la localidad santafesina de Villa Cañás. Al igual que su vida, inició su carrera en el mundo de la actuación junto a su hermana Mirtha con una pequeña escena en la película "Hay que educar a Niní", que se estrenó el 17 de julio de 1940 y que fue protagonizada por Niní Marshall  

También participó de otros films como "Novios para las muchachas" y "Soñar no cuesta nada". A diferencia de su hermana, Goldie puso fin a su carrera en el ambiente del espectáculo en los años 70. 

Según han contado en diferentes ocasiones, al nacer, las hermanas María Aurelia Paula y Rosa María Juana eran prácticamente idénticas salvo por una leve diferencia de peso que llevó a que sus padres José Martínez y Rosa Suárez y al pequeño José Martínez Suárez a apodarlas "la Gordi" y la Chiqui". Con estos apodos crecieron hasta que, al llegar a Buenos Aires fueron rebautizadas como Silvia y Mirtha Legrand. 

Las hermanas Martínez comenzaron su carrera en la actuación cuando eran apenas unas niñas. Cuando tenían 7 años, la familia se mudó a Rosario para que las pequeñas pudieran recibir clases de teatro y baile. Cuando cumplieron diez años, tras el fallecimiento de su padre, la madre tomó la decisión de migrar a Buenos Aires juntos a sus tres hijos. Pese al cambio de ciudad, ambas continuaron con su rutina de estudios en el Conservatorio de Arte Escénico.

Ricardo Cerebello se convirtió en su representante y fue quien les dio el nombre artístico a ambas. Para Cerebello, Martínez "era un apellido común". Tras convencer a la madre del cambio, se dice que el hombre tomó una moneda y la lanzó al aire para determinar a quien le iba tocar llamarse Mirtha y a quién Silvia. El relato indica que los nombres eran los de las secretarias de Cerebello.

Tras varios años de éxito en el cine, en el año 1944, Silvia conoció a Eduardo Lopina, un subteniente del Ejército Argentino y decidió abandonar su carrera artística. A partir de su matrimonio cambió fama por anonimato. Tuvo dos hijas, diez nietos y diez bisnietos. En 1962 tuvo su regreso a la pantalla grande por pedido de su hermana. Filmó "Bajo un mismo rostro" y en 1972 actuó en la película "Juan Manuel de Rosas". Desde ese momento, nunca más volvió a pisar escenarios ni estudios de grabación. 

Sólo dos veces Mirtha logró que su hermana aceptara acudir a la mesa más famosa del país. Luego, siempre se negó, incluso cuando estaba pactado que se reunirían con José. “No iría a la mesa de Mirtha. Me lo propusieron, pero no, yo ya estoy retirada. Sería lindo un programa con los tres hermanos, pero yo no voy a ir. Una cosa es una fotografía cuando vas al cumpleaños de Mirtha y otra cosa es estar sentada en una mesa tres horas”, aclaró una de las escasas veces que dio una nota al aire. 

Ambas hermanas se profesaban un profundo cariño y pese a que se visitaban con frecuencia siempre se mantenían comunicadas vía telefónica. Una de las frases más conocidas de Mirtha, “lo que no es puede llegar a ser; como te ven te tratan, y, si te ven mal te maltratan”, fue creación de su hermana, lo mismo que la calificación de “Mesaza” con que la diva se refería a sus almuerzos. 

SU CARRERA ARTÍSTICA

Su trayectoria cinematográfica se había iniciado en los 40, década en la que participó en 11 de los 16 filmes que la contaron en su elenco, desde que irrumpió junto a Mirtha en “Hay que educar a Niní”, bajo las órdenes de Luis César Amadori.

En 1941 filmó cuatro películas: su primer protagónico junto a su melliza y también con Amadori tras la cámara en “Soñar no cuesta nada”; “La casa de los cuervos”, de Carlos Borcosque; “Novios para las muchachas”, de Antonio Momplet; y “El más infeliz del pueblo”, de Luis José Bayón Herrera, estelarizada por Luis Sandrini y también con María Eva Duarte en el reparto.

Un año después bajó un escalón en cuanto a producción pero tuvo tres protagónicos: dos con dirección de Amadori (“El tercer beso”, junto a Pedro López Lagar y “Claro de luna”, en yunta con Mirtha) y “Un nuevo amanecer”, de Borcosque, donde encabezó con Carlos Cores.

Hacia 1943 estuvo al frente del reparto en “Su hermana menor”, de Enrique Cahen Salaberry; en 1944 lideró en “El juego del amor y del azar”, de Leopoldo Torres Ríos; y “Siete mujeres”, de Benito Perojo.

Pero ese mismo años se casó con el coronel del ejército, Eduardo Lópina y a tono con los personajes de ficción que encarnó en la época, dejó por amor prácticamente la actividad cinematográfica y tuvo dos hijas: Gloria y Mónica.

Estuvo 15 años alejada de los sets, pero desde 1959 volvió con más papeles centrales en “Campo arado”, de Leo Fleider; y un año más tarde protagonizó “El bote, el río y la gente”, de Cahen Salaberry; e hizo dupla con Mario Soficci en “Los acusados”, de Antonio Cunill (hijo).

Aunque ya había incursionado en la TV con “Sol, mar y Silvia”, en 1962 se dio un poderoso regreso de la dupla de hermanas Legrand al cine en “Bajo un mismo rostro”, dirigido por Daniel Tinayre, esposo de Mirtha.

Otras presencias en la pantalla chica (en series como “Silvia muere mañana”, “Viendo a Biondi”, “Carola y Carolina” y “Su comedia favorita”) ayudaron a ir desvaneciendo su presencia artística tal como lo había decidido.

Por entonces, su hermana ya había iniciado los legendarios almuerzos televisados y Silvia solamente concurrió dos veces al programa que Mirtha inició el 3 de junio de 1968, aunque su presencia allí irrumpe de la mano del dicho propio repetido por la anfitriona: "Lo que no es, puede llegar a ser; como te ven, te tratan, y, si te ven mal, te maltratan".

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